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Revista Dominical. LA REPUBLICA. Domingo 30 de setiembre de 1987 Moscú es la capital de la URSS. En el centro de la ciudad están el Kremlin y la Plaza Roja con el Mausoleo de Lenin. En Moscú hay estaciones de ferrocarril, 16 mil taxis, 25 teatros, 65 museos, 76 centros de enseñanza superior, mil restaurantes, comedores, cafés. It La OY he tropezado con la siguiente: cuando la izquierda está en el poder, como inquilina de un Estado no hecho a su medida y que tampoco está en condiciones de modificar, tiene graves problemas de identidad como tal izquierda cuando debe ejercer funciones represivas dentro de la tradición cultural del estado burgués. Para el caso poco importa el país al que se refiere el articulista, ni menos la circunstancia que lo mueve, sino la presencia sorprendente de un destase histórico y de un vocabulario vetusto e inactual.
Si algo caracteriza al mundo de los últimos veinte años es el creciente descrédito de las ideologias cerradas y la afirmación de una realidad social y política que desborda en todos sentidos los esquemas simplistas que los revolucionarios del siglo pasado concibieron como verdades finales y absolutas. Ese Estado no hecho a la medida y esas funciones represivas dentro de la tradición cultural del Estado burgués tienen un inocultable olor decimonónico de antigualla ideológica. Así escribieron mucho los intelectuales de izquierda antes de 1917. De entonces a acá las cosas han cambiado bastante y ya sería muy difícil, tan difícil como un dilema de escolástico de la edad media, distinguir entre represión de derecha o de izquierda. La verdad es que no hay verdugos de derecha o de izquierda sino, simplemente, verdugos.
ideología del verdugo los esquemas. Gorbachov acaba de hablar, ante el pleno del Soviet Supremo, de una segunda revolución rusa que está en difícil proceso de emergencia. Se va a ensayar una inusitada mezcla de propiedad estatal de las empresas con formas atrevidas y casi iconoclastas de economía de mercado. Las empresas estatales serán automatizadas y competirán entre sí por precios, beneficios y salarios. Se va a iniciar una tímida pero muy significativa, reforma del sistema tradicional de presentar candidatos únicos para cada elección, para que puedan concurrir varios con distintas ofertas a conquistar los votos. Ha comenzado a asomar una oposición y hasta una tenue libertad de expresión hablada y escrita.
Frente a esa realidad hablar hoy de Estado hecho a la medida de una ideología o de la posibilidad, casi ociosa, de distinguir entre una represión revolucionaria y otra burguesa, es casi jocoso. En materia de injusticia y de sufrimiento humano poca diferencia puede haber entre las víctimas de Pol Pot en Cambodia, las de Jomeini en Irán, y las del fascismo en la Europa de los años 30. Seguir sosteniendo esos puntos de vista de rigidez ideológica aplicada a la realidad social y política del mundo actual es anti histórico. La historia marcha, los tiempos cambian, la realidad social es fluida y dinámica. Encerrarse en un esquema abstracto es cerrar los ojos y condenarse al error ante el extraordinario poder de búsqueda y creación que caracteriza al mundo de hoy. Suena a anacronismo y a delirio ideológico, pretender distinguir entre el verdugo de derecha y el de izquierda. El problema no es la ideología del verdugo sino la existencia de verdugos. Dentro del inmenso dinamismo de la vida social, tan globalizada en el presente, lo que importa es lograr un orden de equilibrio y justicia, nunca estético ni conformado a la medida de nadie, y en el que puedan llegar a eliminarse los verdugos.
Por Arturo Uslar Pietri Pensar que se puede hacer un estado a la medida de un esquema ideológico, es una afirmación anti histórica. Nadie nunca ha podido hacer un Estado a la medida, porque ello supone la posibilidad de una sociedad inmutable y estática dentro de una fórmula perpetua de organización.
Las tentativas de construir una estructura política inalterable al tiempo y al cambio han fracasado siempre. La vida es dinámica y cambiante, la sociedad humana lo es en mayor grado, por lo tanto pretender congelarla en un punto y forma determinados de SU evolución es condenarse a la suerte del legendario rey Canuto de Inglaterra, que pretendía que la marea se detuviera en su crecimiento para no alcanzar su trono colocado en la playa.
Al alzar de esa mirada distraída con la que recorremos las páginas de los numerosos periódicos que tiene que hojear hoy cualquier persona que quiera estar al día, hasta donde esto es posible, tropiezo a veces con alguna frase que me hace detener y que por su carácter mismo provoca un inevitable proceso casi automático de rechazo polémico.
La historia de estos últimos años ha sido, precisamente, la de la marea baja de las ideologías. La historia política de Europa en el último cuarto de siglo, la evolución de los partidos llamados socialistas, la de los llamados partidos conservadores y liberales, ha contribuido a crear una nueva realidad todavía no bien definida, pero que evidentemente no calza dentro del esquema simplista. Lo que ha venido ocurriendo en la URSS. en toda la Europa oriental, las grandes rectificaciones en China, revelan sin duda la precariedad de Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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