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La República Jueves de Setiembre de 1993 Gentes y Paisajes Historias de pueblo De como Chopo Solano engordaba las vacas En Cañas, Guanacaste, un finquero inventó un método para acabar con el ganado flaco.
Enrique Tovar E DA EL NOMBRE UNA CUESTA peliaguda y a un famoso tajo, además de ser un personaje del que se cuentan múltiples historias en la región de Tilarán y Cañas.
Adolfo Chopo Solano, de grata memoria, fue un finquero exitoso, que tenía su propia filosofía ante la vida y que no se desvelaba trabajando ni tampoco estaba encima del hato de novillos destorsalándolos, desgarrapateándolos, y limpiándolos de cualquier clase de gusanera.
Le bastaba echar un vistazo a vuela pluma por su hacienda para poner todo en orden, aunque la mala yerba crecía en sus prados, el ganado iba por donde le daba la gana, como si no hubiese señor en los potreros, no se hacían rondas, tampoco chapias anuales ni se cumplían otras atenciones propias de un desarrollo pecuario.
Chopo Solano se tomó la vida con pasmosa tranquilidad.
Nada lo alteró ni a nadie alteró. Vivió frugalmente, sin aspavientos, con su ropa sencilla, viajando en sus caballos y en cazadoras, los así llamados autobuses de la zona rural.
musuno Mejor viajar en yegua Incluso, cuando ya amasaba su buena fortuna, obstinadamente se oponía a comprarse un vehículo automotor, no obstante tener capital como para adquirir varios.
En una ocasión unos familiares le insistieron que se comprara un Land Rover, pues la mayoría de los finqueros vecinos tenían el suyo y Chopo rotundamente dijo no.
Cuando se le preguntó la razón de su negativa, quitándose el sombrero de su canosa cabeza y rascándose la nuy ca, respondió categóricamente que prefería seguir con su yegua, pues ¿cuándo han visto ustedes un choque de yeguas?
Pasaron muchos años para que finalmente Chopo dejara de transportarse en su bestia y en cazadora y se decidiera a adquirir un vehículo rural, que por cierto, manejaba una de sus hijas.
Cada vez más rico Sitection feat BIBLIOTECA NACIONAL dan is Etts La fortuna de Chopo crecía como por arte de magia.
El famoso Tajo de Chopo. del cual sacaron cientos de miles de toneladas de ripio. esa piedra roja que ha coloreado tramos de la vía Interamericana, especialmente entre Cañas y Liberia lo vendió luego de casi 20 años de explotación. Se le pagaron 15 millones de colones por esa transacción en tiempos en que el dólar se cambiaba a 8, 60 colones.
El ganado en las fincas encharraladas de Chopo, según decían vecinos de Tilarán y Cañas, siempre estaba lozano y redondo de kilos y nadie podía dar explicaciones de ese fenómeno.
Además, a Chopo no le robaban novillos. Por alguna razón si una res de su predio se pasaba a uno ajeno, los finqueros tenían la cortesía de llevársela hasta sus corrales. En cambio otros hacendados sufrían, con frecuencia, hurtos y el abigeato era una plaga en la región.
antes de morir. De él se contaban mil historias en cuanto a su forma de llevar su existencia, especialmente por la manera de atender su hacienda, pues se consideraba que rompía toda ortodoxia o costumbres arraigadas entre los finqueros, e incluso se apartaba de las recomendaciones de técnicos pecuarios, agrónomos y veterinarios.
Una de sus más célebres fórmulas la constituye el método que empleaba para engordar aquellas vaquillas o novillos flacos; esos animales cuyo costillar parece un acordeón y que no hay manera de hacerlos ganar kilos a pesar de la miel de purga, de la buena sal y del vástago picado que se les suministren. Chopo le gustaba comprar esa clase de ganado, no solo porque lo adquiría a precio muy bajo, sino porque tenía la ciencia de hacerlos engordar en un par de tacacazos.
Una vez se le preguntó a uno de sus peones en qué consistía el método, y él lo explicó con detalle.
y Dijo: Es muy sencillo. Chopo compra la vaquilla flaca, la amarra al bramadero o a un árbol de uruca o un naranjo, y durante ocho días la mantiene allí sin nada de comer y prácticamente sin agua. los ocho días, Chopo suelta el animal que sale disparado hacia los potreros y charrales y come hasta piedras. las diez semanas la vaquilla está gorda, lista para ser embarcada a Montecillos y ya vale el triple de como Chopo la compró.
Estimado lector: Envíe su historia al Apdo. 580 2050, San Pedro de Montes de Oca, San José, o llame a Enrique Tovar al teléfono 24 8755 Una fórmula mágica Chopo Solano se convirtió en leyenda viva muchos años Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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