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De sobre mesa La comida había terminado.
Nos encontrábamos en ese momento fácil, en el que después de haber bebido, la palabra se desborda y nuestros proyectos intimidades. Eomo soplados por un fuerte viento. vuelan. y en busca de abrigo.
quedan en el seno de nuestras amistades.
En los instantes de más entusiasmo, cuando ya habíamos apurado la última copa y cuando el labano comenzana dar calor nuestros dedos, el obsequiado, quien despedíamos del odioso solterisno, dirigiéndose a uno de los amigos, dijo: Doctor, mis votos por que sea usted quien me riga. El médico, algo sorprendido. lo miro y al darle las gracias, contest6 souriendo: Diclioso tú. amigo mio, que las encontrado una mujer decidida.
que te ama y que se me ii tu snerte. Por mi parie, creau VV, que ano y espero. Cómo así, doctor? exclamamos en coro. Así, amigos míos, dijo pansadamente: Habín en mi tiempo una muchacha que hos existe, sin ser ya muchacha, por supuesto: pero que aún amo. gregó con firmeza.
Esa mujer era bella. amable, educada. siendo siempre muy atendida. coqueteaba con todos. Yo sentía amarkt en silencio, créinlo VV. pero siempre alejado de ella. ja inas quise rendirme sus pies, jamás la cortejé, pensando así atraerla. así la atraje: me hirió y fudavía angro. Sonreímos al doctor, mostrando mucho interés por luistoria. y continuo: Ya correspondido por cila me sentí feliz. créanlo Vy. y claro está. mi vanidad estaba satisfecha, sabia que era envidiado y mi orgullo crecía. Qué deliciosas tardes pasé su lado, amigos míos. Oué momentos tan felices, tan intimos, tan llenos de poesía, aquellos. No se las describiré. no: ini palabra es demasiado descolorida; pero sí les diré qne junto a ella, me sentía como en el cielo y bendecía la vida. De pronto, amigos míos, cuando menos lo peusaba y sin saber por que, a los infiernos me precipito. Ya los conozco. exclamo lleno de cólera, golpeando la mesa con la mano.
Sorprendidos al ver el cambio de su fisonomia al brote de aquel recuerdo, esperamos sin decir palabra, que él la recobrara. Bebió 1112 poco de agua. y así siguió la narración.
Me lleno de cólera, de rabia, al recordar aquellos días en que sentí la muerte. Porque así son las mujeres, créanlo VV. llenas de caprichos y venganzas: aunque sufran, haciéndonos sufrir. ellas gozan. Notaba rarezas en cila: va sui conducta era diferente para conmigo, y señores, mi amor iba anmentando día por dia. Una tarde. para qué describirla? Ya causado de sus capriclios, me atreví hacerle cierta preguntilla. la que me contesto muerta de risa: V. la creído de veras que yo lo he amado, doctor. Quedé frío, quedé temblando ante su risa, ante su pregunta.
ante su belleza. Estábamos solos, sentí miedo.
hablar por el momento, hasta que al fine sin atreverme a mirarla: No me aina ya. Una nueva Nulevainente citede desconcertado jamás sentida, todos los malos instintos inatarla; no podía vengarme. Señores. e. triste lo que en aquel Ella no quiso comprender lo que sonrisa me miraba indiferente y trang quilidad me desesperaba.
Te las burlado de mi. led No. contestó. siempre cou St1 caso con otro. que amo. Con otro. que amas.
ya loco: y sin consideración de ninguna ta besér la mordi. Yo la ainaba.
Ella grito: acudió la familia al llegar aún la tenía en mis brazos, tu aquello fue un relámpago, un beso de ell mante en mis labios. Calló el doctor quizais causa de la nos describió fué tan animacla, que pareY mientras nosotros nos miraban 10. ya mais calmado: Ouré les parece mi dulce. sin esperar contestación, toria. Lo que sigue, para que contarlo bexo ardiente. ne convencí de queue all decidí seguir peus ido en ella y esperar Desde entonces 10 cortejo áninguna ardor y seguí estudiando con entusiasmo Después de ese día. 10 permitió presentarse en sociedad: desde entonces dedicó, años después socorrer a pebre.
los infelices enfermos que atendial. hem pero siempre amando!
Digame doctor. cómo era ella más interes libía escuchado la historia.
El doctor lo miro coa desconfianza. Para que quieres saber. Si. hombre. ra tú sabías es este viejo la espera. Una carcajada se ogó y ra dispuest doctor se dirigió su interlocutor vab. Perdona, ni querido, pero dile Is que.
Mayo de 1907.
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