Guardar

LA REPUBLICA. Lunes 20 de noviembre de 1989 11 PERSPECTIVAS DESARROLLO SOCIAL Desarrollo Rural ESTADO.
Burocracia pública.
Exploremos otros aspectos importantes del tema que hemos venido tocando en nuestros últimos artículos.
Danilo Badilla ¿Cuán dañina es la tala de árboles. Cuán beneficiosa es para el pequeño productor enmontañado. José Luis Vega Carballo Catedrático de Sociología, UCR.
Premio Nacional de Ensayo Aquileo Echeverría Algo más sobre la fuerza política del gasto público El maderero, el pequeño productor campesino y el desarrollo nacional Cuando escribimos sobre el intermediario como elemento generador de desarrollo, nos viene a la mente otro grupo de individuos que de manera similar han sido puestos en el banquillo de los acusados, por parte de los conservacionistas, de los políticos y de la mayoría de los costarricenses, EL MADERERO.
La tala de árboles en Costa Rica siempre ha sido hecha de manera irracional, el productor en algún momento botó montaña y luego quemó la madera, no obtuvo ningún beneficio. Es preocupante pensar cuánta destrucción hubo y se sigue actualmente un proceso parecido.
En las zonas rurales, en donde como hemos dicho en anteriores articulos el pequeño y mediano productor dueño de fincas de mucha pendiente y casi toda de montaña y tacotal, busca en el árbol un medio más de subsistencia. Los primeros árboles que tala es para construir su casa y otros que vende a un pequeño artesano del caserío más cercano.
Sus escasos recursos lo provocan para ver en la montaña una oportunidad de cambio, la opción de ponerse de acuerdo con el MADERERO es necesaria. Su finca enclavada en la montaña no tiene caminos y los organismos encargados de construirlos no tienen los fondos necesarios para hacerlos, el alto costo de construcción y mantenimiento hacen imposible tal acción.
EL MADERERO ofrece como alternativa al pequeño productor la construcción de por lo menos una trocha. la cual le permitirá sacar los trozos de madera, como es obvio, pero luego el pequeño finquero podrá con un poco de mayor comodidad sacar su producción de frijol y de maíz, el caballo único medio de transporte y de movilización se maltratará menos; el tiempo para trasladarse a las poblaciones cercanas donde recibirá los servicios del Estdo y podrá adquirir otros productos será mejor.
En estas áreas la relación del pequeño productor MADERERO es necesaria y funcional, es una forma de mejorar las condiciones de vida de los primeros; es claro que en detrimento de los recursos naturales de nuestro pais; pero es claro también que el desarrollo nacional en el pasado y en parte ha estado fundamentado y ha sido provocado por la relación de estos dos actores sociales.
Es necesario aclarar que no estamos planteando que la destrucción del bosque tiene como objetivo final el desarrollo; pero si planteamos que ha existido históricamente en Costa Rica una relación funcional entre los actores sociales que le han permitido a uno tener una relativa mejor condición de vida, al otro brindar un servicio, sobre todo en las zonas urbanas como lo es la venta y distribución de la madera fundamentalmente para construir viviendas.
De hecho muchos madereros se enriquecieron con la destrucción del bosque, pero aún así han cumplido sin proponérselo un papel importante en el bienestar del pequeño productor de las zonas rurales al haber hecho posible que territorios sin acceso pudieran recibir en su seno a muchos costarricenses que buscaban sacarle a la tierra alimentos, no sólo para ellos y su familia, sino que de igual modo para el consumo nacional.
El argumento de base de quienes hoy día atacan el crecimiento de la burocracia y el gasto estatales, es que conforme el mismo se fue abultando muchas veces por presiones puramente electorales (el botin politico, ley del 3, inamovilidad del personal, empleomania, etc. en esa misma medida se fue restringiendo el campo del mercado, la dinámica de los negocios privados, la rentabilidad del capital, el respeto por las leyes de la oferta y la demanda, y otra serie de principios deificados por los liberales desde el siglo XVIII. Peor aún: la causa principal o exclusiva de la recesión económica que hemos sufrido desde finales de la década anterior, radica para ellos en esa expansión desorbitada del sector público que restringió la evolución del mercado y en general del sector privado considerado como la fuente única de la producción y la productividad. Vemos asi como, la critica al estatismo, muy rápidamente devino en un elogio plagado de optimismo o nueva idolatría en favor de la efectividad ilimitada y automática del mercado, de sus mecanismos y leyes; una especie de renacimiento de antiguas doctrinas tendientes a demostrar que si se deja a la economía y al sector privado en entera libertad, mayor será la expansión de la economía; y que si se quiere estimular a ésta, basta con quitarle los obstáculos que la acogotan y asfixian. Y, claro está, de inmediato se piensa en quitar las regulaciones de orden legal, político y financiero que el Estado ha desarrollado, y no desde ayer, sino incluso desde tiempos de algunos de nuestros más ilustres liberales que percibieron que en ciertas partes habia fallas de la venerada mano invisible. representada por las fuerzas del mercado.
