Debido a los elevados costos del mantenimiento de las imágenes, se ha restringido su acceso solo para las personas registradas en PrensaCR.
En caso de poseer una cuenta, hacer clic en “Iniciar sesión”, de lo contrario puede crear una en “Registrarse”.
Jueves de Agosto de 1995 LA REPUBLICA 21A Opinión Ineficiencia pública y privada BIBLIOTECA HACICHAL witter Its sur ADOLFO CHACON li.
CHISPORROTEOS ALBERTO CANAS Conclui ayer diciendo que cierta prensa se limita a escudriñar los orígenes de una candidatura (codo o dedo. sin entrar en otras consideraciones de mayor monta: los méritos respectivos de los aspirantes Una prensa responsable y creíble iría al fondo de cada caso, investigando (o averiguando, que para el caso tanto da investigativos como averigüistas. quienes son los que aspiran a cada curul, sus antecedentes políticos, intelectuales, profesionales y morales, ilustrando así al pueblo sobre cada caso, y de paso a los asambleístas que deben tomar una decisión sobre el particular.
Vivimos en una época culpigena y culpabilizante. Todo el mundo anda metido en una cacería de brujas sangrienta para ver a quien echarle la culpa de los males del presente. Blanco predilecto de estas nuevas inquisiciones ha sido casi continuamente la burocracia del gobierno esta tal. Todos aquellos que, desde las trincheras de intereses privados oscuros, se niegan a reconocer que también han contribui.
do con rocas y no con simples granos de arena a crear la situación en que vivimos se desembarazan de su propia responsabilidad, descargando sus pecados en los funcionarios y empleados del gobierno.
Nadie habla, sin embargo, de la ineficiencia de la empresa privada y, específicamente, de sus cuadros burocráticos. Como ahi todo se disfraza con la magia de la Bussiness Administration y los Business Administrators. se olvida que infinidad de negocios en manos privadas casi no pueden competir con éxito en el marco de una economía global, entre otras cosas porque también se hallan atrapados en los vicios de una burocracia mal entendida. Por eso es que vemos que la famosa apertura cede ante las presiones y los miedos de los grupos de presión privados que piden protección del Estado y de sus organismos burocráticos.
Un ejemplo podría servirnos para anclar en los hechos nuestras maciones. Hace poco, alguien de mi familia tuvo que someterse a una operación en una conocida clínica privada capitalina. Todo fue muy bien mientras el asunto se mantuvo al nivel del médico: como se trataba de un verdadero sabio de la disciplina, nunca hubo dudas ni papeleos y todo transcurrió en el marco de la efi.
ciencia que se espera de cualquier servicio público estatal o público privado. Ah! Pero apenas terminó la intervención quirúrgica, que duró el tiempo preciso en un ambiente TNEFICIE de amabilidad y ciencia, el paciente y sus familiares entraron en el laberinto burocrático de las ventanillas de la administración. ahí todo, absolutamente todo, fue lentitud, desgano, malacrianza y pretextos.
Se trata de un caso al que podríamos agregar miles. Pero la verdad es que cualquier persona consciente que vaya de compras a algunos de los negocios grandes o pequeños de San José o tenga que echar mano de un servicio privado para resolver algún problema personal de inmediato se enfrenta con una pesada maquinaria burocrática, tan lenta, rechinante y desgastada como la del Estado. Igual que en muchas ventanillas de ministerios o instituciones públicas, se halla ante malas caras, empleados que no lo atienden porque se van a tomar café o que no resuelve nada si no lo consultan con su jefe, agresiones disfrazadas a veces de sonrisas de quien ante una interpelación, simplemente responde con una indiferencia o irresponsabilidad apoyada generalmente por sus jefes o patronos. En otras palabras, se enfrenta a la irresponsabilidad, la ineficiencia y la corrupción.
En casi toda sociedad con un cierto grado de complejidad, la burocracia resulta indispensable para el gobierno y la gober nabilidad de los negocios. Pero como todo instrumento puede ser bien o mal utilizada, según los objetivos que tengamos en mente y el verdadero deseo de hacer bien las cosas. Todo lo La República Jorge må demás, se reduce a un entrabamiento inútil que invade todo y nos impide realmente competir. En nuestro país el fenómeno de la burocratización y su correlato la ineficiencia, se ha incubado a través de estos años en todos los rincones de la sociedad. Es parte de un proceso corporativista que nos ha dejado en jaque y que nos ha puesto en peligro ante la ineludible necesidad de competir dentro de un mundo que exige apertura, imaginación, falta de rigidez, trabajo y, sobre todo, responsabilidad y conocimientos.
