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Ab imo pectore et calamo currente Para Páginas Ilustradas Regenerar las costumbres es frase con que andamos vueltas, hace ya años, sufriendo las oscilaciones de alza y baja como cualquier valor cotizable.
Generó la frase en altas esferas gubernamentales de muchos países para descender a las más modestas de la mesocracia y penetrar luego en las humildes viviendas del proletariado como una necesidad perentoria; pero eso sí, conviniendo todas en que la regeneración debía empezar por arriba para que resultase eficaz abajo. como las teorías son género barato y no pagan impuestos ni gabelas, cada hijo de vecino se echó teorizar y exponer su plan como el mejor para convertir a la sociedad viciosa y corrompida en sociedad angelical emplar.
La ao lancia de teorías abarató la mercancía como la abundancia de melones abarata su precio. tanto así ha sido que ahora por que sin duda nos consideramos ya regenerados tal vez por que nos creemos incapaces de regeneración (y esto será lo más probable) aquellos pujos de enmienda, puramente platónicos, han sucedido los encogimientos de hombros siempre más elocuentes que la mayor parte de los discursos, inter et extra parlamentarios.
La cosa no se toma ya por lo serio y lo más que produce cuando aun suena tal cual toque de regeneradora buena fe, son. sonrisas de compasión entre el público ya convencido de que eso es algo como echar margaritas puercos.
Pero la casta de los chiflados es abundante y hay alguno de ellos que y sostiene, en serio, que sí: que hay medio de regeneración moral y social: pero y no de arriba a abajo, sino vice versa.
En las altas esferas de gobierno dice ese chiflado no es posible que pueda pensarse en regeneración verdadera y sobre todo eficaz. Dos elementos principalísimos y absolutamente precisos para gobernar se oponen ello.
Son estos: el presupuesto y el sagrado respeto a la vida privada de los ciuda danos. El primero ha de nutrirse no solo de la propiedad y del lícito comercio; llega la explotación del vicio y del lujo siempre que estos signifiquen (y lo significan siempre) fuentes de ingresos para el fisco. Admitida además la teoría de que un buen empleado público es compatible con un mal esposo un lastimoso ejemplar de padre de familia, la acción del Gobierno queda interdicha como moralizador, por la acción del Gobierno como administrador Lo otro, la imposibilidad legal y admitida de penetrar el Gobierno de paredes adentro en el domicilio del ciudadano, donde acaso está el verdadero gérmen de lo dañino, resta toda la eficacia para que los mejores deseos del gobernante fructifiquen.
Hay, pues, que separar la mente de esa utopía así dice el chifladomientras no nos cojan todos y nos forjen de nuevo en otra zona distinta de 1870

    Working Class
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