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Jueves de Setiembre de 1993 LA REPUBLICATZIA Opinión ¡Se murió el ciudadano. JUAN RAFAEL QUESADA CHISPORROTEOS Blas Dávila, liberiano de cepa, ciudadano ejemplar.
ALBERTO CANAS Durante la niñez y la adolescencia todo ser humano es educado en torno a una serie de valores o ideales de perfección. Por eso, cuando iniciábamos la vida de colegiales, un pensamiento de John Kennedy nos marcó profundamente. Nos referimos a aquella frase: No preguntes qué puede hacer la patria por ti, pregunta, qué puedes hacer por tu patria.
Posteriormente, nuestra profesión nos permitió profundizar acerca del significado real de la patria y de la ciudadanía; nos dimos cuenta de que el paso de súbdito o vasallo a ciudadano significaba, ni más ni menos, que en toda sociedad los seres humanos son iguales y que las únicas diferencias son las de la naturaleza aunque a decir verdad, hasta la II Guerra Mundial, la mujer estuvo excluida de la ciudadanía comprendimos que un ciudadano es un ser libre que goza de todos los derechos políticos; aprendimos que la condición de ciudadano está ligada indisolublemente a la república, o sea, al régimen político donde los soberanos son los ciudadanos, y que, por ende, es el único régimen que puede garantizar la libertad. En consecuencia, vivir la ciudadanía es luchar por la libertad y la felicidad de la patria y esto exige desprendimiento, servicio, e incluso, sacrificio.
Entendimos, entonces, lo que tiempo atrás nos enseñaban los profesores de Estudios Sociales y de Educación Cívica: que la realización de la persona no estaba en contradicción con el bien de la comunidad, al contrario; que la ciudadanía era una condición excepcional que exige deberes y derechos; que el ser un buen ciudadano, era hacer algo por la patria. como decía Kennedy. En ese momento, nos dimos cuenta de la profundidad que habían alcanzado en nosotros las raíces de las enseñanzas de nuestros profesores.
Hoy, a partir de estas conceptualizaciones, es necesario preguntarse. En la Costa Rica de 1993, vivimos a plenitud la ciudadanía?
Dificilmente. En efecto, según estudios de opinión pública realizados por miembros del Instituto de Investigaciones Psicológicas de la UCR, a la mayor parte de los costarricenses les interesa llevar una vida feliz. esto quiere decir, con tranquilidad, sin problemas. Les interesa la búsqueda de paz individual, la ausencia de complicaciones, de conflictos. Por el contrario, manifiestan poco interés por lo que le ocurra al semejante, a la sociedad. Si bien nuestros conciudadanos reconocen como derecho político el voto, a casi un 90 no les interesa la participación, a pesar de que como afirma Ana Cristina Rossi. un ciudadano o ciudadana no tiene por qué quedarse callado o callada. Rumbo, 20 de julio de 1993. En este sentido es revelador lo ocurrido en San Rafael de Ojo de Agua!
Es imperativo, como nos lo recuerda la loca de Gandoca. el rescatar la noción, la praxis ciudadana.
Esto significa que los ciudadanos costarricenses deben tomar conciencia de que en una democracia ellos son sus propios monarcas. Entonces, si todos somos conscientes de que Costa Rica sufre una profunda crisis de valores, deberíamos estar de acuerdo con que si la sociedad como un todo se pudre, se carcome, al igual que el árbol enfermo de Carlos Gagini, cada uno de nosotros se va a morir.
Para que la sociedad costarricense sane a tiempo de los múltiples maLa República Jonge 116 les que la aquejan y para que sus heridas no den paso a la muerte, no dejemos que la paz individual conduzca a la destrucción de la naturaleza; no permitamos que el materialismo y el consumismo destruyan los atributos propios de la persona humana. Porque si eso ocurre, perderemos nuestra condición de personas, renunciaremos a nuestra condición de ciudadanos y nos convertiremos en súbditos, en vasallos. Acaso, queremos eso?
En estos últimos días, han ocurrido sucesos en cuatro partes del mundo que solicitan la atención de cualquier espectador inteligente: el proceso de democratización en Haití; la destitución del presidente Pérez en Venezuela; la orgía de secuestros en Nicaragua, y las conversaciones de paz entre israelíes y palestinos.
Quisiera uno extenderse sobre la paciente labor negociadora que dentro y fuera del marco de la OEA culminará según parece en que por primera vez en la historia latinoamericana, un presidente electo y civil derrocado por los militares (el haitiano Aristide. recuperará el gobierno por medios pacíficos.
