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Revista Dominical. LA REPUBLICA. Domingo de abril de 1987 15 Joaquín Matatigres Comenzamos a publicar hoy la historia de Joaquín Matatigres, un tipico campesino costarricense fantasioso y creyencero de las serranías tilaranenses. La historia, narrada con su sabroso estilo por el escritor Miguel Salguero, consta de treinta y seis capítulos que se publicarán consecutivamente en la Revista Dominical de LA REPUBLICA. Hoy, con mucho gusto, publicamos el primer capítulo de esta primicia histórico literaria.
Miguel Salguero ACIO audaz y aventurero, en tierras y épocas propicias para jugarse la vida a cada instante. Fue un 30 de agosto de 1932, en el río Santa Rosa, a la par de la finca de los Vargas.
Años atrás sus padres habían llegado desde San Pedro de Poás, de donde procede en su mayor parte la murillada tilaranense. Estamos en Tilarán, cordillera del norte, en etapa de plena colonización. quien habla es Joaquín Murillo Murillo.
Para mí el mayor placer ha sido hacer las cosas y reservármelas, pero si usted quiere que le cuente, le cuento.
Mi padre era moledor de caña; tenía trapiche alquilado. Cuando yo estaba muy pequeño él me llevaba a la molienda metido en una alforja, en la parte de atrás. Así pasábamos los barriales sin que yo me ensuciara; y a partir de las 10 de la noche me dormía a la par de la hornilla. la una de la madrugada me levantaba mi padre para que le ayudara en la molida; yo le arreaba los bueyes. Tenía yo solamente dos años de edad y como único varón, mi viejo quería enseñarme el oficio desde pequeño. En ese trapiche molían muchas personas, pues sus dueños lo alquilaban.
Así fui creciendo. Al llegar a los seis años de edad entré a la escuela de oyente, acompañando a mi hermana, que es mayor un año. Tuve suerte, porque me dieron como ganado el primer año; así seguí hasta los diez años. Vivíamos entonces en Tilarán. los 10 años de edad nos trasladamos a vivir al Vergel; quería mi padre cambiar de situación económica, porque veía la posibilidad de mejorar en El Vergel. Quiero decirle que desde muy pequeño aprendí a trabajar en muchas cosas, y con esto me hice no digamos valiente, pero sí un hombre capaz de entrarle a las vicisitudes de la vida sin arrugar la cara. Cuando a los años comencé a correr aventuras en la selva, esto era para mí un entretenimiento mejor que jugar fútbol o cualquier otro deporte. Cazar animales salvajes, hacerle frente a una serpiente enorme, todas estas cosas eran pasatiempos porque desde pequeño me familiaricé con este tipo de vida.
De esas eventuras voy a hablar ahora.
Pero para hacerlo en forma cronológica echemos hacia atrás hasta los seis años de edad, a la ciudad de Tilarán de aquellos años, unas pocas casas de madera, la iglesia, y luego desde el centro, los caminos hacia caseríos o más bien rancherios perdidos ora en la región del lago del Arenal, ora por los senderos de la Lombardía y Quebrada Honda. Lo que contaré sucedió precisamente por el camino de Lombardía, vieja hacienda en donde muchos extranjeros enterraron sus sueños.
Oſ cierto día que un vecino, Chuy Conejo, le contaba a mi padre algo extraño. Uno chiquillo es orejón, le gusta enterarse de todo, pero mi viejo era muy delicado, es decir muy cascarrabias y no dejaba que un pequeño se metiera en la conversación de los mayores. Oſ decir que en el Ceibón, de la Lombardía, aparecía una luz de muerto todas las noches. Esa luz espanta a todos los vecinos de Lombardia, Quebrada Grande y demás lugares de la zona; nadie pasa después de las 10 de la noche.
Oír aquello y metérseme una espinita fue una sola cosa. Qué vaina. qué cosa será una luz de muerto? Yo quiero saber como es. Si le decía a papá o a mamá que me dieran permiso de ir a ver la luz con toda seguridad me lo prohibirían terminantemente. Dios libre; si usted ve una luz de muerto cae al suelo descompuesto.
Yo siempre he querido hacer cosas diferentes a todas las que hacen los demás.
Descubrir los secretos de la naturaleza; ver qué hay detrás de cada acontecimiento, de cada fenómeno. Por este motivo comencé a investigar el extraño caso de la luz de muerto del ceibón.
