ENERO soberanos y ediciones cienando con ese La pedagogía en el siglo XX corresponsato hace poco un haber de iversal, la seuficientemente inucho darle de suyo arisEos.
és lo fué Sir Capitán Edde Vetus.
e. Su actual conservadora ran programa uña el estanto de sus granidad y de los plio progreso za y para la ormemente se humano, enale información dos artículos sobre manera isan tan sólo fuerzos pura«Conócete tí mismo. dijeron con Tales de Mileto los filósofos de la antigua Grecia. enséñate tí mismo, para hacerte dueño de tus sensaciones y de tus actos. dice lioy la Pedagogía, actuando de ciencia fundamental sociológica.
Pero liasta los presentes días (en que se ha afirmado con Greef, Barth, Azcárate y Giner de los Ríos, la realidad substantiva de la sociedad, como ser concreto de organización biológica, adecuada sus aptitudes, y de energía propia que se transforma en fuerza de cada una de sus diferentes partes para realizar el proceso de sus determinaciones peculiares, fuerza que después de vigorizada reobra sobre el centro de que procede) la Pedagogía no ha sido considerada como función social originaria de imprescriptibles derechos y de irrenunciables deberes, que alcanzan todos los seres humanos, sin excepción alguna; pero derechos que favorecen más directamente los más débiles y deberes que obligan más los más fuertes.
Nadie puede desconocer el derecho de los padres para dar sus hijos la dirección que juzguen más conveniente. dentro de sus medios, y el derecho de la patria para dictar las disposiciones que crea más útiles en favor de la instrucción y de la higiene de la juventud; y el derecho de la sociedad intervenir en cuanto se refiere a la moralidad, la salud y la vida de todos sus individuos, del modo que más prudente estime en cada tiempo y lugar, pero superior al derecho de los padres, de los gobiernos y de la sociedad es el derecho de los jóvenes ser educados sin preocupaciones, sin fanatismos y sin ficciones que atrofien su inteligencia, extremen su sensibilidad, perturben su razón y maten su libertad; y es el derecho que todas las personas tienen la mutua educación integral y la higiene científica para garantía de su conciencia y de su salud. También es sacrosanto el deber de los niños para sus padres, maestros y protectores; y el deber de los desvalidos que encuentran refugio; y el de los perturbados que hallan corrección reintegradora; y el de los anormales, quienes la beneficencia pública protege; ineludible es el deber de los humildes amparados; de los pobres atendidos; de los débiles, quienes la colectividad fortalece con su ayuda; pero es más obligatorio, más imperioso y más inexcusable el deber de los poderosos, de los ricos y de los ilustrados, que sólo tienen poder, riquezas ilustración, no por favores de la naturaleza, sino por privilegios de la sociedad.
El hombre no es liombre más que por la educación: la serie de mudanzas que desde el estado embrionario en su formación experimenta, pasando por distintos grados de la vida orgánica, no termina al dejar el claustro materno; continúa en plena luz y en pleno aire hasta que, por efecto de la higiene, de la enseñanza y de su actividad bien dirigida, llega ser persona consciente, moral, fuerte, capaz de resistir toda clase de presiones contrarias su libertad de pensar y de determinarse en actos buenos; luego la Pedagogía en los actuales tiempos es la acumulación de los recursos colectivos empleados reflexiva y metódicamente por la sociedad misma en favor del perfeccionamiento gradual de todos de cada uno de sus individuos.
Hasta los últimos días del siglo XIX se entendió que toda clase de personas debía proceder en todo caso con sujeción las circunstancias de su tiempo, y que los jóvenes debían ser educados para su época; pero hoy obra magna ca, carece de es al lado de plegando una So, cuyas irras lejano porlad universal mplares hasta otros en solo tirar diariacirculación el y do Latino)
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