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2 Revista Dominical. LA REPUBLICA. Domingo de mayo de 1988.
CRITICA Coordinador: Orlando García Valverde ACHUCARRO Carmen Santos, expone sus obras en las salas de la Alianza Cultural Franco Costarricense.
Bajo el auspicio de la Embajada de España, el Instituto de Cooperación Iberoamericana y el Teatro Nacional de Costa Rica, se presentó aquí el laureado pianista español Joaquín Achúcarro el pasado 25 de abril. Valga decir, por cierto, que sin tales auspicios institucionales difícilmente podríamos contar en nuestro medio con oportunidades como ésta; en nuestra incapacidad económica para satisfacer las condiciones comerciales de los grandes artistas internacionales hace que dependamos en mucho de las amistosas relaciones que podamos cultivar con las instituciones que fomentan las relaciones culturales entre los países.
Sería excesivo y quizás poco verosímil enumerar aquí los galardones y acontecimientos memorables que adornan el expediente de este indiscutible virtuoso; quienes le hemos conocido desde la década del 50, particularmente a través de las emisiones de Radio Universidad de Costa Rica, o a través de sus anteriores visitas a este país, hemos podido comprobar su fineza; poco sería lo que podríamos agregar a lo ya dicho en los más importantes foros del mundo en este sentido.
Por lo tanto, daremos por sentado lo referente a su estatura artística, que es materia de consenso entre los comentaristas especializados, y me remitiré a un punto de discrepancia.
Me decía un colega de su inconformidad con la escogencia del repertorio por parte del maestro Achúcarro y agrega en actitud de protesta que tenía la particularidad de seleccionar siempre música de cafetín para sus presentaciones; no sólo no podría compartir su criterio, sino que me dio pie para extender mis elucubraciones sobre el artista en esa dirección. Nadie que alcance el grado de excelencia que se requiere para sostener una carrera de primera magnitud en las artes y gozar en forma constante del mismo prestigio internacional puede ser tan torpe o de tan mal gusto que no SEPA escoger su repertorio; en mi opinión, sería ingenuo suponer CARMEN SANTOS orfebrería, la pedrería, la bisutería imperial que sólo podían fabricarse por medios rudimentariamente artesanales en las penumbrosas bóvedas de Bizancio pero que luego empezarían a rutilar en los perfiles sensuales de Constantinopla.
EMOS comentado ya en artículos anteriores el paso de lo abigarrado a lo sencillo que se patentiza en la obra de Carmen Santos.
Hemos visto como sus creaciones se han despojado gradualmente de superfluidades para acabar en una síntesis de esencialidades; puesto que para muchos buscar la simplicidad significa parodiar el discurso de nuestros aborígenes, es preciso establecer que en este caso consiste en someter nuestro atavismo a los requerimientos de las condiciones tecnológicas actuales. Al decir atavismo, se entiende ese sedimento de materia genética que afortunadamente continúa vinculándonos con nuestra pura naturaleza y al decir tecnología quiere decirse todo aquello que sirve para la magnificación de nuestras terrenales facultades.
o que el maestro no ha hecho su selección basándose en criterios lógica y sólidamente fundamentados. O, de la misma manera, que el colega en cuestión sí sabe hacerlo y que para ello no es necesario tener la experiencia escénica del otro.
Más bien, cuando el Sr.
Achúcarro me dijo que su primordial interés en la ejecución era el sonido en sí, entendí que su sentido de la honestidad radicaba en la intimidad de su ejecución, en lo que se produce entre el tacto y el vacío; no en la sinestesia que lleva al auditor a concluir que ha asistido a una buena ejecución. Es un rasgo típico de los románticos; Achúcarro muestra, además, los síntomas de un solitario y marinero, como que es bilbaino.
Luego, su elección de repertorio es la comprobación de una circunstancia vital; de hecho, esa música que toca frecuentemente y que mi colega tilda como de su naturaleza técnica. también el cafetin lo tiene y es todo un mundo de considerable profundidad humana e imperecedero amor.
Irreprochable interpretando a Schubert, Scriabin, Chopin, y Brahms, interpretando a De Falla, Monpou, Albéniz y granados es un comunicador de vivencias que no precisamos entender sino vivir otra vez.
Las obras que actualmente se exponen de esta artista en las salas de la ALIANZA CULTURAL FRANCO COSTARRICENSE constituyen un buen ejemplo de lo dicho anteriormente. Aunque algunos críticos en diversos países han señalado similitudes entre las obras de Carmen Santos y el arte del Lejano Oriente o el Precolombino y quizás otros, en mi apreciación es evidente un elemento aun más cercano a nuestra condición cultural mestiza, que justo en este caso tendría una razón más bgica de ser que cualquiera de los otros.
Las últimas obras de Santos sugieren la utilización liberal y decidida de recursos nuevos para reivindicar sensaciones antiguas que, me atrevería a afirmar, provienen del choque entre Oriente y Occidente. Las imágenes en ellas apuntan a una fascinación con la Los materiales y métodos actualmente disponibles favorecen esta representación; la selección misma de los materiales que la artista ha hecho en otros momentos y que ha comprendido el hierro, el plomo y el vidrio, por ejemplo, refuerza lo conjeturado. En síntesis, podemos hablar de unas obras que son fantasía y magia sin superstición; tradición sin mojigatería; es el trabajo al fin y al cabo de una de las más industriosas y valientes exponentes de nuestras artes plásticas.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
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