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El valor Japonés El valor extraordinario que siempre ha mostrado tener el dado japonés, se confirma una vez más por la siguiente relación, ntada en Odessa por un cosaco llamado Urradtseff. Cerca de Tuschichao perseguimos un japonés de infanía, el cual se metió en la casa de un chino inmediatamente bió por una escalera un alto y comenzó disparar contra noEros. No teníamos munición y creímos que lo mejor que podríaos hacer era quemarlo, pero cuando menos pensábamos rodó o de nuestros hombres herido por una bala. Esto, naturalmennos causó indignación y nos precipitamos con rabiosa furia bir la escalera. En ésta no había lugar más que para una persoy Miska Medvedtseff, fué quien subió primero. El japonés se peró hasta que Miska estuviera cerca de él para hacer fuego, grando atravesarlo de lado a lado y también al que se encontrade trás de él.
La prisa con que subió otro soldado para entrar a la defenhizo que el cuerpo de Naska se pusiera fuera de camino y éste rovechando esta circunstancia llegó hasta donde estaba el japos y le cortó un cachete. El japonés se puso fuera de sí con esto poniendo su arma en alto hizo fuego sobre nuestro tercer home y lo mató. Después de esto me tocaba mí mi turno y ey pesar peligro que sabía que iba a correr, no tuve miedo; lo único que atía era sed de venganza, pues el japonés cada tiro se reía de a manera burlesca. Sin embargo, yo no iba entregarme no ís por que sí; por consiguiente, en lugar de avalanzármele, lo sarté con mi lanza. El japonés trató de evitar el golpe con su le; pero no le fué posible, y ésta se le clavó en una rodilla. ÉL to de una manera desesperada y varias veces me hizo fuego, a resbalé y de lo demás no me acuerdo.
Había tres más con sed de venganza detrás de mí, y por siguiente el japonés no estaba aún salvo. Poco después oí no se le echó encima uno de ellos porque temía subir, empujó sobre los cadáveres y le enterró una daga. Los otros hombres fueron puestos fuera de combate, por tiros que sin Har estuvo disparando. Cuando llegaron algunos otros, hicieron go la casa, después de haberme sacado mí y los otros helos. El japonés viéndose en una situación crítica, sacó la cabeza una ventana y sonrió; después de esto brincó y cayó cogido en th lanza.
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