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Martes 11 de octubre de 1994 LA REPUBLICA 19A Opinión La vida plácida de Plácido y de otros más CHISPORROTEOS YADIRA CALVO ALBERTO CANAS El viernes 17 de junio, tanto en La RepUblica como La Nación se comenta la última novela de Carlos Fuentes, Diana o la cazadora solitaria. obra de carácter autobiográfico donde el autor narra sus aven.
turas sexuales con episodios de porno duro. sus sesenta y cinco años, Fuentes de clara que toda mujer es conquistable si se le dedica tiempo y halago. Porque claro, ella es devoradora del tiempo del hombre. Cumpliendo con tal supuesto, su novela narra los resultados de sus múltiples aventuras, después de las cuales, nos dice el redactor, siempre regresa manso a los brazos de su fiel esposa, con quien halla seguridad para adelantar su ambiciosa obra. Al cabo que su verdadera amante es la lite ratura.
Unos días después, se divulga la noticia de un carnicero que en San José, a consecuencia de su ebriedad protagoniza una balacera, mata a un médico e intenta liquidar a cualquie ra que se le ponga en frente. En un recuadro se nos informa que este hombre, aunque esposo y padre, durante las últimas semanas convivía con otra mujer, joven, que espera un hijo de él. Se sugiere que ella es la causa de su desatino. Sus parientes lo definen como buen esposo y padre. Unos días después, el 27 de setiembre, en La RepUblica aparece un artículo titulado Plácido y las mujeres. según el cual, el tenor español Plácido Domingo siente debilidad por las mujeres bellas, que pueden conseguir hacer de él lo que quieran, según confiesa en una entrevista con el Daily Mail.
Esto, claro, a pesar de que Plácido tiene cincuenta y tres años y está casado desde hace treinta y siete.
Un poco antes, el de setiembre, en Al Día, bajo el título John Bobbitt vuelve a la cama. se nos informaba, en palabras de Bobbitt, que a un hombre se le puede cortar el pene y se le vuelve a pegar. Pero no solo eso. En una nota al pie de la fotografia en que Bobbitt aparece abrazando a las tres mujeres con quienes coprotagoniza una película pornográfica tres equis. el articulista escribe: John Bobbitt quie re demostrarle al mundo que su pene puede seguir funcionando como antes. Mientras tanto, acaba de ser acusado de golpear en varias ocasiones a su actual amiga. de lo que resultó una condena de mentirijillas: seis meses de libertad condicional.
Los casos citados, con todo lo que difieran sus protagonistas en fama, genio y prestigio, resultan de una afinidad sorA veces pienso que esto del Banco Anglo no es un caso aislado, sino la culminación de un proceso de descomposición social que este país viene viviendo y soportando desde hace mucho tiempo, sin que los árboles nos hayan permitido a los costarricenses ver el bosque.
Me explico: las pasiones políticas que se desataron antes de 1948 y las pasiones políticas que se desataron después de 1948, han sido una especie de venda que los costarricenses nos hemos puesto en los ojos. Todo lo hemos hecho girar durante más de 40 años, en torno al liberacionismo y el anti liberacionismo, y la evolución del país nos hemos dedicado a verla como una evolución política, en la cual lo único que importa es quién hizo que desde el gobierno. ese que es tanto positivo como negativo.
La República Sergio Muanda prendente. Se trata de hombres de los que se destacan sus hazañas de cintura abajo, las cuales no obstan para que se señale en tres de ellos lo buenos maridos que son, junto a una idea telenovelesca de las mujeres con que se relacionan: amantes jóvenes, esposas buenas, fieles y con aguante. Salvo Lorena Gallo, por supuesto. Ella constituye la excepción como mujer araña que no se aguantó las infidelidades y maltratos del Bobbitt. Su acto vindicativo la convirtió durante meses en tema de chistes, comentarios y noticias. Por algo es la única de las cuatro de la que se sabe el nombre. Las demás son anónimas.
Ya decía el filósofo Rousseau que para una mujer, ser ignorada es su dignidad. Pero tiene su recompensa. No es poco premio convivir treinta y siete años junto a un tenor famoso, aunque él tenga debilidad por otras; no es mal servicio a la literatura convertirse en el refugio de un famoso hombre de letras para cuando se cansa de las camas de motel. Después de todo. la doble moral no sigue siendo el código que permite el funcionamiento eficaz del matrimonio entre maridos adúlteros y esposas fieles? La sociedad lo aplaude, las muje res lo toleran, y colorín colorado. Nada más que en el fondo de todo, se adivina que no solo Bobbitt está queriendo demostrarle al mundo lo que él declara candidamente que le está queriendo demostrar.
Las raíces ideológicas de la corrupción Así, los progresos que ha hecho este país sólo han sido analizados como la obra de éste o del otro partido. lo mismo los retrocesos. estamos presenciando hoy mismo la conmovedora actitud de ciertos diputados de oposi.
ción, que se esmeran diariamente en presentar ¡hasta los empréstitos! como conquistas importantes de su gobierno, pensando de seguro que solicitar un empréstito es también el producto de una concepción filosófica o ideológica. Señalo este detalle por su valor ilustrativo y sin ánimo de polemizar, cosa que podría hacer en otro recinto.
