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Honores póstumos al maestro JOSÉ CAMPABADAL La muerte lleva tras sí la desaparición del individuo, y por la ley de sucesión de ideas, hasta el recuerdo del nombre de aquél que peregrinó en esta vida, tan activa durante la existencia, como fugaz y olvidadiza al traspasar los umbrales de la tumba. Es la vida como ráfaga que ilumina por un segundo el espacio, y su luz más o menos viva, nos impresiona por el momento para perderse en el cosmos y en los recuerdos de nuestra memoria: otras y otras luces aparecen y siempre se anulan sin dejar estela que marquen su paso. este fenómeno eterno y constante se eponen los astros que con vivísima claridad iluminan el espacio, dejando tal impresión en nuestros sentidos que jamás se borrará el recuerdo ni la grata sensación que sus diversos colores fijaron en la mente de la generación que los presencia; y medida que el reloj del tiempo deja atrás personas, hechos y cosas, con intensidad mayor, se recuerdan los fenómenos en la comparación de ténues y fugaces destellos. Así, millones de hombres y generaciones han pasado por el planeta sin dejar rastro de sus pasos: han desaparccido como imperceptible arista levantada por el viento y lanzada a la inmensidad. Nada de ellos queda: el libro de la humanidad, no les dedicó ni una línea. Otros, muy pocos, con titánico esfuerzo lucieron los dones con que la naturaleza les doto y, manera de dioses de la antigüedad, brillaron por el valor, por la moral, por la ciencia y por el arte, como sublime emanación divina. este último grupo corresponde el que se llamó José Campabadal y Calvet, artista inspirado, compositor fresco y espontáneo, dúctil todos los géneros; que con sentimiento, trasladaba al pentagrama lo mismo las inocentes composiciones dedicadas a la niñez, que los místicos transportes del canto llano los épicos himnos dedicados a las glorias de los pueblos y celebrar la memoria de sus héroes. Genio artístico que nos abandonó hace pocos meses: su nombre vive en sus obras: desapareció el Maestro, mas su enseñanza y su fecundo trabajo, ilumina sus numerosos discípulos y sirve de estudio los verdaderos amantes del divino arte. Costa Rica ha recibido y admirado su inspiración; Barcelona ha reproducido sus trabajos; y Roma, la ciudad del arte, ha premiado después de su muerte una composición en público certamen. No pudo el laborioso artista gozar de un triunfo pocos concedido; pero la historia y su familia, sobre todo su hijo Roberto, deben tomar nota de la distincion de que ha sido objeto el inolvidable Campabadal; no tanto por el honor que le alcanza, como por el estímulo que debe azuzar su laboriosidad para continuar la obra del que con su sangre y apellido le dejó su ciencia inspiración.
La distinción concedida al sentido Maestro, nos sugiere la idea de hacer una ligera biografía de la vida fecunda y laboriosa de DON JOSÉ CAMPABADAL.
Nació el 16 de julio de 1849 en Barcelona. Lérida) del Principado de Cataluña. Niño, aun, comenzó sus estudios musicales bajo la dirección del Rdo. don Francisco Comas, los quince años se trasladó Lérida en donde estudió el órgano y contrapunto con el Maestro de aquella catedral 1319
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