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Que al hallare In doliente Alina oscura de nyel pobre que en ninon ens congojas sus ansias imposibles, sus anhelos de creyente, Ein risueñas Alboradas La inundó, como se inundan con la luz las encantadas Aluns cumbres donde tiene sus jardines la ilusión Hija mia Hija min, en tus pupilas brilla el sol del pensamiento Los destellos primorosos De tus ojos siempre hermosos, Me revela que en tu alma surge fresco el sentimiento De las ondas npacibles de la vida y del amor.
El abrazo Dulce y santo, Contre se unen las conciencias en la sende de la vida Será lo único que calme nuestro acerbo desencanto Nunca esperes Que en la altura Hlayn dioses que presidan de los hombres la ventura se gocen, implacables, en la angustia y el dolor.
JOSÉ MARÍA ZELEDON Agosto de 1901 Dibujos de Ezequiel Jiménez 539
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