También sobre el triste espectáculo que al mundo ha ofrecido un hombre tan querido de los costarricenses, tan entrañable para todos, tan de nosotros como Carlos Andrés Pérez, aquel viril e indomeñable exiliado de cuarenta años atrás, que termina su brillante carrera política en un torbellino del cual lo que parece se salvará (gracias a Jehová como se ha puesto de moda decir en ciertos círculos) va a ser la democracia venezolana y la vida en paz de ese nobilísimo pueblo. habría uno querido también hablar sobre ese otro pueblo entrañable y trágico que es Nicaragua; ese pueblo que, según me apuntaba hace poco un amigo centroamericano, está viviendo por primera vez en su historia la experiencia de un gobierno pa.
ra todos que no tiene a un alto porcentaje de su población en el exilio. meditar sobre cómo la revolución que lo liberó de la más oprobiosa tiranía se negó a gobernar para todos, ahondó diferencias, se compro fanatismos y hoy vemos el anacrónico espectáculo de un país que se deshizo de una dinastía y sigue haciendo girar su vida sobre quién domina el ejército. Qué poco se ha avanzado en catorce años en el camino de la tolerancia, de la civilidad, de la convi.
vencia. Qué tristes dirigentes le surgen a ese pobre pueblo hambreado! luego, la más brillante lucecita al final del más negro túnel: las conversaciones entre israelíes y palestinos sobre las zonas ocupadas por Israel que los palestinos reclaman: Israel no se las quitó a los palestinos sino a los jordanos, una vez que los jordanos se apropiaron de ellas en 1948 cuando las Naciones Unidas se las habían destinado a los palestinos. Pero por fin se ve la paz: un convenio preliminar sobre autonomía. El sentido humano del premier israelí Rabin y de sus interlocutores palestinos, una negociación en la que el interés de ambas partes ha sido la paz y no el ganar puntos en un escalafón imaginario. Una lucha contra el fanatismo: contra el fanatismo del Likud por una parte, y contra el de los fundamentalistas por la otra.
Ya los fanáticos condenaron a muerte al líder palestino Arafat. Todavía hay quienes viven en la edad de piedra. Pero debemos regocijarnos de que aún queden en el mundo individuos razonables que buscan la paz y que saben que la paz casi nunca es producto de la victoria.
Tres fanatismos han competido en nuestra época: el de los fundamentalistas del Islam, el de los marxistas, y el de los ideólogos neoliberales de la derecha. Los costarri.
censes hemos tenido la suerte (esa suerte que es tradicional para nosotros) de que nos tocaron estos últimos, que son los únicos fanáticos (la historia se los reconocerá) que no condenan a muerte a sus adversarios.
el Pinochet? UUSI 90. El propósito oculto de los sindicatos gringos JAIME GDO. DELGADO ROJAS Imperialismo y dictadura, democracia y nacionalismo fueron términos muy usados durante la guerra fría. Ese ambiente internacional de maniqueismo cundió el lenguaje y la práctica política de los sindicatos. nivel nacional los sindicatos estaban claramente enfrentados entre ellos.
Aún quedan restos de esto, pesar de todo. Sin embargo, en los años que van del 89 para atrás, lo importante era crearse clientela en torno a la dicotomía comunismo democracia; de más valor para ellos que la confrontación entre imperio y nación.
Así, entonces, los sindicatos rojos debían ser destruidos por cualquier medio (legal, estatal, ideológico, económico)
para engrosar las filas de los sindicatos blancos. Esta pelea se expresaba a nivel Este Oeste; la ORIT, enfrentada a la FSM, tenía entre sus miembros a la FLC CIO norteamericana, la hermana mayor de la CCTD de Costa Rica; de igual forma como en la FSM militaban los sindicatos soviéticos.
Por ello llevaba el nombre de imperio, la nación que abrigaba los sindicatos adversarios.
En esta lucha los sindicalistas blancos encajaron funcional y armónicamente con la lucha que orientó el Estado, la empresa privada y la Iglesia Católica, en favor del solidarismo.
El solidarismo no es producto de una alma diabólica contra los sindicatos en general. Su razón de ser fue aíslar y anular al sindicalismo rojo. Esto lo entendieron muy bien los dirigentes blancos. No obstante, la fuerza que lograron los solidaristas rebasó sus cálculos y hoy pegan el grito al cielo (a EE. UU. para demandar, muy patrióticamente a sus colegas norteamericanos (aquellos que los acompañaron en su lucha contra el comunismo. que los salven del solidarismo. Al igual que ayer, han dejado en el baúl de los recuerdos la dignidad nacional.
Pero ¿qué buscan los dirigentes sindicales norteamericanos? Tenemos noticia de que han hecho alguna acusación parecida hacia otro país del área, pues están muy preocupados por el abaratamiento de la mano de obra y ahí también han demandado que se eliminen los beneficios de la Iniciativa de la Cuenca del Caribe (ICC. Se ha dicho que han objetado el Tratado de Libre Comercio Norteamericano, por razones laborales.
La persecución sindical deprime los salarios y ello estimula el ingreso de capitales. Este traslado de inversiones de EE. UU. hacia acá, podría incrementar el desempleo en aquel país y, por lógica, también deprimir el valor de la fuerza de trabajo norteamericana. Por rebote, en tanto se eliminen para estos países los beneficios de la se retendrá el ingreso al Norte de nuestros productos con ventajas comparativas. lo que podría activar su producción y el empleo en la metrópoli.
Para el empresario, el solidarismo ayudó a abaratar la mano de obra, mientras que el sindicalismo siempre la encareció. Esto es un hecho. Pero, la AFL CIO no está en contra de que la inversiones norteamericanas exploten nuestras ventajas comparativas. sino, más bien, que se que den sin empleo, o bien que a sus afiliados en Norteamérica les descienda el salario.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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