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10LA REPUBLICA. Lunes 18 de enero de 1988 COMENTARIO INTERNACIONAL La era de Reagan El fortalecimiento de la democracia en el mundo URANTE los dos periodos presidenciales consecutivos de Ronald Reagan que están paulatinamente acercándose a su fin la controvertida, pero sin duda fuerte personalidad del jefe de Estado norteamericano permite que pueda hablarse de una era de Reagan.
Tanto más si se tiene en cuenta que el ex gobernador de California ingresó en la Casa Blanca después de un largo periodo de profunda frustración.
No fue nada fácil reconstruir la imagen internacional de los Estados Unidos en tales condiciones. Reagan no siempre lo logró y tuvo fracasos, aunque el balance entre éstos y los éxitos arroja, sin duda, un saldo positivo para el presidente actual de los Estados Unidos. Este saldo positivo se refleja, entre otros aspectos, en el plano internacional a través de una evidente tendencia hacia la institucionalización o normalización institucional que pudo observarse en los últimos ocho años en muchas partes del así llamado Tercer Mundo. No puede negarse que los Estados Unidos ejercieron una influencia favorable a semejante tendencia normalizadora.
Los ejemplos de ese retorno a la normalidad institucional abunda, particularmente en América Latina, aunque no solo en ella. También está el caso llamativo de la evolución del panorama político interno de las Filipinas.
Después de largos años de gobiernos militares, la democracia fue restablecida en Argentina, Uruguay y Perú, seguida por Brasil.
En Venezuela, la democracia tropical funciona bien y gobiernos constitucionales dirigen el destino de Colombia y Ecuador. En América Central a pesar de desastrosas guerras de guerrilla marxista leninista elecciones fueron organizadas en El Salvador, Honduras y Guatemala, al lado de la pequeña pero estable democracia de Costa Rica.
Todo esto pasó durante la era de Reagan.
Debe señalarse, sin embargo, que tales evoluciones tienen que ser encaradas con un optimismo no más que cauto. El retorno a la normalidad institucional es un primer paso indispensable, pero no es necesariamente el equivalente del retorno al imperio de la democracia, lo cual requiere a menudo que se reSobre todas estas situaciones pareciera que flotase el espectral recuerdo de la República de Weimar, o sea de un régimen institucionalmemte bien estructurado, pero que Por Manfred Schonfeld desde su nacimiento mismo fue torpedeado corra un camino más largo y más arduo.
refiere a virtualmente todos los países que, sistemáticamente, hasta aniquilarlo, por los Veamos el caso llamativo de la evolu de un régimen de facto más o menos autorita dos extremismos que habían jurado destruirción del panorama político interno de las Filipi rio o de una dictadura totalitaria, pasan a la lo: el de las izquierdas comunistas y el de las nas que muestra claramente lo difícil y duro etapa de la normalización de sus institucio derechas nazifascistas.
que es andar por ese camino. lo propio se Las circunstancias por las que atravie.
nes.
san los países que, endeblemente y con el auspicio norteamericano en esta era de Reagan, han encontrado de nuevo el cauce ins.
titucional, no son naturalmente idénticas a las de la República de Weimar. Hay obvias diferencias históricas, geográficas, culturales, etcétera. Pero hay un común denominador y es el siguiente: la normalidad institucio.
nal no debe inducir al error de permitir la convivencia, en igualdad de condiciones, de partidos políticos democráticos con movimientos ideológicos confesamente antidemocráticos y totalitarios. Si no se toma esa precaución, el retorno a la vigencia de las instituciones acabará por no haber servido de nada.
Volviendo una vez más al ejemplo filipino, puede observarse un reflejo aterrador del recuerdo weimariano. Ultraderechistas y utraizquierdistas parecen estar rivalizando en cuanto a quién será el primero que logre destruir el actual gobierno.
Esto debe servir de lección a los Estados Unidos, ahora que está acercándose a su fin la era de Reagan. Futuros gobiernos norteamericanos tendrán que aprender que no basta con ayudar a los países a que vuelvan a la normalidad en materia constitucional.
