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OET, referente imprescindible de la biología tropical

“En biología tropical hay un antes y un después de la OET”. Así resumió la directora en Costa Rica de la Organización de Estudios Tropicales (OET), Dra. Ileana Babbar Amighetti, 50 años de trayectoria de esta organización, creada para fomentar la investigación y la educación científicas en los trópicos.

“En biología tropical hay un antes y un después de la OET”. Así resumió la directora en Costa Rica de la Organización de Estudios Tropicales (OET), Dra. Ileana Babbar Amighetti, 50 años de trayectoria de esta organización, creada para fomentar la investigación y la educación científicas en los trópicos.
Con la participación de la Universidad de Costa Rica (UCR) como socia fundadora y de universidades estadounidenses, hace medio siglo se constituyó la OET, la cual hoy es valorada como un referente del que no se puede prescindir cuando se habla de temas biológicos y ambientales de los trópicos.
Este consorcio sin fines de lucro, integrado por 57 universidades de siete países, tiene sus sedes en Estados Unidos y en Costa Rica (se ubica en la Ciudad de la Investigación de la UCR); también cuenta con oficinas en Perú y en Suráfrica. En el país la integran, además de las universidades públicas, el Museo Nacional y el Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (Catie).
 
Por su aulas y laboratorios naturales han pasado más de 10 000 estudiantes universitarios de grado y posgrado, quienes se han formado en diversas áreas con especialistas del más alto nivel de todo el planeta. “Un curso de la OET involucra a varios científicos de todo el mundo. Hay diferentes tipos de cursos: permanentes y especializados, que se van innovando de acuerdo con temas de interés”, explicó el M.Sc. Óscar Madrigal, coordinador de Información.
 
Esta organización también apoya la realización de investigaciones sobre las ciencias naturales. Para ello cuenta con un sistema de becas y con tres estaciones biológicas: La Selva en Sarapiquí, Palo Verde en el Parque Nacional Palo Verde, Guanacaste, y Las Cruces en San Vito de Coto Brus.
En estos sitios, que funcionan como “laboratorios vivos”, un estudiante o investigador encuentra las condiciones idóneas para su estudio, desde información y recursos tecnológicos hasta los aspectos más elementales, como el techo y la alimentación.
“La OET nos facilita una plataforma adecuada para realizar investigaciones, con excelentes instalaciones, bases de datos de largo plazo, estación meteorológica, herbarios y la disponibilidad de estos datos”, expresó la M.Sc. Monika Springer, quien tiene más de 15 años de participar como profesora invitada y es la representante de la UCR ante dicha organización.
La formación de redes de científicos, conformadas por grupos interdisciplinarios e internacionales, es otro de los puntos destacados. El encuentro de profesores e investigadores de diferentes países y áreas permite la interrelación y el intercambio de información, señaló Springer.
El método de enseñanza que utiliza la OET es muy reconocido por su forma particular de cómo se aborda la dinámica en el campo. “Los cursos tienen una actividad muy intensa, que consiste en trabajo diario en el campo y charlas durante las noches. Es una forma de obligar a los estudiantes a no pensar más que en el curso”, detalló la Dra. Pia Paaby, directora de Educación.
Al principio los cursos solo se impartían en inglés, pero las cosas han cambiado y ahora muchos se ofrecen también en español. “Cada vez más vienen estudiantes de los países latinoamericanos”, expresó Paaby, quien comentó que las temáticas que se abordan son muy variadas: líquenes, helechos, hongos, hormigas, ríos neotropicales y muchas más.
La OET además, ha extendido su actividad educativa a otros públicos, como por ejemplo a estudiantes y profesores de primaria y secundaria y a las personas interesadas en conocer la biodiversidad del país. Para estas últimas existe el programa Biocursos, que consiste en giras guiadas a cargo de un especialista.
El reto futuro de la OET es lograr la sostenibilidad en todos los órdenes. “Primero, la sostenibilidad de nuestros ecosistemas ante los desafíos ambientales y, segundo, la económica”, aseguró su directora, quien espera que esta organización alcance otros 50 años.
 


50 años de historia

El 2 de febrero de 1963 se firmó el acuerdo de creación de la OET, formada inicialmente por un pequeño grupo de universidades de Estados Unidos y la UCR, siendo rector el Lic. Rodrigo Facio Brenes y decano el Lic. José Joaquín Trejos Fernández.

En un artículo acerca de la historia de la OET, el científico estadounidense Dr. Jay M. Savage detalla que en su fundación contribuyó en forma sobresaliente el entonces director del Departamento de Biología, Dr. Rafael Lucas Rodríguez. El académico se reunió en 1960 con Savage, John Mohr, de la Universidad del Sur de California (USC, por sus siglas en inglés), y John de Abatet, de la UCR.

En ese primer encuentro se exploraron las posibilidades de iniciar un programa conjunto de investigación y educación en el campo científico y el resultado inicial fue el desarrollo de un curso diseñado para fomentar las investigaciones de la USC en los trópicos, con el apoyo financiero de la Fundación Nacional de la Ciencia de Estados Unidos.

Se mencionan también como fundadores de la OET a otros destacados científicos, entre ellos Leslie Holdridge, del Centro Científico Tropical; Daniel Janzen, de la Universidad de Pennsilvania; Mildred Mathiast, de la Universidad de California en Los Ángeles; Gordon Orians, de la Universidad de Washington y Edward Wilson, de Harvard.

  • Patricia Blanco Picado 
  • Crisol
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