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Un ciego Merceditas (Para Priginas Ilustradus)
Una tarde la un ciego lentamente con su andar medroso y rage Con los ojos tristes, muertos, Esos ojos siempre nbiertos Donde reina eternamento de las sombras el estrago, Donde reinan de continuo la amargura y la inacción: Besos ojos De un mendigo Solitario, donde ca se reflejan los perfiles Adorables de una madre, de un hermano, de un amigo, Las sonrisas Det una esposa.
Esos ojos siempre hambrientos de la luz esplendorosa, Siempre fijos, cual clavados en su misera aflicción.
Era un pobre, Era un ciego vagabundo que marchaba sin ventura Sollozando dulces rueges, Como marchan tantos ciegos Por la sinda de la vida siempre oscurt. siempre oscura, Instigados por los gritus pertinaces del dolor. al guitarra Baja el brazo.
La guitarra gemebunda en cuyas cuerdas armonios Duerme el alma de su dueño, como duerme en el regno De la noche Su pupila, Como duermen al amparo de las sombra tan trangulat De la tumba, los despojos de la gloria y del amor.
Bajo un arbol Bajo un arbol enrpulento de magniticu ramnje, Bajo un árbol del camino, Cunl cansado peregrino Que se rinde las fatigas de su largo, incierto vinje Por el mundo siempre lleno de congojas, se rindio; 537
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