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CASTRO lo, dijo en poeta, sino de sus proiás querido.
Sco, de una to y el resy llegó ser lo preferido Méndes. La a le hicieinfluencia, ra guiar y tigiosa pasión de Michelet; una vez asociado algún partido en literatura arte, ninguna forma le era despreciable, haciendo justicia todo esfuerzo innovador. Semejante comprensión, seguramente innata, era desenvuelta por la frecuentación asídua de los mejores espíritus de todos los tiempos. José María de Heredia, había hecho sus estudios con los Religiosos y poseía una gran educación clásica. Enseguida se inició en la Escuela de Chartes, en los métodos minuciosos y seguros de la investigación y de los orígenes de nuestra historia. Estudió con resultados la antigüedad griega y latina, como también las viejas civilizaciones orientales. Sobre los siglos XV y XVI, y sobre el Renacimiento, su competencia no tenía rival. Ningún humanista de esta época, que escribiera en francés, español italiano, y también pudiera ser en latín, le era desconocido, como tampoco le eran desconocidas las menores obras del arte, ni los legajos arqueológicos de esta edad. Esta erudición de José María de Heredia, la manifestó con anterioridad con buen éxito. La traducción que hizo de Veridica historia de la Conquista de Nueva España, por Bernal Díaz del Castillo. 1877 1887) fué atendida por la crítica severa de los textos por la exactitud gustosa del idioma y la verdadeia restitución histórica que llevaba el prefacio. Algún tiempo más tarde, cuando después de diversas pruebas, José María de Heredia fue nombrado Director de la Biblioteca del Arsenal, en reemplazo del poeta Bournier 1901. sus conocimientos meticulosos del pasado, le fueron de gran utilidad. Supo enriquecer los fondos que le estaban confiados con libros preciosos, ya adquiriéndolos por el Estado, ya procurando las donaciones de los coleccionistas y amigos. Junto a su estricta conciencia, su acostumbrada amabilidad, ese raro mérito, lo hizo un bibliotecario digno de todos los elogios.
Pero ni ese eclectismo, ni ese vasto saber, no excluían en su casa la concepción personalísima del ideal práctico. Nació. La bas, ou les Antilles Bleues se páment sous ardeur de astre occidental.
Descendiente de uno de los conquistadores que furdaron en el siglo XVI, Cartagena de Nueva Granada, era de sangre demasiado fogosa para emplear sólo su actividad en la Dirección de la Biblioteca. Era la vida misma la que el amaba con profundo amor, y es que él la quería de cualquier manera, embellecida por el sueño. trabajar con intensidad.
La vie, Sextius, est bréve, Hatons nous De vivre. Desde que concluyó sus estudios, José María de Heredia se hizo independiente, quiso vivir, vivir completamente en el mundo contemporáneo, viajando, como para perseguir la belleza esparcida de la poesía. Menos cuidadoso de la gloria que de la perfección literaria, escrupuloso al exceso, no fué sino muy tarde y instancias de sus amigos, que bien lo reeuerdan, que se decidió coleccionar y publicar sus «Trofeos. 1893. Esa alta intelectualidad y ese gusto eminente de la acción se distinguen sin dificultad dígase lo que se quiera en su obra de poeta. Impersonal es seguramente, José María de Heredia, por una reserva orgullosa tanto como por sus convicciones parnacianas, y tenía horror a los esparcimientos poéticos. Pero si sensibilidad vibrante, su inclinación filosófica y su misma excitación, no afluirían en algunos de sus sonetos, consagrados los mitos y las divinidades antiguas, a la Naturaleza y las víctimas del amor y de la inuerte? La crítica ha indicado maravillosamente la pre excelencia de los sonetos de José María de Heredia, sus «chorros de de Marcel scritoresnovelista y er, el poeta is propias do por un de su alma beralismo, or la pres1093

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