Guardar

El nido de las aves Por Alfaro Vireo flavoviridis Al comenzar la estación lluviosa en nuestra meseta central, se puede oir por donde quiera el grito gutural y repetido de estos pájaros cuando vuelan en parejas, de rama en rama, por los cercados y arboledas, como si se buscasen mutuamente para hacer la elección del lugar donde deben fabricar su nido. Un chivi, chivi, chivi, solo interrumpido por cortos gorgeos, nos indica su presencia; de otro modo seria difícil percibirlos, porque su pequeño tamaño, de quince centímetros de largo, y el color amarillo verdoso de sus plumas los oculta fácilmente entre el follaje. veces, cuando se halla el macho solo, allá en las ramas más elevadas, canta con tristeza, como si hubiese nacido para vivir siempre acompañado; sus notas entonces no son sonoras y vivaces.
De cuerpo delgado como todas las avecillas cazadoras de insectos, tiene la punta del pico armada de un garfio, que partiendo de la mandíbula superior se dobla hacia abajo: dotado así por la Naturaleza de facilidades envidiables para moverse y para perseguir las larvas, arañas y otros bichos dañinos la agricultura, debemos proteger este pajarito amparándole sus nidos, que construye en los cafetos y otras plantas cultivadas, Habita esta especie desde México hasta el Perú. En Costa Rica se ve con frecuencia en el Irazú, en Cartago, Rancho Redondo, San José, Alajuela, Turrúcares, Isla de San Lucas y Bahía de Salinas; vive pues espareida en todo el país, y como jamás perjudica los granos, ni frutas cultivadas, nuestra excitativa de protección se extiende a todos los agricultores costarricenses.
Comienza anidar al inaugurarse la estación de las lluvias, porque necesita gusanos suaves para alimentar sus pequeñuelos; y continúa en las faenas del hogar y atenciones familiares durante los meses de Mayo, Junio y Julio. Su nido parece una taza suspendida por sus bordes de ramitas delgadas, al rededor de las cuales fija su tejido, hecho con firmeza y maestría, Para el exterior usa cascaras de plátano, películas de jimocuave, telas de araña, nidos de larvas y toda clase de filamentos resistentes que puedan entrelazarse para formar la canastilla; luego recubre el interior con filamentos de banano otros semejantes crines. El nido asi fabricado deja un alojamiento de cinco centímetros de ancho, igual profundidad, para depositar los huevos; éstos, en número de tres, son de forma aovada regular, de un fondo blanco puro, con pequeñas manchas dispersas de color castaño renegrido, agrupadas en mayor cantidad sobre el extremo obtuso del hue.
vo, cuyas dimensiones varían al rededor de 21 milímetros de largo por 15 de grueso.
Mientras la hembra da vida con su calor corporal al fruto de sus amores, el macho canta en las ramas vecinas alegre y placentero; luego ambos cuidan de alimentar los pichones, hasta que se hallan con capacidad para buscar por sí solos el sustento.
466

    Notas

    Este documento no posee notas.