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Martes 15 de noviembre de 1994 LA REPUBLICA 21A Opinión Banco Nacional e Instituto de Seguros CHISPORROTEOS ALBERTO CANAS FRANCISCO MORALES Las ventas callejeras artesanales, que han tenido que salir de la plazoleta de don Juan Mora Fernández debido a reestructuración, y que, admitámoslo y admítanlo y ellos, estaban afeando la perspectiva del Teatro Nacional y de uno de los pocos parajes hermosos que le quedan a San José, se han instalado en la Plaza de las Garantías Sociales.
1914.
No está muy apartada del sitio donde han estado, y queda cerca de la clientela turística que les interesa.
El Banco Nacional y el Instituto de Seguros están cumy pliendo años. Son dos instituciones que se han fundido con la nacionalidad costarricense. Son Costa Rica.
El Banco Nacional nació de las decisión visionaria y transformadora del presidente Alfredo González Flores, en Fue un momento histórico muy importante. América, con la Revolución Mexicana de 1910, se engarzaba a los grandes movimientos sociales y políticos del siglo XX. Europa se desintegraba con la Primera Guerra Mundial y los esquemas económicos liberales manchesterianos saltaban en astillas. Surgía un reclamo de presencia del Estado en la economía y en la sociedad civil y política.
González Flores captó el espíritu del momento histórico y retomó con coraje una honrosa tradición nacionalista y patriótica que venía del presidente Juan Rafael Mora y del gran ministro Julián Volio. Ambos, Mora y Volio, habían intentado crear bancos del Estado, el prime el Banco de Medina, y el segundo, en 1967, el Banco Nacional de Costa Rica.
Por supuesto, ambos próceres pagaron muy caro sus patrióticas intenciones bancarias.
Se habían enfrentado desafiantes a los intereses económicos y financieros de la oligarquía cafetalera. Mora, el héroe del 56, lo fusilarían en Puntarenas, y a Volio le cobraron y le frustraron después la Presidencia de la República.
Igual precio iba a pagar años más tarde el presidente González Flores. En 1914 nació el Banco Internacional, hoy Banco Nacional. Pero Costa Rica había vivido una cafetocracia (poder de los cafetaleros) más que una democracia (poder del pueblo. Un día el presidente González Flores es alertado de que hay movimientos sospechosos en los cuarteles. Que llamen a Pelico (su ministro de Guerra. dice confiado el Presidente. Pero Tinoco era el mismo que traicioneramente le estaba dando el golpe de Estado. Este hecho explica la reacción democrática contra Tinoco del presidente de la Asamblea Legislativa, Lic. Alberto Cañas. La oligarquía cafetalera no le perdonó la creación del Banco Nacional.
La historia del Banco de Seguros (hoy Instituto Nacional de Seguros) es menos cruenta pero también patriótica.
En la década del 20 irrumpió en el escenario político un líder audaz y carismático: el padre Jorge Volio, quien llegara a decir: Yo soy la Revolución Viviente. de verdad el mensaje de Volio fue como un gran retumbo nacional. De su famoso programa de gobierno de los 18 puntos de fuerte denuncia social y cargado de ideas nuevas y visionarias dirá don Ricardo Jiménez que dice verdad como el Evangelio.
El programa habla del referéndum, de la reforma agraria, de la autonomía municipal y también de los riesgos del trabajo.
Volio, sin dinero y en corta campaña, pero encendido en idealismo, saca una votación sorprendentemente alta pero no la necesaria para ganar.
Vienen negociaciones y negociaciones y termina apoyando al candidato Ricardo Jiménez Oreamuno, quien llega a la Presidencia de la República y Volio a la Vicepresidencia.
Nace, entonces, en 1924, el Banco de Seguros, hoy Instituto Nacional de Seguros.
Ayer como hoy los grupos conservadores y liberales y se opusieron violentamente a la intervención del Estado en los seguros. Surgió una encendida y brillante polémica y nacional a favor y en contra del Banco de Seguros.
Pero el presidente Jiménez tenía como Ministro de Hacienda a un formidable intelectual, economista, escritor y polemista: Tomás Soley Güell. así, de un verdadero campo de batalla ideológico, se levantó hace 70 años el Instituto Nacional de Seguros.
El Banco Nacional y el Instituto Nacional de Seguros son frutos de estadistas visionarios y valerosos.
Hoy son una honrosa tradición nacionalista costarricense que nos exige cuidarlos con amoroso cariño para que crezcan fecundos. porque hoy, como ayer, las fuerzas enemigas están al acecho.
Muchos años antes de que se decidiera construir en ese lugar la Plaza de las Garantías Sociales, presenté a la Caja Costarricense de Seguro Social, donde fungia como director, un proyecto para construir allí un Mercado de Artesanía en toda regla.
Mi plan evidentemente fue desechado por la Junta Directiva de 1990, pero sigo creyendo que ese vecindario es excelente para las artesanías, por las razones que los artesanos saben.
