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nos permiten hacer sti filiación íntima. El paeblo de Cuba comprende y ama Pichardo porque en este poeta halla li expresión precisa hermosa del sentir del pensar que bullen confusamente en lo recóndito de su ser múltiple y complicado, como en el subsuelo carbonífero bullen los resplandores que han de tener mañana la precisión. la consistencia y el brillo de un diamante. Al glorificar Pichardo, el pueblo de Cuba parece decir que su poeta glorioso y querido canta el ideal a cuya sombra se acoge. Es la afirmación de su personalidad en frente de la intervención norteamericana. Un pueblo que en los momentos más críticos así siente y así a ma lo suyo, revela una vitalidad que ningún agente extraño, por poderoso que sea, acierta a destruir.
Gusto Facid Ve bi (De La Irensa libre SI 11 La canción de las cigarras Una canción monocorde cantan las viejas cigarras, viejas como mi tristeza, honda, incansable y amarga.
Permanecen once meses sin prodigar sus cantatas, y envueltas en el misterio ocultan sus viejas flautas.
Cantan la siesta y las flores con una acerba nostalgia, cantan el mes de Maria en las notas de su escala, Con insinuación de seda la tarde en silencio avanza; hay una paz infinita en las cosas y en las almas.
Canta el viento canta el río, cantan las viejas cigarras, y una canción entretejen triste, monótona y larga.
En el arroyo cercano fulge una estrella de plata, cual un azahar que flota sobre el cristal de las aguas.
En sus cantos uniformes pasa fugaz toda el alma de nuestra progenie, y hay las tristezas de una raza. enamoradas fervientes de aquella estrella argentada, en el álamo frondoso cantan las viejas cigarras, la serenata unicorde que tienen sus viejas gamas, viejas como mi tristeza, honda, incansable y amarga.
De la mañana a la tarde las mismas notas desgranan y cuando el sol se ha fugado callan. callan.
Edmundo elasques Ocaña Colombia Mayo 1906 2624

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