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Alburas de carnaval LA NIEVE Ya pasan las vírgenes de mórbidos flancos y gráciles bustos de artística gracia; las pálidas vírgenes cual témpanos blancos de nieve arrancada los montes de Tracia.
Del carnaval llegaron las locas fiestas.
Es hora de las risas y de las farsas: cruzan las mascaradas alegres, prestas, y entre el ronco bullicio van las comparsas al compás de los ritmos de sus orquestas.
En las filas del corso, do la Locura impera, serpentinas y flores llueve: y proclamando el triunfo de la hermosura, como egregios jazmines de nívea albura en su blanca carroza pasa La Nieve.
No es la gélida nieve que por los flancos de las montañas, rueda vertiginosa: es la nieve de amores, la misteriosa nieve ardiente formada de bustos blancos, corazones de fuego y almas de rosa.
Orgullo de los lirios de nuestros valles, azucenas gentiles de nuestras calles que en el lino sin mancha de los corpiños encierran los flexibles y regios talles con la vírgen blancura de los armiños. Quién derrite esa Nieve? Con sus fulgores no es el sol, el sol ígneo de rayos rojos: es el astro sublime de los amores, es el sol que derrama sus resplandores en el cielo sin nubes de amantes ojos.
Sus bucles perfumados agita el viento: y cruzan, como cruzan el pensamiento esos blancos fantasmas de los delirios, como cruzan el piélago del firmamento luninosas barquillas llenas de lirios.
Se oyen sus claras risas, sus argentinas voces pueblan el aire de áureas canciones; pasan cual siderales blancas visiones, y vuelan sus pechos las serpentinas como lazos que ligan los corazones. CARLOS ORTIZ Buenos Aires.
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