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La iluminación del laberinto pájaro.
Nada pido, sólo esta hondura que pierde nubes en tu pecho.
Camino entre tus carnes abriendo la vena de tus gritos.
Como una rosa, bella y sutil, le vi morir entre sus brazos.
vientos, y fui hoja desgarrada de tus pasos.
Tocaste mi frente de relámpagos.
Espectro de las profundidades, regreso, hundido en la luz. No era el cosmos, sino la lejanía de un llanto.
No todo estaba en ti.
Era la ausencia vegetal del desamparo.
Desborda el pensamiento al núcleo, y libera el sol.
Me desconocían, ellos, los malditos.
Se abre la ventana y prorrumpe el viento; no agites mi frente dormida y ebria. 8 Me despertará el rocío, y un sueño que te haga esencia.
No busquen sino la voz, la cabeza hundida en el viento.
Se abrirá la oscuridad, y la luz será mentira.
Juntos caminaremos, y la muerte será el instante.
Era la agonía constelada, era el encuentro con el otro.
Lluvia violeta del ala y el mar. S 4 La ciudad no fue el deseo, sólo, el amor y el infierno.
En la multitud vi tu signo y tu mirada, vi tus labios temblorosos.
Era el dolor en el espejo; la otra imagen.
Una habitación cualquiera, un cuerpo cualquiera, donde una mujer vulgar ríe.
La noche. Una oscuridad se hunde en la sombra.
Déjame llegar con el viento estelar.
Seré tu prisión, seré la oscuridad de tu mirada.
En el enigma de tu sonrisa inundaré el mar de tu boca.
Mi sombra habitará las olas de tu piel.
He abierto tus ojos, y mis manos buscan la escarcha de tu pelo. 2 Le vi con la boca abierta, envenenada de placer.
Sus labios sedientos me acariciaron.
Estaba ausente. Piel que no era la mía, y cuerpo poseído en la memoria.
Eramos abismos. Te amé, sin saber que una puerta abre el destino de la otra. Como un libro viejo con una rosa fresca, se abren estas páginas.
Dos ángeles te llevan al corazón de su enigma, dos ángeles a su rostro sereno, prohibido y peligroso.
Como una mano que libera al prisionero, como un libro viejo con una rosa fresca, se abren estas páginas. Subo por la escalera al laberinto de la estrella.
Cuando penetre en tu herida no dejes que le hable.
Viví en tí, callado, como un diamante que estruja a La ciudad se despuebla y gime.
La noche se hunde en el amanecer.
Se escucha un susurro prohibido y cruel; es el amor, desconocido, como una fruta que se muerde y se bota.
Unos ojos se miran sin límite.
Unos ojos en la tormenta.
Guillermo Sáenz Paterson Mi voz se escucha en el borde de tu mejilla.
Cada flor que te di fue un la sangre.
Abrí tu cuerpo con espinas y Poeta El laberinto de la estrella. 1991 EMPRESA COOPERATIVA DE CONSTRUCCION VIVIENDA Entidad Autorizada del Sistema Financiero Nacional para la Vivienda OFRECE CPH Contratos de Participación Hipotecaria TITULOS DEL SISTEMA FINANCIERO NACIONAL PARA LA VIVIENDA CON GARANTIA HIPOTECARIA GARANTIA ESTATAL Exentos de impuestos Monto mínimo de inversión 10, 000. 00 Plazos variables con pagos de intereses mensuales.
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