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Cartago, que por entonces dirigían los competentes profesores señores Fernández Ferraz. El joven González Víquez, que se distinguió y sobresalió siempre en todos los ramos de estudio, salió del colegio en 1873, al obtener, después de lucido y riguroso examen, el diploma de bachiller; pero al volver la y casa paterna, traía como aureola la reputación de mozo inteligente y aprovechado que con armas de temple muy fino en el colegio supo ganar.
En 1074 se trasladó a San José, en donde emprendió estudios de Derecho, para seguir la carrera de leyes. La claridad de su talento brilló en estos estudios con la misma intensidad y la misma fuerza con que había brillado en los de segunda enseñanza. Al mismo tiempo, el joven González Víquez cultivaba y ennoblecía su espíritu con el estudio de las letras, que era muy dado, y se preparaba así para llegar a ser un hábil manejador de la lengua y un escritor de estilo sobrio, llano y ameno.
En 1878 presentó examen de bachiller en leyes, como entonces se decía. y fué esa una nueva ocasión para dar a conocer su aprovechamiento. Hizo con creces las pruebas de pasante que la Universidad le exigía; pero no pidió el conferimiento de la toga sino hasta 1884, es decir, años más tarde. Así, pues, cuando recibió la investidura de abogario, no sólo había reunido un gran caurlal de conocimientos sino que también poseía una larga práctica en el ejercicio de su profesión. Como pasante y como abogado trabajó en el bufete del doctor don Antonio Cruz, que lo distinguía con su cariño y que lo dirigía con experta mano.
Fué ese un período de calma y retraimiento para el joven González Víquez, que proseguía con toda asiduidad sus estudios de Derecho, sin dejar la vez de nutrir su entendimiento con la lectura de bras literarias, que, como dijimos antes, era muy dado. La comisión creada por el General Fernández, Presidente de la República en esos días, para redactar nuevos códigos, hubo de ofrecerle oportunidad altamente propicia para ensanchar y profundizar sus conocimientos en la ciencia que cultivaba. Componían esa comisión los notables jurisconsultos don Ascensión Esquivel, don José Rodríguez y don Antonio Cruz y en ella trabajaban como auxiliares y secretarios el señor González Víquez y don Ricardo Jiménez. Es fácil calcular todo lo que aprendería en esa ocasión joven tan esforzado como González Viquez.
También por este tiempo fué periodista el señor González Víquez.
Bajo el cetro intelectual del Doctor Zambrana, florecía entonces en este país un grupo de jóv cuya teligencia se desbordaba como una aurora en Oriente: esos jóvenes cultivaban la literatura en un cenáculo íntimo; pero hay una época en que la juventud no sabe resistir a los ímpetus de expansión con que las ideas bullen y se agitar en el cerebro. Cédiendo esa necesidad, Cleto González Víquez, Ricardo Jiménez, Pío Víquez y Anselmo Castro, tal era el grupo de jóvenes que nus hemos referido. sacaron luz un periódico con este nombre original: Un periódico nuevo. El señor González Víquez publicó allí una serie de artículos jocosos y maleantes, porque ha de saber el público que este caballero suave y modloso de hoy fué en otrora un espíritu cáustico, que se complacía en rasguñar la epidermis de las gentes con el estilete de la ironía y que, fuer de hablista ingenioso, se en.
tretenía en jugar del vocablo en detrimento de sus confabulantes. Caso particular: es imposible hallar hoy en el señor González Víquez un solo rasgo del mancebo decidor y picante que nos deleitaba con sus picardihuelas en Un periódico nuevo.
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