BUROCRACIA Pero no. Se limita y las Asambleas de los dos partidos mayoritarios lo atestiguan a ponerse de parte del per dedor en cada votación, a poner en práctica la subcultura del pobrecito sin aquilatar los méritos respectivos del que ganó y del que perdió. Llegan incluso a carbonear al perdidoso. a publicar destacadamente su fotografia, sin ponerse nunca a dilucidar si el perdidoso, o el ganancioso, o ambos, serán estadistas en potencia o mera gradería de sol o pura y simplemente elementos indeseables. Lo único que parece preocuparles es quién lo apoyó.
Me llama la atención en lo que a la Asamblea de mi partido se refiere el que esa prensa se haya limitado a estimar que hubo luchas entre la imposición del candidato y la pobrecita victima a quien el candidato atropelló pasando línea. sin darse cuenta de algo mayor y de más trascendencia na.
cional.
Sobre huelgas, maestros y sindicatos JAIME GDO. DELGADO ROJAS Me refiero al hecho de que al menos en cuatro casos, la pugna no fue entre individuos sino entre cantones: Goicoechea y Tibás en San José; Orotina y Palmares en Alajuela; Esparza y Corredores en Puntarenas, y Nicoya y Hojancha en Guanacaste (aunque esta última lucha se solucionó de previo mediante un arreglo de caballeros. que los cuatro ejemplos se resolvieron en favor del cantón más poblado, a pesar de que se dice que en Puntarenas y Guanacasy te el perdidoso contaba con el respaldo de José María Figueres.
La década de los ochentas es sorprendente. En ella los entusiastas neoliberales eclipsaron el Estado, restringieron la democracia y nos pusieron a vivir al borde de la dictadura. Ampliaron la pobreza y redujeron la paz social. Su gran resultado fue el debilitamiento excesivo de la sociedad civil, en su capacidad de lucha.
Los sindicatos, la fuerza otrora más combativa, quedaron en la retaguardia; sus dirigentes perdieron legitimidad y su base fue desplazada hacia otras formas de organización menos combativas y más controlables desde el Estado y la esfera patronal. la fecha solo han quedado restos dispersos y confusos de sindicalistas, muy sectarizados y balcanizados. Como producto, se ha debilitado la masa, como fuerza democrática: ya no hay manifestación importante de lucha contra el alto costo de la vida o de defensa de la soberanía, la paz y la justicia social. En el auge del neoliberalismo perdimos todos.
Esta última huelga de educadores y empleados públicos es su adecuado ejemplo. No sumaron, ni reivindicaron justicia social: lo que pudo haber sido la gran lucha unitaria para adversar el contenido de la vieja canasta básica familiar, o bien contra las nuevas políticas de ajuste o el PAE III, fueron dejadas de lado. Algunos llegarían a luchar por un aumento que, en algo, superase otros, los educa.
dores, por la pensión a los 30 años de servicio. Todos han levantado banderas particulares, lo que le ha permitido al Estado el dividirlos y aislarlos.
Lo que más desconcierta es la huelga de educadores. Sus dirigencias nunca han reinvindicado temas de fondo: su condición profesional, la contratación laboral por jornada y no a destajo, su capacitación efectiva, para que realmente eduquen y actualicen el conocimiento que trasmiten a los educandos; o bien, un verdadero sentido de servicios al país en función de los más altos valores democráticos y nacionales de nuestro pueblo.
Al contrario, han luchado por conquistas materiales in mediatas. Por esa vía podría observárseles como un sector laboral privilegiado: el Gobierno les ha sacado en cara los aumentos recibidos en los últimos tres años; solo trabajan 180 días por año, cuando cualquier otro empleado público no labora menos de 235.
Pero, además, esas dirigencias, cuando pudieron, no tuvieron empacho en negociar, con este mismo Gobierno, la nueva ley de pensiones que aumenta la cuota al trabajador y reduce el monto de la pensión a muchos cotizantes; algo así como pagar más caro un servicio para recibirlo depreciado.
También negociaron mermarle obligaciones al Estado y el aumento del tiempo de trabajo para obtener una pensión.
Hoy los educadores se pensionan a los 50 años de servicio, a diferencia del resto de trabajadores del país para quienes su vida laboral alcanza los 60.
En esas condiciones, no podrían nunca sumar, los gremios de educadores, en su lucha, a todo el movimiento sindical costarricense. Tampoco, podrán incorporar a sus reivindicaciones la justicia social o los contenidos del desarrollo humano sostenible.
Esto debe ponernos a pensar. La presión de las zonas rurales por una representación mayor en la Asamblea Legislativa es cada vez más fuerte, la frustración de los cantones pequeños cada vez más clara. estas presiones se resolverán siempre en perjuicio de la representación de las zonas urbanas o representación nacional (vulgo de dedo. sobre todo desde que a partir de 1962 se congeló el número de diputados. El movimiento por la representación rural es incontenible, porque es justo.
El conflicto casi esquizofrénico entre representación rural y representación urbana o nacional; y los frutos que en los últimos cuarenta años le hayan dado al país los diputados de dedo y los diputados de codo, son temas que habré de tratar en próximas. columnas.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
Este documento no posee notas.