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Se monta una farsa electoral

La alianza de la oligarquía con el capital transnacional y sus sirvientes, la alta burocracia  que goza de altos salarios y prebendas, montan una farsa electoral para la próxima contienda, forman grupos dentro de los partidos políticos establecidos o fuera de ellos, para hacer creer al pueblo que hay diferentes alternativas para escoger, y así, ponerle una máscara bonita, engañosa, a su seudodemocracia.

La alianza de la oligarquía con el capital transnacional y sus sirvientes, la alta burocracia  que goza de altos salarios y prebendas, montan una farsa electoral para la próxima contienda, forman grupos dentro de los partidos políticos establecidos o fuera de ellos, para hacer creer al pueblo que hay diferentes alternativas para escoger, y así, ponerle una máscara bonita, engañosa, a su seudodemocracia.
Estos grupos son actores embaucadores, turecas, que engañan y hacen posible que el poder no salga de las manos de la alianza del capital transnacional con la oligarquía. En sus campañas se habla “de estar con los que menos tienen”, “del combate a la pobreza”, “de la protección a la niñez”, “de la igualdad de la mujer”, “de las oportunidades para todos”;  puras mentiras, porque pasan y pasan campañas, en todas dicen lo mismo y nunca han cumplido.
Los trabajadores manuales e intelectuales, los artesanos, las amas de casa, los jóvenes, los pequeños y medianos campesinos, industriales y comerciantes de nuestro país, con su trabajo han elevado grandemente la riqueza nacional; se refleja en que en 20-25 años, las exportaciones pasaron de $1.200 millones a $12.000 millones al año.
¿Dónde ha ido esa riqueza, ya que tenemos más de 1 millón de pobres, los salarios son cortos para los de abajo, los servicios públicos: en educación, salud, vivienda, cuidado del ambiente, seguridad comunal y otros, cada día se deterioran más. En una campaña electoral bajo un régimen verdaderamente democrático, con la participación real del pueblo, se deberían discutir estos problemas y sobre todo sus causas; los salarios cortos de los trabajadores manuales e intelectuales, y muy largos los de  la alta burocracia. A los primeros se les expropia parte de la riqueza producida por su trabajo y a los segundos se les premia por su servilismo, todo en beneficio del sistema; así, la acción del capital, a través de su sistema económico-financiero-mercantil, por la intermediación financiera, la especulación, el dumping, las “burbujas”, el engaño, el apalancamiento y los recursos virtuales de la “nube”, en esta forma les arrancan la riqueza producida a los pequeños y medianos campesinos, industriales, comerciantes y artesanos; también expropian y se apropian de las tierras, recursos naturales y cuantas riquezas hay en la tierra, además evaden el pago de impuestos.
En USA, el 0.1%  acapara el 40% de la riqueza; algo similar ocurre en Costa Rica.Este sistema, mediante mecanismos perversos, produce cada vez más desigualdad, pobreza, hambre y muerte. Es hora de reflexionar sobre estos problemas, crear consciencia, organizar y movilizarse para alcanzar el paradigma democrático de Abraham Lincoln: “el gobierno del pueblo, por el pueblo y  para el pueblo”.
Empecemos por rechazar la delegación del poder como cheque en blanco; participemos en la discusión de los problemas públicos, a todos los niveles y, en la implementación de las medidas para su solución; exijamos a las autoridades rendición de cuentas y desarrollemos la capacidad para revisarlas y evitar que sean cuentos. Este es el camino hacia la meta.

  • Oscar Morera Madrigal (Médico)
  • Opinión
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