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A María Esquivel De Blanco BASI Si alegre atravezó el mar, con la mente llena de ilusiones, para buscar en lejana tierra la salud que le prometía la ciencia de competentes médicos y los veintidos años que tenía, como sería de profunda la tristeza con que volvió a su patria en donde no esperaba más que el abrazo cariño so de los suyos, para morir, ya que ni la ciencia, ni su juventud fueron bastante fuertes para luchar con el Destino. esa tristeza inmensa se revelaba en la lozanía perdida, en las palabras desconsoladoras, en la mirada languideciente de sus ojos, que parecían protestar reclamando el derecho a la vida que había sido siempre para ella tan dulce, tan halagadora y que prometía serlo mucho más, arrullada por los agazajos de sus admiradores y sus sueños de virgen enamorada.
Cuentan que el océano, que tiene sus grandes cóleras como sus grandes cariños, sintió por María una lástima tan profunda, que para consolarla en sus últimos días y hacérselos más gratos, encogió sus potentes Brazos y la trajo sus padres, poseído siempre de esa tranquilidad y plácidez que se apodera del alma en presencia de una desgracia. María agradeció al coloso sus mimos, porque en aquella grandeza de espectáculo veía reflejarse el infinito que le esperaba. vosotros padres de María, que anegados en llanto sentis vuestra alma despedazada, debeis pensar un momento, en que si su vuestra hija, que era un encanto, os dejó abandonados, es porque, mensajerà del Destino, quiere ser la primera en daros en el cielo, el beso de bienvenida.
Je ne veux pers mourir nor2. dijo e el corazón de María, cuando vió a la pália de virgen.
Ah no, yo no quisiera morir todavía to en mis venas la sangre que circula, como clo comienza la primavera.
Yo no quisiera morir todavía, porque novio y de mis amigos y la vida ine llama joven y bella.
Pero no pudo ser, pues aunque tú la muerte, la pálida, te asechaba en los rind te clavó el puñal en el corazón.
Ah: dulce niña exangüe, tú casi po con el poeta: Je ne veux pas mourir encore su entierro fuerou todas las rosa sociedad de sus amigas le acompañaron en y siemprevivas, sobre su tumba adornada que fué su vida!
Un angel más (Con motivo de la muer Aquella mañana fué de verdadera fiest rubes, con trompetas y salterios, lanzaban puertas del cielo se abrieron de par en par ejército celeste guiando un blanco y alado Hendiendo los aires azulados volaban ron que, llegando de la Tierra, subía lenta res, una niña blanca y hermosa. Por ella ron, subiéronla en el albo carro y al compás ca emprendieron todos el camino del Paraís Llegaron al cielo, y en el Libro de mas bellas y buenas grabaron el nombre sonoros Himnos.
Pues Castro laborio San José, de marzo de 1907 An.
Marzo de 1907 2736
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