La velada del Ateneo y el señor Lisimaco Chavarria Llegó su turno. El poeta avanzó sin pretensión, pero sin timidez; y sólo se revelaba en ligera palidez su emoción nerviosa. Mas, dominando la impresión natural que siente el que se presenta por primera vez en público, tomó posesión de la escena.
Empezó con voz algo velada su poema titulado Los Bueyes Viejos; poema descriptivo, lleno de colorido y de profunda filosofía. En él demuestra el autor, que sabe penetrar el secreto de la naturaleza, para exponer la importancia de los seres irracionales en la vida del hombre, y, a la vez, nos hace comprender la semejanza que hay entre ciertos seres pensantes y aquellos infelices bueyes, que trabanjan sin gloria, sufren el peso de la vida con resignación y llevan en sus pupilas siempre abiertas la tristeza de las esperanzas muertas. Mas siguen, siguen, en el cumplimiento del deber. y al fin de la jornada está la dicha del desgraciado: la libertad del yugo en el descanso eterno.
Este es el cuadro que el poeta retuvo en el pensamiento, para derramar sus tintes en el áureo torrente de la palabra. Hay inspiración en la idea, us inágenes son vívidas y sentidas; copiadas con belleza y verdad.
Ya el poeta empieza subir la escala de la fama.
Sin desmayar, con valentía salva los prejuicios, para tomar el puesto que le pertenece, demostrando que no hay más jerarquía que la del talento, ni más riqueza que la del sentimiento que al fin domina y se impone.
Adelante, pues. La senda es abrupta, porque su meta es la gloria!
Sus elegidos no mueren: viven la vida inmortal de la idea. Las edades pasan y el pensamiento queda. Él resbala al través de los siglos, siempre joven, siempre hermoso y soberano!
Fulieta de Mic. Grigor San José de Costa Rica, 18 de julio de 1907.
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