Conviene repasar y ubicar bien esta perspectiva critica del desarrollo más reciente de nuestro sector público, para entender mejor algunas de las contraperspectivas que iremos presentando al lector y para poder concluir que esa perspectiva, puesta asi, en esos términos tan simplistas de una cosa (mercado y crecimiento) u otra (estancamiento y Estado. de blanco y negro olvida muchos aspectos, dimensiones o factores que han estado en pleno juego en este periodo de la Guerra Fria (o posguerra) que ahora, por dicha, está llegando a su final.
En primer lugar, indiquemos que no es ésta la primera vez que se aviva en el exterior o en nuestro medio (en gran medida reflejo del más allá. la vieja tesis dogmática de que el mercado es la cura para todos los males de la economia y su desarrollo, y de que por tanto, las interferencias gubernamentales deben desmantelarse para que se infle el balón de la prosperidad tanto de los de arriba como de los de abajo (sobre todo si éstos tienen paciencia histórica y tolerancia social e ideológica. Lo que sucede es que esta vez, los ideólogos del mercado libre señalan que la eficacia de sus fórmulas se asienta a partir de una larga onda expansiva que tuvieron el mercado y el comercio exterior desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo se olvidan que la misma ha llegado a su final y que no hay signos claros de una cabal recuperación de las economías centrales del mundo occidental, excepto en cuanto al aumento de la especulación financiera a escala mundial, lo cual si ha sido facilitado por la liberalización (o desregulación, como algunos la llaman. este fenómeno, en vez de ser indicador de una nueva onda de crecimiento, podría estar conduciendo a un desastre.
En segundo lugar, observamos que hubo factores políticos y militares (extra mercado) que estimularon el crecimiento de larga duración que señalan nuestros economistas liberales como sinónimo de prosperidad. Los militares, como las economías de guerra y los negocios de la reconstrucción que siguieron a la destrucción de Japón, Alemania y otros poderes después de 1945, nos han afectado indirectamente. Pero los políticos, enraizados en el comportamiento del gasto y la inversión pública, si los hemos tenido muy presentes en nuestro país, iy no todos son de color verdi blanco!
En tercer lugar, hemos venido montados en la cola de la larga prosperidad norteamericana y en la hegemonia diplo política y militar de la gran potencia del norte, todo ello ahora puesto en entredicho por la crisis económica y política que coincidió con la terminación de la guerra de Vietnam, la primera que perdieron los Estados Unidos (si no tomamos en cuenta lo sucedido con Sandino a fines de los años 20. así como por el surgimiento de nuevos centros de poder politico y financiero como Japón y Europa (más unida que nunca a partir de 1992. En ese predominio norteamericano es difícil separar lo económico de lo politico, o lo que era pura fuerza competitiva de mercado, de lo que era pura fuerza de hegemonia politico militar Sin embargo, se hace necesario volver a la argumentación central: en pocas ocasiones ha sido el mercado puro, o la pura fuerza de sus leyes, lo que ha fomentado la larga ola de crecimiento económico de las últimas décadas en muchas partes del mundo (no todas. Pareciera que el crecimiento sostenido, de largo plazo, de una economia no se logra exclusivamente a base de factores estrictamente económicos, cuya química pura venga del mercado y de las decisiones de empresarios, productores y consumidores perfectamente libres y lozanos; sino que emana de factores no economicos, generalmente de indole política con respecto a cuya acción las fuerzas del mercado han sido más que todo instrumentos auxiliares, procesos ciegos que crecen por acumulación y no por estrategia, factores que los mueve el afán de lucro exclusivamente (o primordialmente) y que de alguna manera deben ser orientados e incentivados. aunque sea por medio del camino que proponen los liberales, el cual no puede abrirse si no es desde el nivel político y estatal, alli donde hoy dia reina una mentalidad pro mercado tratando de hacer paradójicamente lo que el mismo mercado no tiene fuerza ni conciencia para realizar: léase el ajuste estructural. Cuál fuerza es, entonces, la que tiene el mercado y cuál la que tiene el Estado?
