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2 DOMINGO. LA REPUBLICA. Domingo 20 de noviembre de 1988 Por Boris Ramírez, desde Tokio, Japón, especial para DOMINGO Infiltración extranjera en Japón La invasión de un gigante es buena muestra Gentes de todo el mundo se abren campo aquí Una tica metida en el mundo de la mafia.
に! カウンター UANDO lo vi venir por una acera en Ginza, barrio aristocrático de esta capital sentí una extraña impresión. De dónde había salido un gigante de tan voluminoso tamaño en este país en el que la mayoría de las personas son de corta estatura?
Alto y grueso, casi como una montaña, con ojos allá arriba que nos miraban como si fueramos personajes de otra historia. Sólo que éste enorme personaje, en lugar de asustar más bien despertaba la sonrisa cariñosa de las personas que pasaban a su lado.
Más tarde supe que se trataba de Salevaa Atisanoe, un hawaiano que pesa nada menos que 242 kilos y que se ha convertido en la máxima estrella del sumo, esa especie de lucha libre tan popular en esta nación.
Luego lo ví en la televisión, casi desnudo, con una especie de taparrabo que sólo le cubría por delante, agarrado de otro mole como él, tratando ambos de no salirse de unas rayas en el suelo que forman lo que llamaríamos los legos un ring imaginario.
Pregunté la razón por la que un extranjero se había abierto campo en una actividad tan propia del pueblo japonés y se me dijo que no era ya una sorpresa, porque eran muchos los extranjeros que estaban destacando en diferentes actividades gracias a que la política moderna enseña a que, hay que aprender del que llega si este hace las cosas bien.
Esa enorme masa de carne, con pelotas llantas por todos lados, era ya un oseki. segundo en el escalafón del sumo.
Lo mismo sucedía en otros deportes como el beisbol, en el que hay un norteamericano aquí, que es una estrella: Bob Horner. Un jovial jugador de tercera base que fue figura con los Bravos de Atlanta y aquí es un jonronero. poco a poco, fue siendo testigo de que las explicaciones eran ciertas, porque me encontré con colegas suramericanos trabajando en periodismo, con analistas económicos, con profesores universitarios, con engenieros, y hasta camareras, así como un chofer de taxi alemán.
Este cambio no ha sido fácil, el Japón es tradicionalmente muy temeroso del contacto, aún hoy existen dos grandes obstáculos, uno es al prevaleciente actitud hacia la mano de obra foránea y otro la política de inmigración que impide en principio, que los extranjeros realicen trabajos que los japoneses pueden hacer.
Pero ellos son calculadores y han llegado a hacer válido un refrán nuevo Se quedan con nosotros mientras sean útiles pero algún día volverán al lugar de procedencia.
Es una especie de lucha en la que el que llega trae algo nuevo y el de casa quiere aprenderlo.
El extranjero comienza desde abajo, sujeto a las mismas condiciones que los trabajadores locales, no hay privilegios, el sistema rígidamente controlado también lo envuelve.
El caso del gigante peleador de sumo de que hablé al principio es un gran ejemplo, su mentor fue Takamiyama, un hawaiano cuyo nombre real es Jesse Kuhaulua que triunfó en sumo aquí, pero no llegó tan lejos como su protegido.
Konishiki (así se le llama aquí) llega tan lejos porque posee tanto dentro del escenario como fuera de él, la adecuada dosis de cualidades y determinación.
Hay aquí filipinos, chinos, coreanos, vietnamitas, americanos, y aunque suene extraño, también costarricenses, sólo que en este caso son pocos y algunos con historias un poco delicadas.
Ana Lucía Nassar, que es en la Embajada de Costa Rica una especie de comodín que tiene que hacerlo todo, ya se lo había comentado a nuestro compañero Luis Cartín aquí mismo, cuando él disfrutaba de una beca. Ella contó cómo hay mujeres ticas que son engañadas y aparecen aquí trabajando en lugares peligrosos y sobre todo en burdeles y lugares que son manejados por organizaciones mafiosas.
Ella narró cómo en una oportunidad, recibieron en la embajada una llamada de una mujer costarricense, que les dijo que no sabía ni en qué pais estaba y que la habían tenido encerrada en una casa de citas durante muchos meses y que había logrado huir hasta encontrar un teléfono y estaba haciendo la llamada para que se la ayudara.
El personal de la sede diplomática buscó la ayuda de la policía y efectivamente encontraron a la pobre mujer que fue entonces cuando supo que estaba en este país.
Hay muchas historias en este sentido, inclusive se habla de una matrona, cuyo apodo es Cara Cortada que se dice es tica, la que maneja todo un mercado de mujeres latinoamericanas, sobre todo chilenas, colombianas y costarricenses que son las más gustadas por los hombres que visitan los centros nocturnos.
De modo que, en una nación en la moneda rápidamente se revalúa frente a otras, y en la que son millones de personas, nacionales y miles de extranjeros los que se y mueven, hay mucho que ver y analizar.
que la Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
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