También es necesario ayudarles en cuanto a que se fortalezcan contra las acechanzas de los extremistas de izquierda y de derecha que viven y florecen al amparo y bajo la protección de las instituciones. No puede permitirse que estas instituciones sean invocadas por las mismas fuerzas que ni siquiera ocultan su propósito de socavarlas y de destruirlas. Lo contrario equivaldría al suicidio de la democracia o al mantenimiento de regímenes que, con la máscara de la democracia, ocultan su esencia totalitaria o proclive al totalitarismo.
THE WR WASE MOUSI Una economía floreciente primer mérito de la Corea del Sur alcanzado el 38 por ciento desde el inicio de es sin duda el de haber sabido rápi1980 hasta 1986. damente aprovechar las lecciones Corea del Sur: Frente a esta situación, Washington haderivadas de la tormenta social y poce presiones sobre Seúl para que favorezca lítica que la ha agitado la primavera pasada.
una recuperación del valor del won. Los Pero las concesiones hechas el mes de julio nuevos dirigentes surcoreanos dificilmente de 1987 por el presidente Chun Doo Hwan a podrán evitar una ruptura de la política monela oposición han desembocado en nuevos taria realizada hasta la fecha y que favorecia conflictos, esta vez en la industria. Estas asumamente al país, tanto más por cuenta la gitaciones han podido ser controladas más pronto de lo que se preveia, y al parecer no Por Karl Orellano caída de los precios de las materias primas ha evitado a Seúl de sufrir el contragolpe de han afectado la actividad económica del la depreciación del won.
país.
En resumen, la joven economía surcoLo ocurrido, sin embargo, no será sin Con el 12 por ciento de crecimiento económico en 1987 (conreana se está transformando y los dirigentes consecuencias para el nuevo gobierno, por tra el diez por ciento previsto) y el por ciento previsto para 1988 de Seúl no podrán no tenerlo en cuenta. Así que si los surcoreanos trabajan actualmente el dominio de los grandes grupos determina 56 horas por semana, ellos han decidido lu la nueva democracia surcoreana nacida de la reciente elección la mejor preparación de la mano de obra en la char desde ahora en adelante a fin de obte presidencial puede ser muy optimista. Unicamente deberá modeindustria. Esta ocupaba el 49 por ciento de ner una disminución de las horas de trabajo.
mano de obra en 1980, y la llevaba al 56 por Por otra parte el sucesor Roh Tae Woo rar su impetu exportador para evitar un empeoramiento de sus re ciento en 1985, previéndose que se llegará designado por el anterior presidente había in laciones con su gran socio y protector: los Estados Unidos.
al 63 por ciento en 1990.
cluido en su programa electoral la semana de Las condiciones para crear una empretrabajo de cuarenta horas para el año dos sa en la Corea del Sur se han simplificado, y mil, dejando así un suficiente largo periodo tran un superávit más que duplicado para de adaptación a las empresas nacionales.
la República Federal Alemana y de Italia. El los dirigentes de grandes compañías interna.
1987. Son estimaciones que conciernen par crecimiento económico explica también el cionales tienden siempre más a participar en Otro elemento que podría ser motivo de ticularmente a los Estados Unidos, con los salto verificado en 1987 de las exportacio la actividad económica del país.
preocupación para las autoridades de Seúl cuales el desequilibrio previsto debería alcan nes surcoreanas de automóviles y de pro En Seúl, aunque el nivel de vida mejoró es el boom creciente de las exportaciones zar 500 millones de dólares en 1987 contra ductos electrónicos, considerablemente durante los últimos años, surcoreanas. Después de un superávit de la 400 millones en 1986.
Estos buenos resultados se debieron en llegando el producto bruto interno a 864 dópalanza comercial que ha alcanzado 100 El crecimiento económico permitió a la nillones de dólares en 1985 y 100 millones Corea del Sur de tornarse el tercer exportaparte también a una política de lenta rebaja lares por cápita, los surcoreanos parecen dedel valor de la moneda nacional, el won. cididos a no detenerse en este que es el de dólares en 1986, las estimaciones mues dor mundial de productos textiles (detrás de con respecto al dólar. Esta depreciación ha buen camino.
Excepcional Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
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