Paralelamente a la acción positiva o negativa de los distintos gobiernos y presidentes que hemos tenido, Costa Rica se ha visto afectada por fenómenos sociopolíticos que le son ajenos, y que incluyen temas tan diversos como la guerra de Vietnam, la rebelión de los hippies, el conformismo de los yuppies, el retorno de la derecha republicana a Washington por doce años, el resurgimiento de las doctrinas económicas de los siglos XVIII y XIX como arma del gran capital para volver a 1928, la construcción y la caída del muro de Berlin, la violencia estudiantil de 1968, el surgimiento de la televisión como una fuerza social incalculable, el culto periodístico a la clase indolente internacional, y por encima de todo, el incremento de la delincuencia violenta y el narcotráfico que todo lo invade.
El resultado de todas esas concausas, ha si.
do la corrupción de la sociedad. De las sociedades, deberíamos decir, ya que el fenómeno es mundial. El hedonismo se ha apoderado de las clases dirigentes mundiales, y el tanto tienes tanto vales del refrán se ha convertido en dogma que los medios de comunicación, ay, han obedecido religiosamente. Hay publicaciones muy exitosas que se dedican a explicar cómo viven los ricos y famosos. La emulación es inevitable, y la fórmula mágica, el abracadabra de la nueva ambición es la plata, pero ya. a esto contribuye también hasta nuestra Junta de Protección Social.
ARNOLDO MORA RODRIGUEZ Con la desaparición de la Guerra Fría, el sistema político llamado democracia de origen occidental tiende a generalizarse y a extenderse en el mundo. De manera particular, vemos cómo las naciones que configuran nuestro continente consolidan cada vez más una institucionalidad democrática y forjan, aunque más lentamente, una cultura democrática en las masas. Resulta cada día más inaceptable para el concierto de naciones del mundo y para la opinión pública internacional, el que haya gobiernos de facto, golpes de Estado, regimenes militares o elecciones claramente fraudulentas. Todo esto representa un avance en la historia política de nuestros pueblos.
Sin embargo, ya es hora de que nos preguntemos que se requiere para que la democracia como sistema político y cultura de masas sea estable y, sobre todo, real. Decía el filóso fo griego Aristóteles, en su clásico tratado sobre La política. que el sistema político llamado democracia era el más deseable pero, al mismo tiempo, el más difícil pues contrariamente a la tiranía, no se fundaba en la fuerza de los poderoSos sino en la virtud de los ciudadanos. Sin embargo, bien saque pocas cosas hay tan frágiles en la vida humana co mo la virtud. En su célebre Contrato social. Rousseau iba más lejos en su pesimismo 20 simple realismo. respecto de la naturaleza humana y afirmaba que la democracia era prácticamente imposible, de modo que solo se podía dar de manera estable en una sociedad compuesta por ángeles.
Al tomar hoy conciencia, no sin hondo estupor, de los niveles que ha alcanzado la corrupción en la sociedad moderna y, concretamente, en nuestro país, he releído con cierta amargura esas páginas clásicas de los grandes filósofos de la política. Al mismo tiempo, me he preguntado por el diagnóstico de esa enfermedad, a la manera como hacen los médicos con sus pacientes, pues la corrupción ha dejado de ser un problema de moral individual para convertirse en un asunto po lítico de primera magnitud. Sin moral, se acaba la democracia, como tan lúcidamente lo vio Aristóteles.
Por eso, la causa de la corrupción generalizada no puede radicar solo en la conducta individual de algunos ciudadanos que concentraron en sus manos el poder, sino en una concepción teórica que la justifica. En otras palabras, la corrupción que hoy nos pasma por su magnitud, tiene raíces ideológicas.
El fenómeno actual de la corrupción solo se explica porque, quienes la practicaron, identificaban los intereses del Estado con los suyos individuales. La noción de bien común desapareció devorada por los intereses de quienes sustentaban mo mentáneamente el poder, olvidando que en un sistema democrático el poder no solo no es a perpetuidad, sino que quienes lo asumen deben dar cuenta ante el pueblo del uso de los bie nes que son patrimonio de todos.
En otras palabras, las raíces de la corrupción generalizada se encuentran en las concepciones neoliberales que ven en el Estado un mal en sí y en lo privado la panacea fuerte a todos los males. La madurez política, que a través de toda su historia ha mostrado el pueblo costarricense, nos permite abrigar la esperanza de que en lo sucesivo sabrá aquilatar la verdad y discernirla de los cantos de sirena que preconizan ciertos sectores.
bemos Pero mientras la sociedad toda, el país todo se ha venido corrompiendo, los costarricenses nos hemos solazado pensando, afirmando y proclamando la corrupción de la clase política, y al coro se han unido las otras clases corrompidas. Tal vez el escándalo del Banco Anglo logre abrirnos los ojos: no ha aparecido un solo político hasta el momento. Los actualmente indiciados pertenecen a esa clase económica que pulula en torno a los partidos financiándolos en campaña y en más de un caso refinanciándose posteriormente desde alguna Junta Directiva.
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Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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