HUMANIDADES POR RAMÓN ZELAYA Cuando la época de los exámenes llegó, por el Club de los estudiantes parranderos pasó un soplo fugaz de mayor alegría.
Aquellos discípulos de Minerva se presentaban cada año al tribunal examinador, así como los peripuestos y blasonados oficiales de Luis XIV iban al fuego del enemigo: con la firme resolución de morir con la sonrisa en los labios.
El que primero debía soportar la terrible prueba, era el más caracterizado y alegre de tan eximio Club, Enrique Peñaranda y Ruiz, estudiante de Letras.
En todo el año, no había estudiado más Humanidades que las que llevan faldas; la Filosofía la había repasado noches enteras en las salas medio obscuras de las Agencias de la Policía. en cuanto Literatura, solamente conocía la de Paúl de Cock y de los folletines de los diarios.
Cuando, revestido de la toga del examinando, se encontró en el banquillo de los acusados de ignorancia, oyó la siguiente pregunta del que presidía el tribunal examinador. Cuál es la clasificación de los conductores de hombres que Ud. le parece más racional, de todas las que hacen los sociologos? lo cual, con imperturbable sangre fría, contestó el candidato. la verdad, señor, después de haber estudiado con atención las doctrinas de todos los psicólogos antiguos y modernos sobre el particular, ninguna clasificación de las establecidas por ellos me satisface por completo. Por ese motivo he llegado más bien establecer una clasificación ecléctica, aun no sancionada por ninguna autoridad de las ciencias sociales. cuál es ella, preguntó el presidente con interés.
Yo clasifico los conductores de pueblos, contestó el estudiante hombres Ex gando el ei ΕΙΙ en este ser explorador enseña los cionalidade Debate y soluciones por fin, arr clusiones a de adivino.
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