Por supuesto, ni la plazoleta de Mora Fernández ni la Plaza de las Garantías Sociales son el sitio más adecuado, entre otras razones porque están ambas a la intemperie. lo que nuestros artesanos necesitan es un mercado como el que hace años les construyó la ciudad de México a los suyos.
Caminar Por esa razón, y sin apartarme del vecindario que juzgo adecuado creo y así lo expresé en días pasados a una delegación de artesanos que me visitó que la solución para el problema que confrontan, está en el edificio, propiedad del gobierno, ubicado en el costado sur de la Plaza de las Garantías Sociales, donde antaño funcionó el Frontón Jai Alai y más tarde el estadio de basketball. Ignoro si todavía lo usa la Guardia Civil, que fue el último inquilino que le conocí.
RAUL MARIN ZAMORA Roberto Murillo Zamora, in memoriam No creo que la remodelación de ese edificio y su adecuación para mercado de artesanías sea excesivamente onerosa, y realizarla sería no sólo resolver el problema de estos trabajadores, sino también un problema urbano, porque no hay duda de que los mercados al aire libre no contribuyen ni al ornato ni a la vida cívica.
Caminar, se puede decir, es un ejercicio más mental que físico. El desplazarnos de ese modo nos permite percibir y admirar el entorno empleando cualitativa y cuantitativamente más sentidos que si transitásemos la misma ruta velozmente.
De ese modo, cada quien es dueño del ritmo, y la mente gobierna formidablemente el cuerpo, mientras que a ella llegan toda clase de mensajes y estímulos; da la imprey sión, entonces, que la metafísica puede más que la física. está bien que así sea.
El desplazamiento, como medio pero no como fin, cede, comúnmente, a la tentación del reposo, que se transmuta en el recurrente objetivo del deambular y vagar del mismodo que el corcel se regocija con su gracioso piafar y el ser humano con su éxito pasajero pero que abandona el dulce carácter teleológico del transitar.
Caminar con el auxilio de nuestra intransferible rosa de los vientos se transforma en una idea fuerza, en la búsqueda de valores superiores y también nos ayuda a explorar pensamientos y recrear sentimientos, al tiempo que nos permite hacer muy dificiles ejercicios, como el de intentar explicar tanto las injusticias que nos han hecho como las que, sin saberlo, pudimos haber ocasionado. Cuantas veces hemos recorrido rutas cargadas de anhelos, con los cipresales como confidentes, y cuántas veces, y con cuánto dolor, hemos retomado esa vereda con el desaliento, víctimas de la perfidia y la envidia de siniestros orígenes! Entonces, hemos levantado nuestra protesta del mismo modo que el lobo dariano ante el Santo de Asís.
Felizmente; no obstante, en el recodo del camino nos hemos encontrado con la sincera solidaridad de los seres entrañables dándonos su cálido aliento.
En todo caso, el hombre tiene una limitada posibilidad de escoger su espacio, no así el tiempo fisico del cual está preso. Conjugar un espacio a un tiempo dado constituye el punto de equilibrio del arte de vivir de nosotros todos, nómadas espirituales. Tiempo y espacio, dos categorías que desdeñamos pero que a menudo el filósofo nos recordaba, ciertamente sin mayor entusiasmo.
En esas coordenadas, nos decía, deben caber, al menos, la razón. la verdad. la belleza, el amor y la amistad.
Angela, su ángel de la guarda inseparable, le sirvió de complemento y acicate en esa, su acuciosa búsqueda; que no era otra que la de Dios.
Hoy he caminado más que nunca, tuve poderosos motivos para hacerlo, al final de la ruta tuve la impresión de encontrarme con El Eterno y en El con el singular poeta sabio, caluroso e insustituible amigo, Roberto Murillo Zamora.
Su vida, siento, transcurrió toda mientras sonaba el Angelus a que se refería Juan Ramón Jiménez; pues en esos preciosos momentos parece que otra fuerza de adentro, más altiva, más constante y más pura, hace que todo, como en surtidores de gracia, suba a las estrellas, que se encienden ya entre las rosas.
Con esa singular fuerza también hizo la ruta. mon cher amí, Monsieur le Professeur. de sus machadianos y reposados caminos de la tarde. Gracias al Olimpo, por tan espléndido regalo!
Un convenio entre el Poder Ejecutivo y la Municipalidad de San José para esos fines no es dificil de alcanzar, si el Mercado de Artesanías va a ser municipal, como parece natural lo sean todos los mercados de la ciudad.
93 Las personas que han considerado que la invasión de la Plaza de las Garantías Sociales es un irrespeto a la memoria del Dr. Calderón Guardia, lo mismo que las que durante años han considerado que se ha venido irrespetando la memoria de nuestro primer gobernante Mora Fernández, con toda seguridad habrán de apoyar esta idea que respetuosamente someto a las autoridades encargadas de resolver el asunto.
Las opiniones publicadas en esta página, no son necesariamente compartidas por este periódico.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
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