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Comparte la boca, con los ojos, el papel principal de la expresión. Dijerase que las emociones internas, los sentimientos, se expresan con un diálogo, por que juntos hablan los ojos, con las miradas expresivas, y la boca, con las sonrisas seductoras. por lo mismo las mujeres suelen pedir al artificio embellecimiento para la boca. Qué error tan grande! El color natural de los labios no se puede falsificar, y cuando se falsifica produce el artificio efectos contrarios los que se buscan.
Basta, para la conservación de los labios, una sustancia untuosa. Apelar pinturas sobre ser de pésimo gusto, es nocivo para la salud.
El color rubí, el decantado color que recordaba Zorrilla en sus conocidísimos versos Son tus labios un rubí partido, por gala, en dos se conserva con cuidados naturales no con los recursos de la perfumería, y del mismo modo la naturalidad da la expresión de la boca su mayor encanto.
Causan pena esas jovencitas pue están siempre preocupadas por dar sus labios una expresión embellecedora.
Aunque, si bien se mira, la preocupación está explicada. Una boca bonita es uno de los más apreciados atractivos de la mujer, porque ella están encomendados los tres gestos encantadores de la vida. El gesto que se hace para sonreir, el que se produce al besar y el expresivo del consentimiento.
Las falsas apendicitis Un número considerable de personas víctimas de una afección intestinal, son operadas de un apendicitis que no tienen.
El doctor Dieulafoy, eminente profesor de la clínica del hospital de Dieu de París, ha presentado recientemente una importante comunicación a la Academia de Medicina que servirá para tranquilizar a las numerosas personas que creen tener apendicitis y que en realidad sufren una enfermedad de los intestinos llamada typhlocolitis mucomembranosa.
El Doctor Dieulafoy ya ha hecho conocer en trabajos anteriores los diversos aspectos de esta enfermedad caracterizada por dos períodos de constipación y de diarrea, en el curso de las cuales el enfermo constata en sus digestiones, mucosidades, humores mucosos, piel y alguna vez arena, a ección que determina por fin crisis dolorosas abdominales algunas veces localizadas en la cavidad iléaca derecha, asemejándose la apendicitis.
El doctor Diuelafoy ha insistido ya en la necesidad de determinar un buen diagnóstico y de distinguir estas crisis dolorosas de la typhlocolitis de la apendicitis verdadera. Ha diagnosticado, además, que la coexistencia en el mismo enfermo de las dos enfermedades constituye una rarisima excepción y que en todo caso la apendicitis no es la consecuencia ni el término de la typhlocolitis.
Le ha sorprendido la cantidad de personas que en los últimos años estando simplemente atacadas de typhlocolitis mucomembranosa arenosa han sido operadas de apendicitis que no tenían. Estos errores aumentaron diariamente. como un mal es completamente independiente del otro, la operación de la apendicitis no cura en absoluto la typhlocolitis y los enfermos continúan sufriendo como antes.
Se les vuelve encontrar en los baños termales donde se cura la typhlocolitis; con la operación no han ganado sino una herida en el vientre, Es ya tiempo, pues, de evitar esta herida inútil.
1996
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