Guardar

fu e2 се со et sa de n22 dy la re do fa de hablar S. Aparecen en primer término Nicolasito Pertusano y Mari Bábola, enanos, con un perro grande; algo más lejos se ve Da Marcela de Ulloa, señora de honor, y un guarda damas, y en último término hay una puerta abierta que sale una escalera, en la que está Josef Nieto, aposentador de la Reina. Todo está pintado por el natural, has.
ta la Sala que representa la escena con los cuadros que contenía. Cean Bermúdez añade. La composición, el contraste de las figuras, la gradación de las tintas y luces, y el modo mágico con que está pintado, elevan este cuadro ser uno de los mejores de este profesor. En el boceto descubierto, las figuras principales vienen a ser las mismas, pero varía el orden de colocación. Ningún discípulo, ni imitador de Velázquez, se hubiera atrevido enmendar la plana al maestro. Sólo él pudo hacer esta labor, enmendando su propio pensamiento.
En el boceto, la Infantita ocupa el centro. la derecha Da María Agustina le ofrece flores y la izquierda la enana Mari Bábola tiene por delante un falderillo, prodigio de ejecución. En segundo término está Isabel de Velasco, en actitud de escuchar al poeta Francisco de Quevedo, que es sabido fué gran amigo de Velázquez, y en último término, por la puerta abierta en el fondo, se ve el enano Nicolasito Pertusano.
Las diferencias estriban, por tanto, en que Quevedo sustituye Velázquez, un falderillo al perro grande, y faltan las figuras de Manuela de Ulloa, el guarda damas y el aposentador.
El cuadro de las Meninas se pintó en 1654, denominándose De la familia y más tarde Lucas Jordán le llamó de la Teologia de la Pintura, Cuéntase que estando pintando Velázquez esta joya del arte español, por algún inteligente estimada como la mejor, llegó Felipe IV al estudio del maestro y admiró un gran rato el lienzo.
Después exclamo. Aquí falta una cosa esencial. Cuál? preguntó Velázquez. Esta. dijo el Rey. tomando un pincel, delineó sobre el pecho del retrato de Diego, la cruz de Santiago. Oficialmente no resulta comprobado el otorgamiento de este hábito hasta 12 de junio de 1658, pero no debe extrañar, ya que, según uno de los biógrafos de Velázquez, al presentar este su genealogía en el consejo supremo de las órdenes militares, se le hicieron algunos reparos, teniendo necesidad de dispensa que Felipe IV impetró del papa Alejandro VII. El consejo tuvo consultas con y éste expidió al pintor cédula de hidalguía.
Hay motivos para suponer que el boceto que hoy nos ocupa fué conocido en los últimos años del siglo XVIII. Trae Cean Bermúdez una curiosa nota en la página 174 del tomo 5º de su Diccionario, que cimenta esta creencia. En ella se dice. El Excmo. Sr. Gaspar de Jovellanos conserva el boceto original que hizo Velázquez para esta obra (cuadro de las Meninas. Es quizás el que adquirió en Andalucía el señor Mesa? Hemos preguntado Gijón y no han podido decirnos nada sobre dicho boceto, lo que nos permite creer, que efectivamente, el lienzo que hoy se discute el lo S a. SO d 102

    Notas

    Este documento no posee notas.