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Lunes 10 de octubre de 1994 LA Deportiva Un cuento sin final Rivas, por su lado, recordó el caso de Nicole Haslet, medalla de oro en los 200 libres de la Olimpiada anterior, y quien resultó quinta en el pasado Mundial.
Para él esa es la prueba de que la historia no vale y a Claudia no le queda más que empezar de cero y trabajar con humildad. Si en la temporada 95 96 está décima en los 200 libres, no tenemos nada que ir a hacer a los Juegos Olímpicos. Si juntamos un primer o segundo puesto en el ránking con el yo quiero aún así no basta para asegurar medaila, pero nos da la opción de soñar.
Pero los signos son buenos. Desde 1985 Claudia Poll es un nombre en el ránking mundial en forma ininterrumpida y, después de los dos terceros lugares en Italia, queda la sentencia optimista de sus entrenadores: puede mejorar más, no ha dado el máximo.
En los Pan Pacific de Atlanta buscará, a mitad de 1995, los mejores tiempos de su vida, en la misma piscina donde un año después irá por la máxima jornada de toda su carrera.
Mientras tanto hará marcas horrorosas, como en noviembre venidero, en Australia, cuando regrese a las competencias en plena pretemporada y en busca de nuevas ilusiones. las cuatro pruebas de Roma (100, 200, 400 y 800 libres) le sumaran los 50 libres y 200 con do, según dice Rivas, para también verla perder y hacerla sentir de carne y hueso, no una nadadora invencible. Es un poco para manejarle los estados de ánimo y que ponga los pies en el suelo. Es mi oportunidad para decirle qué pésimo, qué malo, porque si compite en 50 metros libres y ni siquiera clasifica se vuelve humana, no es perfecta. Sigana y gana pasa lo contrario, aunque a ella no se le sube el humo a la cabeace mucho tiempo un guanacasteco inexperto, con algún antecedente de nadador, quiso desafiar el cálculo de las probabilidades y se metió a entrenador, con toda la ilusión de su vida.
Veinticuatro años después, habiendo explorado los caminos del éxito y con casi todo lo que un técnico puede soñar, él no está dispuesto a irse ni aunque Claudia Poll ilumine el cielo con una medalla de oro en la próxima Olimpiada.
Aunque no vuelva a salir alguien como María del Milagro París o con el potencial de las hermanas Poll, él seguirá al pie de la piscina y su corazón sufrirá un sobresalto cuany do una niña cualquiera rompa el límite de sus fuerzas para ganarse una medalla centroamericana. La ilusión no muere. Tengo la misma ilusión y fiebre de hace 24 años.
Sin embargo, al tiempo que colma de elogios a su colega Montserrat Hidalgo, dice que quiere tiempo para asistirla y dedicarse más al ámbito local. Antes me preocupaba pensar que todo esto podía quedar sin término. Pero ahora estoy tranquilo: Montserrat es una entrenadora extraordinaria, superior a mi con su carrera corta. Espero ayudarla y que acepte el reto de asumir este papel. mientras ambos piensan en la Olimpiada del 2000 y auguran que alguno de los pequeños nadadores podría ser tan bueno como Claudia, Monsi deja escapar un sentimiento de gratitud. Yo quisiera ver a Frank como mi jefe por toda la vida. Así las cosas, esta historia seguirá. El ejemplo de Claudia hará que alguno de los niños que entrenan a su lado, gracias a Francisco y Montserrat, pueda subir al mismo podio algún día. Por ahora se atreven a soñary a repetir en las noches que quieren ser como ella.
za.
La sirena no engatusa con su cántico a los dos maestros. Está preparada para todo, incluso para hacer muchas veces las prueba de los 500 mortales metros si vuelve a cometer un error como el de los 200 libre en Roma, donde su euforia la alejó de un mejor tiempo y, muy posiblemente, la medalla de oro. Iré a la Olimpiada por la mejor marca de mi vida. dice con tal firmeza que nadie podría ponerlo en duda. Sí, no hay duda. Claudia está para más.
Claudia Poll vive la realidad de lo que un día fue un simple sueño. fondo Historias íntimas del Mundial e no haber sido por el desgaste terrible que hizo en la eliminatoria, Claudia Poll Ahrens posiblemente hubiese ganado la medalla de oro en los 200 metros libres. Entonces, habría dejado de competir en el Mundial.
Esa es la primera verdad que revela el tiempo, después del regreso triunfal de la medallista, con el brillo del bronce en el pecho y un destello de gloria en los ojos.
La perdió por menos de un segundo, con un tiempo de 57. 61 que batía el récord anterior, al igual que lo hicieron la alemana y la china que ganaron oro y bronce. aunque muchos pensaron que el mismo error se había producido en la eliminatoria de los 400 libres, lo cierto es que un segundo de atraso nc le habría permitido meterse entre las ocho finalistas. Así de reñida estuvo la prueba.
Al no ganar la presea dorada en los 200 metros, fue al suicidio en los 400. La mandamos a que se muriera, pero no pudo mantener el ritmo hasta el final. recordó Montserrat Hidalgo, mientras Francisco Rivas insistía una y otra vez en que nada de esto debe ser tomado como excusa. estas altura también pesaba como una loza el experimento de hacerla nadar los 100 metros libres, con el fin de que entrara en calor. El no clasificar tuvo una reacción perjudicial. En los 200 libre se tiró a la piscina con la sensación de demostrarse que sí podía. Le dio duro para recobrar la convicción. Por eso, yo trataría de convencer a Frank de que no nade los 100 metros en la Olimpiada, salvo que pueda ir por medalla sentencia Hidalgo, mientras busca un gesto de aprobación que no llega. Es posible que lo convenza. Porque si hay alguien que conoce de cerca a Claudia es ella, la amiga entrenadora quien se vuelve confidente y el eslabón entre la nadadora y el ogro que diy ce ser Francisco Rivas, mientras suelta una sonrisa picarona.
Allá en Roma, compartiendo la misma habitación, llegaron a estar tan compenetradas una y otra que sucedió algo imprevisto y curioso, sólo explicado por la psicología: a ambas les llegó la menstruación en el mismo día y las tomó de sorpresa.
Algunas veces salieron a comer solas. La entrenadora con la consigna de advertir los estados de ánimo en Claudia y la nadadora sabiendo la misión de su amiga. Así que ninguna de las dos se pudo sorprender.
Lo que no dejó de asombrar a Montserrat fue la forma en que durmió su compañera, mientras ella recordaba sus tiempos de nadadora miedosa, cuando antes de una competencia llamó en más de una ocasión a su entrenador para que le contara un cuento y así dormir. Ella es sangre fría. Pone la cabeza en la almohada y ya está dormida.
Mientras Rivas insistía en la necesidad de seguir estrategias al pie de la letra, Hidalgo fue el princi.
pal soporte emocional de la ondina. Recogió todas las tarjetas y faxes enviados por amigos y compañeras de equipo y decoró la habitación, para crear vibraciones positivas. Así que cuando todo terminó, Monsi disfrutó la emoción con que Claudia devoró el pedazo de carne, prohibido durante mucho tiempo, o aquel helado que las regresó en el tiempo a su época de casi niñas, cuando se conocieron en la querida piscina del Cariari. Hay pequeños placeres en la vida que valen mucho. dice la entrenadora, mientras su discípula prolonga aquel pensamiento como si estuvieran conectadas al mismo canal: mí el dinero no me interesa. Las flores, el poema anónimo que recibí y mandé a enmarcar y todas esas cosas pequeñas valen tanto y las agradezco tanto como el carro que me dio Canal con gran sentimiento.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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