El ar condenado nos legaron es intelecto, y MOS coino Ejerció el destierro una doble saludabilísima influencia en el gran drainaturgo noruego; obligóle recorrer América, templando en aquella atnósfera de lucha su belicoso temperamento; le permitió después una estancia de tres años en París, donde depuró el gusto y adquirió flexibilidad en la técnica dramática; le infundió, por último, ese amor intenso al puís ital, raro privilegio de los que lejos de él lloraron muchas veces, que no despierta el cariño ciego, siempre infecundo, sino el voto sagrado de la propia existencia para corregir los vicios los defectos que la comparación descubriera en el carácter patrio.
En París, agitado por esos sentimientos, escribió su drama Más allá de las fuerzas. Es un drama nostálgico, cuyos personajes cantan las bellezas de la Noruega Septentrional; donde todo es gigante, donde en lucha con las fuerzas naturales no domadas, se educan los colosos, asombro después para los pigmeos de las tierras llanas. Es un drama obscuro y simbólico, ininteligible nara el que esto escribe.
y para muchos otros, sin duda, porque cada critico le explica de diferente manera. No lia mucho fué estrenado en París con éxito ruidoso, que no en balde ha llamado un francés los parisienses los provincianos de Europa.
Por fortuna, no es este género de teatro, que se llama de ideas por llamarse de algún modo, el único que Björnson cultiva; la variedad de los temas que elige le distingue de Ibsen, más original quizá, pero más monótono. Gusta Björnson de abordar problemas psicológicos; por eso los protagonistas de sus obras pertenecen la alta sociedad, viven la vida compleja de las grandes ciudades.
Pablo Lange es una de sus creaciones: político afortunado, joven, rico, elegante, ha llegado al Ministerio sin afiliarse ninguno de los partidos; en él confían los que mandan, juzgándole único posible sostén de la situación que se desmorona; las oposiciones, en cambio, esperan que acabe de hundirla y les tienda sus brazos para escalar el poder. Pablo Lange vacila, mostrándose indigno de su fama, y cuando surge el conflicto, adopta la solución intermedia que su conciencia le dicta; pero nadie le comprende, todos le escarnecen, y esta primera derrota le aniquila, porque la nacido para el triunfo y no para la lucha.
El desenlace, tan frecuente en la dramática noruega, es el suicidio, del cual no logra salvar Pablo el amor, que personifica Tora arsberg, hermoso tipo de la mujer noruega.
La Quiebra es quizá el más feliz de los aciertos de Björnson, drama grande que recuerda la manera de hacer de Sundermann, de conocido y antiguo argumento la adversidad descubriendo tesoros morales que la fortuna sus propios poseedores ocultaba, pero de original y simpático desenvolvimiento.
El Guante no es la más literaria de las obras de Björnson, ni la de más empeño tampoco, pero sí, tal vez, la más agradable. Interesante estudio psicológico es el tipo de Svava, tipo de mujer que quizá no exista en los países meridionales, que desde luego no es latino, pero sí humano y perfectamente verosímil. Soltera aún la edad en que muchas son ya madres de familia, aleccionada por los años, conoce los riesgos que amenazan su felicidad en el matrimonio, y para ella ninguna fianza sobra; no basta que su prometido sea honi ado para el mundo, que hay muchas mujeres desgraciadas de maridos lionrados, según el tecnicismo corriente; exige algo más, algo que los hombres de todos los países, más egoístas, más experimentados más cautos, exigen de las mujeres que han de llevar su apellido. La Lectura, de Madrid)
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