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(COSTUMBRES NACIONALES Por un par de zapatos rendimien llos, y sur tado en su una habili renombre ojo, y det sando su recién tun desartic sentir las mente mie de hachaz y sonoro, prendidas pujido, ya sostenía no rajaba cha cortab Coleaba cuato lose y estaba re casal se.
Matias, bien: la se llamaba para lion Muy cerca de la pintoresca villa de X existe un pequeño caserío en el fondo de un vallecito que se divisa desde una altura vecina, donde el viajero cansado de la monotonía del camino reseco y polvoriento, otea aquel hermoso paisaje con verdadero deleite. Las casitas humildes como chozas, parecen caídas al acaso en los repliegues de aquella cañada donde cada porción de terreno tiene vista desde arriba, un matiz diferente, resultando un conjunto espléndido de colores y de tonos, inmensa alfombra tejida por Céres caprichosa y fantástica.
Los moradores de aquel apartado caserío se dedican al cultivo de unos pocos cereales, de unas cuantas matas de tabaco; y de algunos cuadros de caña de azúcar y de verduras: lo necesario para el mezquino condumio de cada cual. Como buenos costarriqueños no se dan traza de alterar en manera alguna la vi ísima costumbre de cultivar todos y sieinpre la misma cosa, aún cuando presuman que el artículo al fin de la cosecha va andar por los suelos, y sepan qué hacer para salir de sus productos; cada año pasan los mismos trasudores y congojas para ver Fot. Rudd. Costa Rica. Ferrocarril al Atlántico reunidos en sus bolsillos algunas docenas de colones con qué poder comprar lo que no pueden no quieren producir. No hay que pensar en innovaciones; el que más, se atreve labrar algunas maderas que dicho sea de paso las hay abundantes y preciosas en aquellas montañas.
El nombre de ñor Torcuato es allí conocidísimo; su posición pecuniaria y sus dotes de empresario le habían dado título bastante para ser el Pontífice del barrio. Urgía dinero para algún enredillo. allí estaba él, que alquilaba cada onza (de plata blanca) al bajísimo rédito de un colón por mes.
No había trabajo en la casa porque la caña no estaba de moler? ñor Torcuato lo daba, y aún adelantaba dinero cuenta del producto con mejor no ria del la bautizó to la a del alma Aquella cimos, la com padr Chanto, er gia.
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