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En este momento del experimento, le parece al observador que está mirando, no a través de tres agujeros sino de uno solo. Por otra parte, no ve un solo agujero en el centro de la tarjeta que está observando, sino tres, a través de cada uno de los cuales puede leer una parte diferente del texto impreso. Más curioso aún es que estos tres agujeros no se parecen a los de la tarjeta colocada cerca del ojo. Si estos últimos están arreglados así: los que el observador ve sobre la tarjeta que está examinando, tienen el arreglo contrario: O y viceversa.
La tarjeta que lleva el agujero único, la que se mantiene unos siete centímetros del ojo, es sin embargo tan vecina de éste que la imagen del agujero se forma detrás de la retina, lo que quiere decir que los rayos llegan la retina antes de encontrarse. En circunstancias ordinarias, una imagen confusa sería la consecuencia de este hecho. En el caso de nuestro experimento, los haces luminosos admitidos son delgados; los rayos que los constituyen pueden considerarse como casi paralelos y una imagen bastante nítida del agujero puede formarse alguna distancia del lugar en que los rayos se encuentran. Los fotógrafos aprovechan esta propiedad de los haces luminosos delgados cuando emplean un diafragma pequeño para obtener lo que ellos llaman profundidad del foco. Como los haces luminosos no se cruzan antes de encontrar la retina, el triángulo que forman sobre este órgano está dispuesto precisamente como sobre la tarjeta. Pero el elemento nervioso del ojo invierte ciegamente esta imagen derecha, exactamente como lo hubiera hecho para una imagen invertida ordinaria, lo que nos procura esta ilusión poco común: ver un objeto invertido teniendo la seguridad de que está derecho.
Si se aleja poco a poco del ojo la tarjeta que lleva el agujero único, los tres puntos luminosos se acercan y, finalmente, se juntan en un punto luminoso único. La posición de éste coincide con la de la retina.
Si el observador está afectado de miopía, aun ligera, él hallará que, después de obtener la fusión de las tres imágenes, basta alejar todavía más la tarjeta que lleva el agujero único para que el triángulo reaparezca, pero en tal caso, queda derecho, tal como figura sobre la tarjeta. El diámetro antero posterior del ojo de las personas miopes es tal que la imagen se forma una cierta distancia delante de la retina.
Los haces luminosos se cruzan antes de encontrar la retina; la imagen está invertida; la retina la invierte otra vez y la vemos, por consiguiente, derecha.
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