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En adelante nada podía construir un dique la ola de coleccionistas: fuevon innumerables, todos fueron. qué lindas cosas no nos descubrieron las tarjetas postales. Qué magnífica, qué incomparable enseñanza geográfica. Recuerda usted, caro lector, de la aridez de esta ciencia; le vienen a la memoria las horas fastidiosas pasadas sobre dos bancos de la escuela, aprendiendo los departamentos, capitales y todo el diablo y su comitiva en los odiosos Atlas? Ahora es un estudio risible y sabroso: todas las dificultades se han vencido. y se lo debemos a la tarjeta postal.
ist 13Y no pára aqui: es una historia del arte, pero una historia popular, por otra parte más atrayente que los léxicos fastidiosos; una historia en que las fórmulas huecas fueron reemplazadas por el aspecto mismo de la belleza.
og 19 La tarjeta postal es, pues, la educacionista ideal, simpática es esto un defecto. pero perfecta, absoluta, completa.
Hemos dicho una palabra acerca del embaimiento del público por los diarios ilustrados, por evocación fotográfica o dibujada de hechos diversos; hay en la tarjeta postal un filón maravilloso, inagotable y se ha aprovechado. La guerra ruso japonesa, después de un año enriqueció los álbums con un verdadero arsenal de cañones, de metrallas, de navíos, de fusiles: un verdadero museo de la armada: con instantáneas palpitantes de batallas, más o menos naturales pero siempre verosímiles; y las japonerías afectadas de un arte tan sutil. Los manzanos en flor, las mousmés menuditas y pintadas.
52 La política misma, esa gran semilla de discordias, la política alimenta las colecciones de los cartófilos. Nuestros ministros hacen lindamente risitas agradables de los albums ad hoc, y en esta categoría, ustedes lo saben, eso no dura.
Bona buena interpretación y hé aquí diez doce cabezas nuevas. sin contar las caricaturas, y hay numerosos Combes, no me desmentirán, lo mismo que André Pelletán.
cort ¡Y el teatro! El teatro variado lo infinito; la cantidad de piezas que se auiñerran cada día, hé ahí aún un alimento precioso para la tarjeta postal.
Bisn ada estrella que se levanta encima de la fila de candilejas del proscenio de nuestros salones musicales, de nuestros Odeones y de nuestros bodiniéres, se ve lanzada en millares de ejemplares por la tarjeta postal: qué formidable reclamo!
bort 700 bel: En resumidas cuentas. ha prestado sus servicios la tarjeta. postal ilustrada?
Según lo que precede, es inútil repetirlo.
Hemos visto que ella ayudaba con eficacia la enseñanza de la geografía; que es una ayuda poderosa para la difusión de la belleza, para la educación artistica de las masas; y no hablaré de las cordiales relaciones que se preparan entre los cartófilos, como quiera que esto tenga una importancia que no sea ¡en verdad! de desdeñar. aun cuando ella misma no tuviera otro fin que el de formar álbums variados, disparatados un poco; aun cuando no tuviera otro fin que el de distraer los ojos de los pequeños, lo mismo que los de los grandes niños, tendría todavía la apreciable utilidad de hacer olvidar por un momento las realidades que ¡ay!
no tienen nada de alegres!
En verdad, por esto solamente sería buena la tarjeta postal!
Geo. Courtain 1893

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