Guardar

Aquella armazón de madera cargada de rollos de alambre, al despeñarse habíase llevado consigo las ilusiones de un joven, sus sueños de amor y lo que para el campesino importa más, la clave de una fortuna. Hijo. por qué no liabía liundido hasta el pomo, en el cuerpo del animal su cruceta? Por qué se resignaba conservar al autor de tanta desgracia. Calle, tata. Acuérdese que hay que pagar el valor de la carga perdida.
El buey era malo, se quituba; pero eso, sólo ellos dos lo sabían. La desgracia bien podía atribuirse otras causas. No liabía que aumentar con su indiscreción, SL ruina. La yunta se vendería en doce onzas: de sobra liabía quien las pagara.
Don Faustino quería comprarla y mandarla al Departamento: allá.
según dicen, las tierras son planas y el buey no tendría ocasión de lucirse como unalo. Don Faustino se lo venderían.
El rostro del viejo se contrajo de rara maneri. Aquel león del trabajo que, cara cara, se las liabía dado con la adversidad, no pudo contener su pena.
Lágrimas gruesas, lágrimas de liombre que no recuerda laber llorado, brotaron de sus ojos, inundaron sus arrugas.
No sentía por él lo ocurrido sino por su hijo, siempre tan bueno. más que liabló, rugió.
i¡No soinos naide, Dios mio. el Municipio piqué quiere la plata que todos los años los detalla con la vlani de quies pa campuuelos el camino. CARLOS MORA AGUILAR San José. Sep. 1905.
Una heroina rusa Pierde las piernas en una batalla. Condecorada Por Kuropatkine En uno de los hospitales de Mukden se encuentra la hermana de la caridad Ludmina Sokowenko. Esta joven de 22 años, es muy hermosa, y perdió en la batalla de Liao Yang ambas piernas, de un metrallazo.
Lo que puede hacer la caridad humana se emplea en aliviar la existencia de esa joven. La infeliz parece un esqueleto deforme, pero se consuela de su suerte con un heroismo admirable. Ella dijo a un conocido. Con haber apenas entrado a los umbrales de la vida, me encuentro ya de inválida. Dios ha querido esto, y yo sufro por mi patria.
Cuando supo que fabricaban piernas artificiales, sus faccionec expresarón una esperanza nueva, pero luego dijo. sin embargo de esto, quedaré lisiada para toda mi vida.
La heroina sufre las dolorosas operaciones sin ser cloroformada.
El General Kuropatkine prendió personalınente la cruz de San Jorge sobre el pecho de su heróica paisana.
Paynter, fotógrafo 1064

    Notas

    Este documento no posee notas.