Guardar

es CATA. Ha sido mío alguna vez. Primero era de los amigos, ahora es de Ana. Conmigo.
no ha sido feliz Estoy cansada de esta maldita existencia!
SRA. VOCK. extendiendo los brazos. Lo ves, lo ves, ahora. señalando hacia arriba. No te lo había dicho? Una casa de donde ha sido arrojado el Señor no puede ser más que una casa maldita. Lo ves? Yo te lo dije y no mentí al decirtelo Primero ateo, en seguida adúltero y luego.
CATA. luchando por no perder el conocimiento. No, mamá, no! No no. no es SRA. Vock. Sé un poco más fuerte. Ven conmigo, pobre hija mía, alguien se acerca y no conviene que te vean en ese estado (la lleva hacia el dormitorio, Juan entra por el fondo, poco después vuelve la señora Vockerat. SRA. Vock. Eras tú, Juan. con enojo. Ah, hijo mío.
JUAN. Qué hay?
SRA. Vock. Nada. Juan la mira en silencio. Qué quieres?
JUAN. Me parece que.
Escucha, mamá no me gusta esa costumbre de espiar hasta los montos de mi cara (pausa. SRA. VOCK. La señorita estará contentísima porque ahora podrá continuar sus estudios. Ya debía haber comprendido que estaba de sobra en esta casa JUAN. Qué quieres decir. No te comprendo.
SRA. VOCK. Creía que tú pensabas suplicar a la señorita Ana que se quedara aquí y te explicaba JUAN. creías bien porque lo haré. Cierto que lo haré. Tienes algo que oponer?
SRA. VOCK. Razona un poco, hijo mío. Escúchame con paciencia.
Soy tu madre, nadie te puede querer más que yo y si hablo es sólo por tu El hombre a veces es débil, falta sus deberes. La pobre Catalina sospecha. comprendes.
JUAN. Oye, mama! Si quieres que conserve la razón no me vengas con esas cosas. No trates de sugerirme ideas que yo no SRA. VOCK. Tú sabes lo que haces. Yo te llamo la atención. Ahora eres tú quien dispone todo (entra en el dormitorio; poco después viene Ana. ANA (viendo Juan. Señor Doctor. se dirige la silla en donde están su sombrero, su bolsa de viaje y su capa, empiesa ponerse ésta. Ya es hora.
JUAN (le ayuda ponerse la capa. Ya. ANA. Si. de lo que hablamos le suplico no se olvide, mándemelo lo más pronto posible.
JUAN. No lo olvidaré, esté segura. Vea, señorita, estaré más tranquilo si usted consintiera. Por qué no conceder esa pequeña satisfacción nuestra amistad?
ANA. Eso me ofende, señor Doctor!
JUAN. Está bien, no hablemos de eso. llama. Mamá, Catalina. vienen Catalina y la señora Vockeral. ANA (besa la mano la segunda. Mil gracias, señora. abrası Catalina. Adiós, querida Catalina, escríbeme de cuando en cuando! Acuérdate de mí. solloza y no puede continuar. Catalina y la señora la acompañan hasta el fondo en donde encuentran Braun quien saluda Ana. La señora Catalina y Braun permanecen en la veranda. Catalina agita su pañuelo, luego vuelven al interior de la habitación. BRAUN (después que Catalina ha entrado en el dormitorio. Ha sucedido algo, señora Vockerat?
1496 bien.

    Notas

    Este documento no posee notas.