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Profecía de Lázaro bañado en surgia. Nazareno que se visión Lázaro despertó: sus grandes ojos como dos sas de color violeta, se abrieron a la luz del sol: el cielo de la Betania pareció más niño sus miradas; el paisaje todo como en juventud como si hubiese habido de un mundo nuevo lunchte y puro lluvia de salud y verdor para la derra: Allí estaba Jesús, EL ante la turba de judíos; Marta y María, de hinejos y llorosas.
besánbanle la fimbria de su túnica y quedaba en sus labios luz.
Las gentes contemplabar Lázaro, que mudo y pensativu, sus suberbius ojus fijó en los de Jesús, y todos vieron la sombra luminosa de Isaías confundir e con Lázaro; su rostro se iluminó como si en su alma hubiese una encendida lámpara y dió un paso y hacia Jesús; tan hondo fué el silencio sintió como el sollozo fúnebre de una solemne. Las palabras de Lázaro cayeron como enjambre de nómadas luciérnagus de fuego en las tinieblas de la noche: arlían.
La voz se alzó diciendo lentamente: Huyó, pasó como salvaje cisne mi fresco sueño de sepulcro; un rayo de tibio sol vivificó el follaje del lúgubre ciprés que en mi alma llevo y tu acento. Jesús incomparable, como al de un arpa entre las viejas hayas el hambriento buitre, se en el árbol Tiene la vida yo no sé que fer 50 ni se acíbar qué impulsos de combate que al hombre niega su divino origen; siempre que miro en torno hallo en las bestias como un fondo común con los humanos que me detiene meditar y siento aquí en mi sér un de are que se alimenta con mi propia sangre presa mi sér un animal con mi popia vida; y si hoy dormía la torva fiera su azertal ay! tú lehiste comprender 80; oh Cristo: que antes penetrar en mi alma para mis pensamientos últimos, mis pustrimeras ansias que debían ser las primeras al nir de nuevo al mundo del engaño Tus me han prometido un más allá celeste, donde la dicha es para el alma buena, me cor vi laron morir, y vuelvo de largo viaje sin saber un algo de la verdad de tus promesas dulces, selva, de la ignorada Oh! No debiste de aprendió en era preciso palabras 1417
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