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6 Revista Dominical. LA REPUBLICA. Domingo 28 de agosto de 1988 Bhiloleers 0000 Biblioteca Nacional CIRCULACION PRESTAMO 190 Jest.
Fosta Rica Por Arturo Uslar Pietri idea de reconstruir para la televisión grandes momentos de la historia no es nueva. Se han hecho buenos programas biográficos sobre grandes figuras del pasado, particularmente quiero recordar un magnífico Leonardo de la Italiana, se han logrado reconstrucciones de épocas más o menos fantasiosas y, en la búsqueda de mayor verismo, se hizo un costoso programa que se llamaba, más o menos. si usted hubiera estado allí.
Esto de ahora es distinto y tiene implicaciones dignas de ser tomadas en consideración.
Reconstruir, con una fidelidad y autenticidad que siempre han de ser muy relativas, épocas del La televisión de los Estados Unidos prepara para el año pasado intelectual una visión próximo un gran programa, costoso y espectacular, que aproximada y superficial del pasado. falta de pan buenas pretende alcanzar un alto valor educativo y cultural. Se son tortas, dice el viejo refrán llamará, en inglés, Timeline. prácticamente intraducible, español. sólo que a veces las tortas resultan muy indigestas.
y se propone mostrar en vivo y directo, como noticia de Lo que se propone última hora, algunos grandes acontecimientos de la atrevidamente Timeline. según Historia Universal, particularmente de la edad media. Se la información que da un gran diario de los Estados Unidos, es dispone para ello de enormes recursos financieros y convertir en actualidad, tratada técnicos, se emplearán centenares de actores y millares de como actualidad, grandes extras y se presentarán las escenas en los propios sitios en hechos históricos, y para ello no sólo recurre a una que ocurrieron.
reconstrucción realista, lo que ya se había hecho muchas veces, sino a colocarlo abruptamente en el ámbito de la información más inmediata.
Aquellos personajes de la edad media van a encontrarse aberrantemente, en medio del asedio de los agentes y las técnicas del periodismo televisado más agresivo.
Intrépidos cazadores de noticias van a irrumpir de pronto, con sus micrófonos y sus cámaras, para pedir al gran personaje la declaración de última hora en el instante mismo del suceso.
No dudo de que esto pueda resultar atractivo para el público de TV, acostumbrado a la audacia de los reportajes noticiosos y a recibir la más directa y simultánea información sobre lo que apenas acaba de ocurriro está ocurriendo, pero, desde otros puntos de vista, este anacronismo no resulta tan inocente y va a tener, para millones de personas el más indeseable efecto distorsionador del sentido de la historia y del tiempo.
Una de las primeras secuencias describe la escena en la que, en 1247, el papa Inocencio IV aguarda en Lyon, en una iglesia románica llena de fieles, el inminente regreso de su emisario, partido dos años antes de visitar el gran Kan de los Mongoles. Un reportero de televisión alcanza el mensajero antes de llegar a la ciudad para tratar de obtener la primera noticia del resultado de su larga misión. El público televidente presenciará una escena muy familiar en los noticieros. El reportero afortunado que logra obtener la noticia primera y exclusiva sobre un gran acontecimiento.
El resultado debe ser irremediablemente grotesco.
Mientras más esfuerzo pongan en dar autenticidad a la escena, más caricatural resultará. Aquel incongruente periodista de Ty.
del Siglo XIII, micrófono en mano, haciendo una intensa y hábil entrevista al mensajero que regresa de un increíble viaje con una información que podía transformar la historia del mundo conocido.
La perversión del sentido histórico en el espectadores inevitable y profunda. La historia no es el mero recuento de los sucesos que ocurrieron en el pasado. Esos sucesos serían puro decorado y trajes si no estuvieran explicados y comprendidos dentro de una época de la cultura predominante. Cuando había que aguardar dos años para conocer el resultado de un viaje a la Mongolia esto correspondía estrechamente con una concepción muy específica del espacio y del tiempo. Más importante que conocer lo externo de los sucesos es lograr percibir lo que podríamos llamar su temporalidad histórica. Como veían el mundo y su situación los hombres de una época antigua.
Que era la Mongolia y que era un año para los contemporáneos de Inocencio IV. Hay una situación temporal y real que explica y hace comprensible la historia.
Sin ella es una sucesión de incidentes sin posible sentido ni comprensión.
El hecho de convertir en entrevistados para la TV a los grandes personajes de la edad media tiene que agredir brutalmente esa noción en el espectador de hoy. Es casi convertir la historia en un baile de disfraces y borrar toda noción fundamental de la temporalidad en el espectador. Una Bárbara Walters del Siglo XV interrogando a Isabel la Católica no es solamente un arbitrario anacronismo de mal gusto, sino lo que es mucho peor, la destrucción misma del sentido real y profundo de la historia.
Estamos en la víspera del Siglo XXI no sólo porque han transcurrido los siglos, sino porque en ellos se han transformado inmensamente la mentalidad, la situación realy las concepciones del mundo.
Vivimos en el mundo en el que vivimos porque todas las cosas del pasado han cambiado y, principalmente, las comunicaciones. Hoy sabemos instantáneamente todo lo que ocurre en el planeta. Hace un siglo no era así y hace siete siglos mucho menos. En gran parte la historia de la humanidad es la historia de las comunicaciones. No puede alterarse caprichosamente un elemento tan fundamental de la situación del hombre sin hacerle perder su sentido a la historia.
Tal vez sea posible estimar en millones de dólares el beneficio que los realizadores atrevidos van a obtener de este programa, que será visto por centenares de millones de hombres, lo que no es posible estimar es el daño que a su capacidad de percibir el tiempo histórico se le habrá hecho irremediablemente. Una caricatura del tiempo Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y juventud, Costa Rica.
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