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END ño casevecina, oriento, umildes cañada ferente, fombra tivo de cuadros ndumio rendimiento que si alquilara algunas onzas. En fin, que con sus chanchullos, y su máquina de aserrar madera que él mismo había construído y montado en su posesión, iba engordando los bolsillos que era una gloria. Tenía una habilidad asombrosa para manejar el hacha, lo que le había valido gran renombre; cuadraba un tronco de cedro y hacía un par de ruedas puro ojo, y de tal manera, que el com y la escuadra se quedaban lelos confesando su manifiesta inutilidad. Era de verle parado sobre el enorme árbol recién tumbado, por aquellas manos callosas, como el destazador que corta y desarticula los costillajes de la enorme bestia vencida, dale que dale, sin sentir las caricias del sol que le tostaba el dorso y le hacía sudar copiosamente mientras rumiaba un pedazo de breva con verdadera delicia. fuerza de hachazos que repercutían por los ámbitos del bosque como canto triunfal y sonoro, arrancaba sendas astillas que gemían lastimosamente al ser desprendidas por hercúleo esfuerzo; cada golpe de hacha era acompañado de un pujido, y así parecía que el hachazo era él quien lo soportaba en la barriga; sostenía muy formalmente que si no se daba el pujido tiempo, la madera no rajaba ni el hacha cortaba bien.
Coleaba ñor Torcuato los cincuenta y estaba resuelto casarse. Aquella Matías. oigase bien: la muchacha se llamaba Matías, para honra y gloria del cura que la bautizó y respeto la autoridad del almanaque. Aquella Matías, decimos, la hija del com padre mano Chanto, era su ele.
gila. sí, se casaba con ella, no San José, Costa Rica se casaría nunca; verdad que su comPlanta de la maquinaria del Tranvía Eléctrico tre era más po970 que las lagartijas, pero ello no importaba. Matías constituía su ideal, porque era varonil y hombruna (efectos sin duda de su nombre de pila. y por añadidura mal genio. Acabó de enamorarse de ella, como un perro, desde una vez que la vió uncir una carreta un par de bueyes chúcaros, con la maestría de un boyero. Desde entonces decía refiriéndose la muchacha con gran énfasis. Caray esa mujer es muy hombre. Lo único que proyectaba alguna sombra sobre las gratas ilusiones de ñor Torcuato, era cierta aficioncilla que su novia sentía por el lujo. pero 857 Fot Rudd 10 puee más. abunecuniael Ponél, que or mes.
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