Me enteré de que la luz aparecía en la copa del árbol, que tenía unos 40 metros de altura; desde lo alto se desprendía e iba a pararse, siempre sin fallar una noche, a un portón de un cañal. Entonces los viajeros trataban de pasar antes de las de la noche, hora en la cual por lo general aparecía el espanto.
una lámpara de esas que dan una luz blanquecina, mejor dicho, casi azulada. Llegó primero al portón, y luego se paró en un poste cercano. En ese momento estaba a unos diez metros; no sabía si podía correr, o podría acercarme a ver si averiguaba de que se trataba el fenómeno. Tenía el pelo todo erizado; traté de pararme y no pude. Solo acaté pedirle a Dios que me diera valor para averiguar la realidad de lo que para todos era una luz de muerto.
La luz se desprendió del portón y se paró dentro del canal. Yo vi que se iba achicando la claridad; que cada vez era menor, hasta que se veía una pequeñísima lucecita.
Saqué entonces fuerzas de flaqueza y me fui acercando poco a poco hasta llegar a un metro de donde salía el pequeño punto luminoso. Se trataba de una caña que alguien había cortado por el cogollo; tendría unos dos metros de alto; al ver que la caña tenía un hueco, lo tapé y la corté en un trozo de un medio metro. Así de pronto me vi con la luz en mis manos. Fui quitando la mano que tapaba la entrada al hueco y vi que la luz estaba comiendo caña. Carambas, qué fenómeno más increíble: una luz que come caña.
Luego, movi el trozo violentamente y la luz salió a la superficie: Era un carbunclo o luciérnaga, enorme.
Me llevé a mi casa el pedazo de caña y aquel animalito que irradiaba tanta luz, y al día siguiente se lo enseñé al vecino de mi papa: Tome, señor, aquí tiene la luz de muerto, guardela. Joaquincillo. Cómo te animaste vos a hacer esto. Así desapareció la luz de muerto de la Lombardia. Aprendí que a pesar del temor que uno pueda sentir, es necesario armarse de valor hasta lo indecible para hacerle frente a cualquier situación, por inexplicable que parezca, ya que en esta vida, como ustedes acaban de oír, todo tiene su explicación lógica. TRANSPORTES ARWEST EXPRESSO CENTROAMERICANO Una noche se fueron mis padres a una ceremonia religiosa a la iglesia y nos dejaron a mi hermana y a mí en la casa. Una señora vecina se hacía cargo de cuidarnos. Se me ocurrió decirle entonces a la buena señora que yo iba a hacer un mandado donde un tío, cosa que encontró normal, y me dio permiso.
Pero di la vuelta por detrás de la casa, tomé un saco ahulado que usaba mucho en la zona, y era hecho por los huleros de Caño Negro y Arenal con látex sacado del bosque, y además tomé mi machete de cintura, y me fui con un pequeño foco de pilas eléctricas rumbo a Lombardía.
La noche era muy oscura, ventosa, porque el clima de Tilarán es de los más ventosos del país. Llegué sin muchos problemas al ceibón, y me ubiqué debajo, cerca del tronco. Sin embargo, el ceibo echa una frutilla que comen algunos pájaros y había un olor desagradable por las cuitas; entonces me trasladé hacia el portón del canal, y decidí esperar.
Allí estuve un rato. No pasó nadie por el solitario camino, ni había señales de vida; sólo el ruido del viento. De pronto a eso de las y media de la noche comencé a ver una claridad en una rama del árbol. Empezó a aumentar la claridad y mi pelo a erizarse; luego no sentía la camisa ni el pantalón, por el mismo fenómeno del pelo. Qué me queda por hacer. Salir huyendo? No, sigo esperando a ver qué va a ocurrir.
Me pasó el primer escalofrío, el primer encuentro con lo desconocido probablemente con el más alláy me fui serenando en mis seis años apenas cumplidos. No, no me voy; quiero ver de qué se trata esto.
De repente la luz se hizo más grande y brillante, y se desprendió desde la rama del árbol y se vino directamente a donde yo estaba. En ese momento quedé frio, totalmente frío paralizado, sin saber qué hacer: si salir corriendo o quedarme hasta el final. Tanto se había hablado de la luz de muerto que el terror me paralizó por completo.
La luz se vino en forma directa al portón del canal. Yo, inmóvil, la veía avanzar como Servicio de carga consolidado de itinerario a las capitales centroamericanas con servicio cada 10 días: SALIDA ANTERIOR 31 de marzo PROXIMA SALIDA 10 de abril Para información de tarifas y reservaciones TELEX 7523 ARWEST TELEFONO: 37 26 06 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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