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18 de amor DOMINGO 11 LA REPUBLICA. Domingo 25 de febrero de 1990.
05 OS DS si je 0, se las playas de la región colombiana del Choco, en el Pacífico, las olas traen últimamente centenares de tortugas que, sin motivo aún conocido, se dejan enterrar por la arena, donde mueren en un aparente suicidio colectivo.
Extraña muerte de reptiles 10 la da fauna marina de estas costas.
25 es e e ni s e OS habitantes de Bahía cen.
lidad de que un importante númeSolano, municipio de Los biólogos del INDERENA ro de tortugas, en la trayectoria de Valle, dieron la voz de se inclinan a pensar que el mal su migración natural, haya caído alarma hace una semaque aqueja a las tortugas negras en las redes de arrastre de los na, cuando empezaron Fhelonia agassiz? es una espe barcos camaroneros y hayan averse los primeros cadáveres en cie de cáncer o SIDA que, por muerto por asfixia.
la playa, y hoy es el Instituto de alguna extraña razón, está diezRecursos Naturales (INDERENA) mando la población de esta región tan científicas ni mucho menos Otros, con explicaciones no el que se pregunta la causa de del Pacífico.
comprobadas, culpan a los barestas muertes.
En sólo siete días se calcula No hay pruebas que delaten cos japoneses que fondean en la que han muerto unas 500 tortu síntomas de envenenamiento en Bahía, para matar a machos y gas. cuyos cuerpos llegan reven el mar, ni ninguna otra especie hembras y llevarse sólo los genitados a la costa, casi despedaza marina ha sido afectada, tampoco tales de los primeros, con recodos por las olas y mutilados por hay registro de derrames quími nocido poder afrodisíaco.
depredadores.
cos en las aguas cercanas a las Otros sostienen que hay una Los ojos están saltados. los costas de Bahía Solano, ni con maldición contra los barcos de vientres hendidos, infladas y centraciones exageradas de despesca masiva, que quitan trabajo amoratadas, y las tortugas que perdicios.
al pescador artesanal y que, poco llegan vivas a la playa son presa Se estudia también la posibi a poco, va a afectar a toda la variafácil de cangrejos y gaviotas.
Ninguno de los habitantes de Bahía Solano o sus playas vecinas, sin embargo, ha intentado comer la carne de las tortugas caídas, en otro tiempo tan apetecible, porque ronda la versión de que han sido envenenadas.
Algunos aseguran que las gaviotas que comieron su carne murieron poco después.
Nada parecido había ocurrido nunca en Bahía Solano, donde están más acostumbrados a pelear con la fuerza de dos hombres para sacar del mar a uno solo de estos reptiles, que son unos de los más antiguos de los que se conoLos poetas, por su parte, hablan de que las tortugas más viejas han sabido elegir la ensenada de Utria, uno de los puntos más bellos del Pacífico colombiano, para venir a morir.
Las tortugas, quelonios, necesitan salir a la superficie cada 14 20 minutos para respirar.
Las Fhelonia agassazi. víctimas de este extraño mal, aún por definir, son excelentes nadadoras y viven entre 40 y 120 años; nacen y desovan en Centroamérica y pasan por Colombia en su emigración hacia las Islas Galápagos, donde se aparean y donde transcurre su vida adulta.
Ponen un promedio de 80 huevos, de los que sólo sobrevive un diez por ciento.
En Bahía Solano se repite la leyenda de que, cuando anidan, las tortugas negras lloran la torpeza de sus movimientos en tierra con lágrimas de plata.
Es tan penoso y largo su viaje de la orilla hasta la playa, donde entierran en la arena sus huevos, que las hembras tienen que lubricar sus ojos constantemente, con un líquido parecido a las lágrimas, pero más denso, para soportar la resequedad de estar durante tanto tiempo fuera del agua. EFE)
a DI Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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