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Este último número del Semanario UNIVERSIDAD del año 2012 es también el último que dirige Laura Martínez, quien ocupó la dirección de este importante medio de comunicación en los últimos años. Es una ocasión oportuna para hacer un reconocimiento a la gestión de Laura.
Tengo la honra de conocerla desde hace varias décadas debido a que fuimos parte de la misma generación en el movimiento estudiantil. Desde entonces, Laura se caracterizaba por su sentido crítico, su compromiso social y su sentido de dignidad que, afortunadamente, ha mantenido a lo largo de su vida. En un contexto en el cual estos valores son tan escasos y en el que prevalece no el debate de fondo sino la descalificación personal, los ataques falaces, serviles y sin fundamento, la integridad de Laura Martínez brilla con luz propia.
Desde que asumió la dirección del Semanario, hizo un enorme esfuerzo para fortalecer un proyecto de comunicación crítico que lleva más de cuatro décadas de existencia. Puedo decir, sin temor a equivocarme, que la gestión de Laura ha sido una de las mejores, tanto por el impacto, la cobertura, la circulación como por la capacidad de investigación y denuncia, a pesar de los relativos escasos recursos con que cuenta el medio. De hecho, con lo pequeño que es, tiene el mejor equipo de periodismo de investigación del país, lo que se constata semana a semana. Reunir y estimular este grupo (conjuntar y sostener masa crítica no es fácil), tiene que ver con el liderazgo, la capacidad y el profesionalismo de Laura Martínez.
Durante su gestión, el Semanario se atrevió a tocar poderosos intereses, entre los que cabe mencionar la denuncia del memorando Casas-Sánchez, el mapeo de los grupos de poder y la denuncia de casos de corrupción. A ello se agrega la cobertura de temas de impacto ambiental (Crucitas, piñeras, etc.) y de conflictos sociales que, en general, los medios comerciales no cubren. También impulsó estudios de opinión en conjunto con unidades académicas de nuestra Universidad. Por todas estas razones, creo que Laura merecía la oportunidad de continuar al frente del Semanario.
El manejo inadecuado en términos de argumentación y de procedimientos que ha hecho la actual administración con el cambio de dirección del Semanario Universidad, evidencia la urgente necesidad de aprobar el reglamento del sistema de medios de comunicación que tiene en estos momentos el Consejo Universitario y que ya fue consultado a la comunidad universitaria. De una vez por todas debe quedar consagrado normativamente que la dirección de los medios de comunicación no es un puesto de confianza de la administración de turno.
Los medios de comunicación de la UCR (Radio Universidad, Canal 15 y el Semanario UNIVERSIDAD), deben consolidarse como medios autónomos y no oficiales. Se les debe dar un fuero que les permita ejercer independencia con respecto al vaivén político nacional y frente a grupos poderosos que intentan silenciarle, pero también que les proteja de cambios de administración dentro de la UCR y de posibles intentos de cambios, antojadizos o arbitrarios, que podrían transformarles en instancias de relaciones públicas de una administración particular, obviando el alcance nacional que tienen estos medios en un país donde los medios comerciales imponen una agenda mediática conservadora y trivial.
La consolidación de esta autonomía para nuestros medios de comunicación debe consagrarse en el establecimiento de concursos abiertos para la escogencia de sus direcciones, que debería ser potestad del Consejo Universitario y por períodos de 6 años (más allá de los cuatro de una administración). Sin lugar a dudas, la consolidación de estos cambios reglamentarios serían un avance, evitando que se vuelvan a vivir situaciones desafortunadas como las que ha tenido que sufrir el Semanario en la actualidad.
Termino indicando que, afortunadamente, Laura seguirá vinculada a la Universidad como docente en la Escuela de Ciencias de la Comunicación Colectiva. En lo que respecta a su paso por el Semanario UNIVERSIDAD, Laura sale con la conciencia tranquila y con la frente en alto, pues desde esa función cumplió con los principios que orientan nuestro quehacer universitario. Laura puede estar tranquila porque, parafraseando a Silvio Rodríguez, lo que brilla con luz propia nada lo puede ocultar. Gracias Laura, por tu trabajo, tu dignidad e integridad.
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