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Alves migratorias Para Páginas Muestra las D á 1 1 He visto una importante comunicación dirigida al Cuarto Congreso de Ornitología celebrado en Londres, a mediados de junio del año en curso, que lleva la respetable firma de mi estimado ilustre amigo el Licenciado don Juan Rodríguez. Este distinguido naturalista guatemalteco emite una teoría nueva sobre el movimiento migratorio de las aves americanas. Hay aves, dice, que hacen sus migraciones sin salir de los trópicos, pero la mayor parte atraviesa regularmente el Continente desde la América boreal hasta los lugares más bajos de la América austral. La verdadera causa de las migraciones en la mayor parte de las aves, en nuestro Continente, no es ni el frío ni la falta de alimentos en cada estación: es la necesidad de vivir en días largos, sin noches: y por especies nocturnas lo contrario.
Al ocuparme de las costumbres de nuestras aves he manifestado ideas contrarias la nueva teoría propuesta, pues creo, como los demás naturalistas americanos. que las aves migratorias salen del Norte, no tanto huyendo de los fríos excesivos del invierno, como en busca de alimentos, que los trópicos les brindan en gran abundancia: mientras su suelo natal permanece cubierto de nieve y con una vegetación de aspecto cadavérico. Salen los pájaros. con rumbo hacia el Sur. en busca de insectos y de frutas, tras ellos las aves rapaces, obedeciendo esa ley natural que se llama: la lucha por la vida. Hav especies, de patos por ejemplo, que apenas llegan a las Antillas. y allí se estacionan, por que encuentran las aguas en corriente y las lagunas libres de la costra de hielo que en su patria les impide durante algunos meses pescar con absoluta libertad; luego regresan, sin preocuparse por esos días largos y sin noches, que el señor Rodríguez se refiere. Creo, me dice el señor Rodríguez, refiriéndose un artículo publicado en «Páginas Ilustradas. que no hace sino juntar las épocas de paso del Falco sparverius y cree que están desde octubre hasta marzo en Costa Rica; y tal vez lo están en octubre y en marzo solamente, como sucede en Guatemala. Como este es un punto concreto que el estimable naturalista desea aclarar, le diré: que mis observaciones personales están comprobadas en las colecciones de nuestro Museo Nacional, pues tenemos ejemplares, en número de 66, colectados y disecados en Costa Rica, que llevan las siguientes fechas: Octubre: 13, 15, 19, 21, 22 y 27.
Noviembre: 4, 12, 14, 16, 17, 20, 23, 24 y 26.
Diciembre: 19, 5, 9, 10, 14, 16, 17, 18, 21, 22 y 29.
Enero: 10, 9, 14, 16, 28 y 29.
Febrero: 4, 18 y 22.
Marzo: 2, 6, 14, 16, 25 y 26.
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