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ridarigo.
purastros diri.
COIdida.
aino empo pero éanto pies, toTestábamos solos. y sentí miedo. no se qué sentia. No pude liablar por el momento, hasta que al fin. con roz teinblorosa, le dije.
sin atreverme miraria: Noine ama ya. Una nueva carcajada fué su respuesta.
Nuevamente quede desconcertado en un instante sentí una furia jamás sentida, todos los malos instintos se apoderaron de mí. deseé matarla: no podia pengarme. Señores, es triste lo que en aquellos momentos me pasaba. Ella no quiso comprender lo que yo sufría. y con una burlona sonrisa me miraba indiferente y tranquila. Creo que llorc. y su tranquilidad me desesperaba. Te has burlado de mí. le dije con resignación. Yocontestó. siempre con su sonrisa diabólica. es que me caso con otro. que amo. Con otro. que a mas. exclamé va fuera de mí ya loco: y sin consideración de ninguna clase. la abracé furiosamente y la beser la mordi. Yo la amaba. Ella grito: acudió la familia al corredor donde estábamos, y al llegaraún la tenía en sus brazos, temblando. sentí de pronto, aquello fué un relámpago, un beso de ella. Lo sentí, sí, lo sentiquemante en mis labios. Calló el doctor quizas causa de la agitaciónpues la escena que nos describió fué tan animada, que preciii estar en ella. mientras nosotros nos mirabamos y el besis agua, nos pregun16. ya más calonado: Qué les parece ni venganza. Verdad que fue dulce. sin esperar contestación, dispuso seguir narrando su historia. Lo que sigue, para que contarlo. Quedé satisfecho, senti su beso arlieute, me convenci de que me amabil, la dejé amándome misy decidí seguir pensando en elkıs esperar su resolución.
Desde entonces no cortejo ninguna mujer y seguí trabajando con ardor y seguí estudiando con entusiasmo y por ella soy bueno!
Después de ese día no permitió que la viena miss no volvió uí presentarse en sociedad: desde entonces es rara, según sus amigas. y se dedicó, años después, socorrer al pobre y repartir sus sonrisas entre los infeliees enfermes que atendía. y heme aquí amigos mios, la viejón.
pero siempre amando!
Digame tector, cómo era ella. preguntó uno, el que con inás interés había escuchado la liistoria.
El doctor lo miró con desconfianza, diciéndole al fiu: Para que quieres saber. Sí. Hombre. ya tu sabías esa historia: dile tu tía que aún este viejo la espera. Una carcajada se ogó y ya dispuestos levantarnos, vimos que el doctor se dirigió su interlocutor y abrazándolo, le dijo casi al oído. Perdona, ni querido, pero dile que aun la amo. Mayo de 1907.
ty ador omenprida: cía la ir por lleno aquel 16 un Es que. que llenas oninicapriatesto. doc Pienio runta.
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