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nero, la necesidad tira al amor por los cabellos. Nada se consiguió, la chica efectná st enlace con el de las precillas, quien no era un mal hombre, todo lo contrario, idolatraba a su esposa. pero. El pero está ya dicho. caminaban como Dios los tenia felices con su amor y el de una hijita preciosa que les había acendrado más ese cariño. El retoñito recibió una educación, la mejor que les fué posible.
El señor dinero, enojado como un energú neno de ver que había quien se pasaba la vida dichosamente, sin su intervención, metió baza llamó a la desgracia que se les entró sin ruido, como gigante en pantufas y les dio con una en el alma. Paf! La señora envindo una mañana de diciembre en que soplaban esos vientos con imperdonable furia en la calle, sola con su hijita.
TA trabajar, trabajar, que dienen que comer dos y antes la muerte que la deshonra! exclamaba para sus adentros llorando, la pobre viuda.
Criada con delicadeza. inimada siempre aquello fué un golpe de clara. Desde entonces et lozanin fué marchitando, architando, mientras al lado, su niña crecia cada vez más lindas más buena, como si en realidad fuese la madre renaciendo en su hija.
Una tarde y va de aquí sé por mis propios ojos y oidos, acertó a ver la jovencita. el hijo del comerciante don Alonso, y pensó para su gabán: tate que he encontrado cucharada de néctar!
El mozalvete se estrelló ante la pureza labrada en roca. y queriendo Veticer tomarse en un momento tan dulce bebida, resultó seriamente enamorado, que Dios pone salvo la verdadera virtud.
Pero el mozo que se allegó a aquella casa no hizo otra cosa que colarse de blanco también para la venganza del señor Dingo: así que no pudo conseguir que la niña lo quisiera, por estar esta ya enamorada de un joven dependiente de tienda.
La madre, que creia medirlo todo bien con su experiencia. pensó que los males que le acarreira su matrimonio. provenían de la extrema pobreza en que había llevado término el decisivo paso de su vida y aunque el tenderillo era un pollo inteligente y querendon se le derrotó por no desperdiciar la ocasión de Iracer la felicidad de su hija y salir de la miseria obligándola a casarse con el hijo del célebre comerciante que la adoraba La muchacha, por que quien lo mandaba era su madre, obedeció.
Pero si antes el joven le era más que indiferente, después le odio. sobre ésto, don Alouso, que no entrara en el asunto por creerlo de insignificancia al ver las proporciones, castigó su bijo quitándole la pensión mientras estuviese ligado tal mujer. porque asi camina el mundo, a estas horas trabaja esa ciuda, para mantener a tres: su hija que está en la cama, el marido que no sabe hacer nada y de cólera al contemplar su situación se ha vuelto un bebedor y que las mortifica diciéndolas que a vale más que todas ellas juntas, que debían agradecerle que su persona se hubiese siquiera fijado en ellas. por último cuida de sí misma por que no se mncran de hambre en su casa. Ah. exclamo Lucerito muy conmovido Volvamos a nuestro cuarto que va a caer un mundo de aguay haz lo que pienses, con respecto a lo que me dijiste cuando salimos.
1896 1287
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