El lenguaje prefabricado ha acaparado los estratos académicos y de la comunicación escrita y oral en varios ámbitos. Ya es común oír y leer expresiones con sustantivos yuxtapuestos: proyecto país, tema país, programa país, economía país… y así con muchas, como calco acrítico del inglés. Ah, y se pronuncian o escriben con cierto grado de petulancia intelectualoide.
Desde hace ya bastante tiempo, a la gente que trabaja en una institución se le caracteriza como cliente interno, y a la que llega a esa institución a solicitar un servicio, cliente externo.
En algunos parqueos hay espacios para clientes internos y para los externos que llegan en carro. Cliente por supuesto es aquella persona que teniendo la posibilidad de compra, paga por un servicio. Es una forma de segmentar el mercado, entre quienes pueden comprar y entre quienes no lo pueden hacer.
¿Si solicito un servicio soy externo con respecto a quién? ¿Quién tiene más poder de acción, quien está adentro (interno) parapetado en reglamentos y disposiciones o rodeado de secretarias, asistentes y recepcionistas, o el que se presenta a realizar un trámite cualquiera (externo) sin ningún tipo de padrinazgo? ¿Qué son los gavilanes que rondan ciertas instituciones públicas: clientes internos o externos? ¿Y los que administraron la trocha 1856, qué son?
Otra es llamar a la gente capital humano. ¿Capital para quién? Es una manera de decir que si una persona es productiva, forma parte de ese capital; si no es productiva, porque se enfermó o porque ya llegó a una edad avanzada o por cualquier otra circunstancia, deja de ser capital, para convertirse en qué.
Suele también llamarse a las personas el activo más valioso de la organización. Activo en términos contables es lo que se incluye en un registro, se le asigna un determinado precio de compra, así como un valor de depreciación y uso, y cuando alcanza el final de su vida útil se le da de baja. Si a una persona se le considera el mejor activo, se le estaría comparando, con un mínimo de ventaja, con una mesa, un microscopio, una computadora, o con cualquier otro aparato. Aunque se le llame el mejor activo, pasará por el mismo trámite de un artefacto. En materia de competitividad, que tanto gusta al lenguaje de las corporaciones, activo que no dé rendimientos, activo que se le da de baja, llámese este una máquina o una persona.
Fuerza de trabajo se les ha dicho a las personas que conforman un grupo laboral; si se le considera fuerza de trabajo, quiere decir que solo se está apreciando su posibilidad física de ejercer una determinada función. Al creer que un ser humano primordialmente es fuerza de trabajo, se le despoja de sus otras capacidades: similar al concepto de mano de obra, en donde lo que interesa de la persona es su habilidad manual para que produzca cosas.
Usuario, cliente externo o interno, mano de obra, fuerza de trabajo, mejor activo, capital humano, recurso humano… son términos que despojan a la persona de su identidad. Seguiremos siendo gente, personas; aunque los que plantean “metas país” o “proyectos país” con moderno tono de intelectualidad, crean lo contrario. Entre creer y pensar hay una inmensidad.