DESARROLLO POLITICO Relaciones Internacionales Se cumplen en estos días seis años desde que Luis Alberto Monge Alvarez, a la sa Presidente de la República, proclamó la Neutralidad Perpetua, Activa y No Armada de Costa Rica frente a los conflictos políticos entre otras naciones.
Jorge Rovira Mas Doctor en Sociologia: Catedrático UCR.
er La neutralidad de Costa Rica OTECA Apenas un mes antes de aquel 17 de noviembre de 1983 el ejército norteamericano habia invadido Granada en el Caribe: un ejercicio de guerra finiquitado con toda rapidez, tras el cual se procuraba sondear a la opinión pública de los Estados Unidos respecto de una eventual intervención directa en Centroamérica, al mismo tiempo que hacer una clara advertencia a Nicaragua y a Cuba mostrándoles hasta dónde estaba dispuesta a llegar la administración de Ronald Reagan. Eran los días del primer periodo presidencial de este mandatario; del ascenso del reaganismo con su reaganomics. y de la prepotencia de un gobierno que se preciaba de representar a una sociedad hegemónica en el concierto mundial pero debilitada tanto en lo económico como en lo politico y lo militar.
Costa Rica vivía uno de los momentos más difíciles de toda su historia: apenas empezábamos a emerger de la profunda crisis de 1980 1982; el Presidente Monge y su homólogo norteamericano se habían saludado en San José, en diciembre de 1982, con un abrazo caluroso pero minuciosamente calculado y habían acordado una estrecha cooperación para encarar los problemas económicos de nuestro país; la administración norteamericana, a cambio, esperaba no sólo garantizarse la estabilidad económica y política de Costa Rica, sino también una actitud favorable y ampliamente colaborativa de nuestro Gobierno con el menú de opciones confeccionado por sus estrategas para confrontar la crisis política regional.
Era un tiempo extremadamente delicado para los destinos de Costa Rica.
Internamente, algunos grupos y ciertos medios de comunicación colectiva con mucha influencia en la formación de la opinión pública, enardecían los ánimos e instigaban al país hacia un enfrentamiento con Nicaragua; le rendian pleitesía a las directrices provenientes del extranjero y presionaban para que el Gobierno facilitara nuestro territorio para propiciar acciones bélicas contra otra nación. Incapaces de apreciar las mejores tradiciones de la cultura politica costarricense, calculaban sólo dos alternativas: o la destrucción del país por la amenaza comunista o la conveniencia de convertimos en un casi estado libre asociado. Tal era la disyuntiva que estos segmentos de nuestra sociedad con su estrechez de miras lograban vislumbrar.
Pero la proclamación de la Neutralidad Activa, Perpetua y No Armada de Costa Rica, se convirtió en la respuesta política con la que el pais pudo salirle al paso a este mar de amenazas, internas y externas, que nos inducían hacia la confrontación y a convertirnos en participes activos de la conflagración centroamericana. El 15 de mayo de 1984, en una manifestación multitudinaria desarrollada en la Capital, que fue denominada Marcha Pro Paz. varias decenas de miles de costarricenses le dieron su respaldo a esta tesis politica, con la que se buscaba preservar la tranquilidad interna y abonar el terreno para una conducta más independiente y dinámica del país en la arena internacional Si bien la puesta en práctica de la Neutralidad se vio afectada durante la administración Monge por no pocas coacciones y por la misma debilidad del Presidente, todo esto en el marco de una situación económica aún muy precaria, en la que el trueque de asistencia financiera por colaboración política era una exigencia reiterada; si bien de esto no hay duda puesto que las causas de los avatares experimentados por la Neutralidad durante 1984 y 1985 son hoy asunto de sobra conocido, lo cierto es que la Proclama impuso límites y se constituyó en un valladar que desempeñó una importante función en la resistencia presentada por nuestro Gobierno a las presiones foráneas que perseguían de la administración Monge una mucho mayor participación en los conflictos bélicos centroamericanos. no está de más recordar hoy, cuando algunos quizá ya lo hayan olvidado, que la declaración de Neutralidad ha sido el principal cimiento sobre el cual ha descansado el Plan de Paz del Presidente Arias y lo que han sido cuatro años de brillante política exterior de Costa Rica.
ste documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud Costa Rica.

    Cold WarCommunismGermanySandinoVietnamWorld War
    Notas

    Este documento no posee notas.