16 LA REPUBLICA Lunes 28 de Diciembre de 1992 Editorial APUNTES DE LALO EDITORIAL CUIDADO CON EL TORO La democracia en América Latina ALZAS PUNTO DE TERMINAR 1992, QUEDA UNA PREOCUPACION MUY GRANDE ENTRE LOS LATINOAMERICANOS, ES LA DE DETERMINAR SI EN REALIDAD LA DEMOCRACIA SE HA CONSOLIDADO EN EL SUBCONTINENTE.
Dionis 92 AL DIA Contrastes Bill Clinton, Presidente electo de los Estados Unidos. fue nombrado por la revista Time el Hombre del Año, una de las distinciones mayores que otorga a los hombres públicos la prensa norteamericana. Al mismo tiempo, el Procurador Especial del caso Irán Contras estudia la posibilidad de investigar al presidente Bush, quien perdonó a cinco de los principales implicados en dicho caso, antes de que se iniciaran las diligencias judiciales en su contra. RODRIGO FOURNIER)
CH Vlinton se encuentra en la primera fase de una luna de miel con la prensa, frecuente en las etapas iniciales de todo período presidencial, pero más acentuado esta vez por la evidente simpatía de los periodistas norteamericanos por el Partido Demócrata. Clinton llevó todos los nombramientos de sus principales colaboradores conforme con el esquema de trabajo que se había impuesto. Todo transcurre, hasta el momento, en un clima de expectativas de signo positivo.
Bush llega al ocaso de su presidencia y de su carrera polítiHa dado muestras de cierta impaciencia porque esta etapa de transición pase rápidamente. Cumplió con sus amigos políticos, que pertenecían al equipo de gobierno de su antecesor, el presidente Reagan, liberándolos de la acusación que se cernía sobre sus cabezas. Se ha expuesto a las mismas críticas a que se vio sometido el presidente Ford cuando perdonó al presidente Nixon, cerrando la posibilidad de una acción judicial en su contra. Cuando se pierde el poder, las crí :icas se tornan más amargas, ya no pueden causar daño político, pero sí dolor en el espíritu.
os finales de la década anterior y los principios de la presente fueron alentadores para todos los procesos hacia la democracia. Desaparecieron dictaduras oprobiosas, como la chilena de Augusto Pinochet, y los dominios de los militares en Argentina, Guatemala, Brasil y otras naciones.
Se dieron elecciones libres en Nicaragua, donde los sandinistas entregaron el poder a doña Violeta Barrios; y en Panamá, finalmente, aunque gracias a la intervención militar de los Estados Unidos, se logró destronar a Manuel Antonio Noriega, quien hoy paga todas sus culpas en las cárceles de Miami. En general, todos los gobiernos centroamericanos de hoy son producto de la consulta popular.
En América del Sur sucedió un tanto parecido. Argentina, Uruguay, Brasil, Chile, Bolivia, Paraguay y en todos los otros países, se volvió por la senda democrática.
En el Caribe perviven la situación de Cuba, donde Fi.
del Castro se adueñó del poder ya hace más de tres décadas, y la de Haití, la nación más pobre de América que vive en la actualidad una situación caotica producto del golpe contra Jean Bertrand Aristide.
Lo de ahora es muy similar a lo que se presentó en los años 50 y principios de los 60, época en la que América Latina era gobernada por dictaduras. En esa oportunidad cayeron Marcos Pérez Jiménez en Venezuela, Juan Domingo Perón en Argentina, Gustavo Rojas Pinilla en Colombia, Fulgencio Batista en Cuba, Getulio Vargas en Brasil, Rafael Leonidas Trujillo en República Dominicana, aunque se mantuvieron otras como la de los Somoza en Nicaragua y se inició el proceso de consolidación de Fidel Castro en Cuba, así como la de Francois Duvalier en Haití y Alfredo Stroenser en Paraguay.
Pero aquél halito de esperanza que se presentó hace más de 30 años, desapare.
ció y vinieron las férreas dictaduras militares, con toda la nefasta secuela que marcó una huella de dolor muy profundo en todo el continente.
Al iniciarse esta década, la esperanza volvió a los latinoamericanos. Hubo un momento en el que prácticamente todos los gobiernos fueron elegidos en el sistema popular. No obstante, cual proceso histórico que se repite, la amenaza de la dictadura asoma de nuevo sus narices en el subcontinente.
Perú es el mejor ejemplo. Alberto Fujimori, elegido li bremente y por voluntad de los peruanos, traicionó a su pueblo y a la democracia y dio un golpe de Estado con la cooperación de los militares, los que por otro lado, alentados por esa actitud, han in tentado también ya derrocarlo.
Venezuela sufre también el hambre de poder de los militares, quienes en lo que va del año intentaron en dos oportunidades destituir a Carlos Andrés Pérez, sin que finalmente el pueblo los apoya ra en ese bestial intento.
En Argentina también los militares se han mostrado en algunas oportunidades inquietos, pues es posible que añoren las épocas de las desapariciones, cuando dominaban a su libre antojo en esa nación.
Frente a todo ese desajuste, en este año se presentó el hecho relevante de consolidación absoluta de la democracia: el pueblo brasileño fue escuchado y su presidente, Fernando Collor de Me.
llo, sacado del poder por corrupto.
América Latina vive en estos momentos grandes problemas: la pobreza extrema se ha generalizado, la corrupción se ha enseñorado, el narcotráfico es un poder real. Estas y otras dificultades amenazan a la democracia, pero Brasil ya dio el ejemplo: si los pueblos latinoame ricanos desean seguir viviendo en de mocracia, su deber es defenderla hasta en sus últimos extremos.
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