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Cerca de la mesita jardinera donde se yergue delicada la canastilla de flores, sentados en el canapé dorado en la alcoba que pronto abrigará sus amores, están los novios. El ramo yace en el suelo, los guantes se han confundido sobre una silla, el velo y la corona cubren la chistera, y mientras se juran amor eterno, Magdalena suspira entristecida por el recuerdo de su modistilla. Por qué lloraría María. Qué ocurrencia la suya! Era una muchacha rara. No había que preocuparse de esa tontería. En qué piensas, Magdalena. En tí, amor mío!
Un doble beso resonó en la estancia, si no el primero, por lo menos el más dulce.
LEÓN FERNÁNDEZ GUARDIA Agosto 1906 Ultima flor (Inédita)
En busca de una flor para tu frente torno vagar en mi olvidado huerto, donde aprendí las notas del concierto en que la hoja es arpa del ambiente.
Ya esos ritmos huyeron de mi mente desde que soy viajero del desierto: Por eso torno mi olvidado huerto en busca de una flor para tu frente.
Mas ¡ay! ventiscas bravas han cubierto de tules blancos mi jardín silente, y este capullo, entre la escarcha muerto, te traigo, en prueba de que fuí mi huerto en busca de una flor para tu frente.
CARLOS TIRADO MACIAS.
1755

    León Fernández Guardia
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