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ga de escolasticismo, poco nada se ha adelantado y, aun me atrevería decir, se ha retrocedido. Las palabras han cambiado: el fatalismo antiguo se llama deter minismo; el ateísmo es ahora atomismo, el panteismo y el materialismo se ven sustituídos por el monismo. Se desprecia una metafisica y se funda otra: Dios no existe, pero existe una gran fuerza que así mueve lo infinitamente grande como lo infinitamente pequeño; la voluntad divina no existe, pero en cambio hay una ley de evolución, ley sin Legislador que se entiende, que inconscientemente siguen todos los seres de la Naturaleza: y hay leyes también fijas, constantes, fatales de todo fenómeno así físico como intelectual y social: ante tales leyes el hombre, con sus facultades todas, queda perpetuamente anulado: no es un factor, es un elemento entre otros muchos dominado, subyugado por esas mismas leyes. Si esa fuerza y esas leyes no son objeto de la percepción sensible, son supra sensibles, son melafisicas. Metafísica al revés, exclama un genial escritor.
Si, pues, casi todo lo nuevo en punto estas materias ya es viejo, no se explica el olvido de muchos libros en que se contienen esas ideas.
II Se explica que la novela y aun el drama de ayer pasen de moda.
Realismo idealismo son los extremos que ellos recorren; son fases alternativas como es alternativo el gusto de las gentes por uno otro procedimiento La estética sufre cambios de siglo siglo. Ciencia de la belleza, como tal es inalterable: arte que la aplica, gusto que la percibe y saborea, cambian como las modas. Quién emplea ahora los recursos del arte antiguo en la novela y en el drama. Quién hace ahora dramas y comedias como las de Calderón de la Barca y Lope de Vega? Las novelas de Daudet, de Bourget y de Pierre Loti en nada se parecen las anteriores, ni aun las de Alejandro Dumas que hace pocos años no más encantó la Europa con su narración y diálogo inimitables. Zolá, que arer murió, va pasando también de moda y los imitadores del Patriarca de Medan ya se apartan un tanto de la cruda verdad del maestro. Parece que empieza la reacción idealista.
Natural es que obras de ese género vayan pereciendo, sobrenadando sólo en el mar inquieto de los gustos, las que, producto del genio, encarnación de belleza, son como ésta eternas. Pero ellas no serán tampoco alimento del lector ávido siempre de lo nuevo, sino monumentos que de vez en cuando visitarán los que al pasado quieran pedir una inspiración, los que deseen avivar su amor al Arte y su fe en el Ideal.
III Busquemos en la limitación del ingenio humano la explicación del porqué tantas de sus obras de siglo en siglo, y aun de año en año, son arrojadas al báratro profundo del olvido.
Campo inmenso es el del saber, mas para recorrerlo, nuestros pies son de plomo. Pocas verdades son el tesoro que han logrado acumular millares de generaciones. Lentamente, en medio de disputas y contradicciones, dejando un camino para tomar otro, y desandarlo para volver al anterior buscar uno nuevo, así va el hombre en busca de la verdad y 151
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